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Los refuerzos de seguridad desde la muerte de Senna no evitan los graves accidentes

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06 Oct 2014. Actualizado a las 10:24 h.

En el año 2004, Jenson Button pronunció una frase que resume las medidas tomadas en cuanto a seguridad desde el accidente de Ayrton Senna, cuya muerte en Monza cumplió 20 años esta primavera. «La muerte de Senna me salvó la vida», dijo el británico, quien en el 2003 sufrió un espectacular accidente en Mónaco. Durante uno de los entrenamientos, su BAR-Honda salió del túnel monegasco a 290 kilómetros por hora para estrellarse contra las protecciones de la entrada del puerto. Las últimas incorporaciones en materia de seguridad, como el HANS, le salvaron la vida.

Pese a que no se han registrado más muertes de pilotos de fórmula 1 desde Senna -el día anterior había muerto el alemán Roland Ratzenberger-, la élite de las cuatro ruedas continúa periódicamente registrando espectaculares y peligrosos accidentes que encogen el corazón de pilotos, mecánicos y aficionados.

El propio Fernando Alonso protagonizó uno de ellos en Brasil 2003, cuando fue evacuado en camilla de la pista de Interlagos. También el asturiano corrió serio peligro hace dos años en Spa, cuando el Lotus de Grosjean voló a pocos centímetros de su cabeza, por suerte sin consecuencias.

Robert Kubica protagonizó uno de los siniestros más espeluznantes de este deporte. Fue en Canadá en el 2007, cuando su monoplaza se elevó y rebotó entre las paredes del circuito semiurbano a 230 kilómetros por hora. El coche se deshizo en mil pedazos quedando milagrosamente el cockpit íntegro. Solo sufrió un esguince de tobillo.

Webber también voló por los aires en Valencia (2010), Sergio Pérez sufrió un fuerte golpe en Mónaco (2011), Hamilton en Baréin (2008), o Kovalainen en Montmeló (2008). Uno de los incidentes más desafortunados lo vivió Massa en un entrenamiento en Hungría, en el 2009, cuando una pieza que se desprendió del coche que le precedía le golpeó en la frente y le hizo perder el control de su Ferrari.

María de Villota

La escudería Marussia vuelve a protagonizar un grave episodio. María de Villota conducía uno de sus monoplazas cuando sufrió el grave accidente que le hizo perder un ojo y que, meses después, provocaría su fallecimiento.


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