Un «capo» con bastantes sombras
Deportes
La relación de Nibali con Ferrari y Scarponi empaña la imagen del líder del Tour
22 Jul 2014. Actualizado a las 07:00 h.
Tras los abandonos de los grandes favoritos Christopher Froome y Alberto Contador, el italiano Vincenzo Nibali puede hacer y deshacer a su antojo en el Tour de France de ciclismo, si bien sombras del pasado oscurecen la imagen del radiante líder.
Brilló al comienzo del Tour en Sheffield, pedaleó como un especialista sobre las rutas de adoquines de Arenberg y en los Alpes fue el mejor. Vincenzo Nibali parece dominarlo todo, lo que responde al dibujo ideal de un ganador del Tour. Con excepción de una siempre posible caída o enfermedad, solo se oponen al mayor triunfo del italiano las empinadas cuestas de los Pirineos y la contrarreloj en la penúltima etapa de la edición 101 de la carrera francesa. El Tiburón de Mesina no parece rival para el alemán Tony Martin en la lucha contra el crono, pero en comparación con sus rivales más directos, es el mejor en la especialidad.
Sin embargo, sobre el tema del dopaje, el siciliano de 29 años no da una impresión tan elegante e intocable como sobre la bicicleta. El pasado fin de semana aparecieron acusaciones sobre una supuesta cooperación en el 2009 con el médico italiano Michele Ferrari, suspendido de por vida y hombre de confianza del estadounidense Lance Armstrong. «Nunca me reuní personalmente con Ferrari», repitió Nibali y se refirió a un proceso por calumnia contra el ex jefe de equipo Ivano Fannini. El proceso fue sobreseído en el 2011. El diairo deportivo francés L?Equipe escribió el domingo sobre las «dos vidas de Vincenzo Nibali».
Su fichaje por el controvertio equipo Astana, donde está rodeado por hombres agarrados al pasado del ciclismo, cubre con una nueva mancha a la historia del radiante líder, quien tras su triunfo en la Vuelta (2010) y el Giro (2013) quiere ingresar en el exclusivo club de los ganadores en las tres grandes. «Muchos corredores cometieron muchos errores. Es bueno dejarlo reposar todo en el pasado y mirar hacia adelante con una nueva generación. Hay que dejar sitio a los jóvenes corredores para cambiar el ciclismo. Nosotros ya iniciamos el cambio con el pasaporte biológico y los controles por sorpresa», opinó Nibali, que cree sentir el espíritu de renovación incluso en el mánager de su equipo, Alexander Vinokourov, que en el 2007 dio positivo por dopaje sanguíneo en el Tour. Tampoco tiene problemas con el director deportivo Giuseppe Martinelli, que en 1998 llevó al último italiano vestido de amarillo a París, Marco Pantani.
No obstante, el italiano se llevó a su entrenador de los tiempos de júnior, Paolo Slongo, al equipo kazajo, donde el ciclista ganará tres millones de euros (4,1 millones de dólares) al año. Su contrato rige hasta el 2016. Nibali tiene «una buena colaboración» con Martinelli. «A él tengo que agradecerle haber venido a un equipo como Astana. Ellos han invertido mucho en italianos. Quizá con eso quieren darle más credibilidad al equipo», advirtió el corredor. No obstante, entre sus principales ayudantes está su compatriota Michele Scarponi, que como cliente de Eufemiano Fuentes y Ferrari tiene un pasado ligado al lado oscuro de la dos ruedas. De hecho, estuvo dos veces sancionado.
En cualquier caso, Nibali piensa que los viejos tiempos no deben removerse. Ahora solo cuenta el Tour, y este le pertenece. En el ensayo general, el Criterium du Dauphine, el italiano quedó relegado siempre sin opciones por detrás de Froome y Contador, pero ambos abandonaron ya a consecuencia de caídas. El presidente de Kazajistán, Nursultan Nasarbayev, entusiasta del ciclismo y del equipo Astana, envió hace unos días un SMS al mánager del equipo que reprodujo L'Equipe: «Haga todo lo posible para que Vincenzo Nibali lleve el maillot amarillo hasta París».