La gestión de Lendoiro le ha costado al Deportivo más de 200 millones de euros
Deportes
La deuda concursal, el pago de intereses, los intereses gastados y su sueldo hipotecan el futuro del club
25 Nov 2014. Actualizado a las 10:33 h.
La herencia de Lendoiro. Inevitablemente, la ruinosa gestión del anterior presidente del Deportivo y sus nefastas consecuencias estarán presentes hoy en la primera junta de accionistas que preside Tino Fernández. Al margen de rechazar tanto la gestión de Lendoiro como un presupuesto claramente inflado en su momento, lo preocupante será la constatación de que al club le tocará sobrevivir en el alambre durante un gran número de ejercicios, hipotecado por el desvarío económico de los anteriores administradores.
La herencia de Lendoiro no se limita a una deuda que el concurso fijó en 160 millones de euros, generada íntegramente durante su gestión, ya que el coste directo de su presidencia puede contabilizarse en una cantidad muy superior, hasta superar ampliamente los 200 millones de euros con situaciones claramente identificables -sueldo, anticipos dilapidados, excesivos intereses...-, además de las consecuencias actuales, y sensiblemente mayor si se formalizan otras.
Así, por conducir al Deportivo al abismo, Lendoiro se embolsó alrededor de 9 millones de euros, el uno por ciento de los presupuestos desde el ejercicio 1999-2000, aunque nunca llegaran a ejecutarse y el acuerdo no se inscribiera en el Registro Mercantil hasta finales del 2013. La alegría al solicitar de forma reiterada los sucesivos aplazamientos a Hacienda -cargados con intereses inicialmente del 5 %- le ha generado al Deportivo, según fuentes conocedoras de la situación, intereses difícilmente soportables para una entidad gestionada con el principio de prudencia.
No fueron con el fisco los únicos intereses que soportó el club coruñés en los últimos años. Así, ejercicio tras ejercicio, al menos desde el 2003, las cuentas reflejaban en el apartado de «gastos financieros» cantidades casi siempre superiores a los cuatro millones de euros y habitualmente cercanas a los cinco, procedentes de préstamos que en el 2002 superaban los 60 millones. De hecho, los créditos -Caixa Galicia, Banco Gallego y Caixanova- deberían haberse cancelado en el 2008, pero volvieron a renegociarse -e incluso ampliarse- antes de esa fecha. Catorce años después, el concurso determinó que la deuda con los bancos seguía siendo de 36 millones de euros, un pesado lastre para el futuro.
A Lendoiro hay que atribuirle el haberse gastado, a cuenta de los derechos de televisión futuros (del 2014 al 2016) diez millones de euros. Además, Germán Rodríguez Conchado reclama, en pago de su intervención en el concurso de acreedores, 2,7 millones, una cantidad que, asegura el exasesor jurídico del club, respaldó el mismo Lendoiro; como el cobro de la costas en los procesos judiciales ganados, que, según Conchado, al igual que el resto de acuerdos entre ambos eran de palabra.
Si es difícil de cuantificar lo que supuso en exceso de intereses la gestión de Lendoiro, resulta más sencillo sumar otros errores, alguno tan grosero como negarse a cumplir el convenio del Vecindario, transformando la inicial reclamación de poco más de 100.000 euros en más de medio millón, con el añadido del desprestigio de la entidad. Una muesca más en el haber de Lendoiro, como las opíparas cenas en el restaurante El Manjar, una costumbre tan habitual desde la profesionalización de la presidencia como innecesaria y que se estima en un gasto anual medio de 70.000 euros; o la imposibilidad de recibir subvenciones o ayudas públicas -una recurrente queja de Lendoiro-, algo a lo que no pueden acceder las entidades que, como el Dépor, mantenían deudas con la administración.
La no declaración del IVA (360.000 euros), como consecuencia de los dos millones recibidos por el último plazo de la venta de Filipe Luis podría suponer una multa del 150 % de la cantidad no declarada (540.000) más los intereses. Al margen, las posibles consecuencias penales para Lendoiro y su consejo.