Bernard Hopkins se volcó con la nueva escuela municipal de O Son
Deportes
Uno 300 escolares participaron ayer en la puesta de largo de la escuela deportiva municipal de baloncesto
21 Nov 2012. Actualizado a las 11:59 h.
Uno 300 escolares de Porto do Son participaron ayer en la puesta de largo de la escuela deportiva municipal de baloncesto. Lo hicieron en el pabellón Santa Irene y coincidiendo con la visita del jugador del Obradoiro Bernard Hopkins, que participó en el acto para animar a los más jóvenes del municipio a que practiquen este deporte.
Hasta el recinto deportivo se acercó el alumnado de primero de la ESO del instituto sonense y de los colegios de Nebra y Santa Irene. Coincidiendo con la llegada de Hopkins, el joven público le dedicó una gran ovación que él agradeció. Tras una breve presentación de su carrera deportiva, los asistentes, de manera ordenada, realizaron algunas preguntas sobre esta disciplina a una de las estrellas del Obradoiro. Entre las cuestiones planteadas estuvo, por ejemplo, cuál fue el mejor equipo en el que compitió. La respuesta fue clara: el Valencia y el Obradoiro, haciendo un guiño especial a la afición compostelana y gallega que habitualmente asiste a los partidos del único equipo de Galicia que compite en la ACB.
La siguiente parte del acto se desarrolló a pie de pista. Hopkins se animó a participar con los escolares en una competición de tiro y habilidad, de la cual no salió vencedor. Aún así, hay que reconocer que cada canasta que el estadounidense metía equivalía a una lluvia de aplausos.
Autógrafos para todos
Por último, y a petición del propio Hopkins, todos los presentes pudieron recibir su autógrafo para dejar constancia de su presencia en un acto tan importante para el fomento del deporte base en el municipio.
Pero la implicación de este profesional del baloncesto con los vecinos de Porto do Son fue más allá. Antes de acercarse al pabellón, los más pequeños de la escuela de Nebra recibieron una visita suya en las aulas. Es más, al finalizar, Hopkins se mostró satisfecho por haber conocido una escuela del rural gallego y, de paso, un fruto típico de esta tierra como es la castaña.