El (no) liderazgo de Luis Enrique
Deportes
19 Apr 2016. Actualizado a las 18:59 h.
Hace un par de meses, el Barça iba camino de convertirse en el primer equipo de la historia que repetía un triplete. Con el mejor Messi de siempre, con el caníbal Suárez y con un Neymar mágico. Mientras, en el Bernabéu amenazaba ruina. Ronaldo no carburaba, Benzema de lío en lío, que si Bale no vale, que si Isco y James no muestran actitud, que si Florentino dimisión... Lo cierto es que el Madrid no jugaba a nada y el Barça maravillaba. Y en el Calderón iban a lo suyo.
Hoy en día el Barça se desmorona, el Real Madrid se viene arriba y el Atlético sigue cada vez más a lo suyo, que es ganar cada partido.
¿Cómo han podido cambiar tanto las cosas? Primero, porque el azar también juega. Si la falta mal tirada por Ronaldo ante el Wolfsburgo no hubiera entrado por ese hueco minúsculo, quizá el Madrid seguiría ahora la Champions por televisión. O si el árbitro hubiera pitado el penalti de Gabi, Simeone también habría dicho adiós a Europa.
Pero el azar no es el único compañero de viaje. Y sobre todo cuando hablamos de un hundimiento como el de los culés. ¿Por qué? Por una parte por la ausencia de un verdadero liderazgo. Y por el exceso de soberbia. Luis Enrique refleja como nadie ambas cosas.
Solo desde la carencia de una idea y de la firmeza para llevarla a cabo pueden suceder las cosas que han pasado, con un Piqué ejerciendo de francotirador por su cuenta, manchando la imagen culé y comprometiendo al club solo porque él se divierte. O con un Alves haciendo la mona tras una dolorosa derrota. Esas cosas solo se hacen cuando no hay jefe de verdad. Y en lo futbolístico, ¿qué ha aportado Luis Enrique al Barça? Nada que no sea lo que los jugadores han querido. Quizá por eso Lucho esté tan amargado. Porque cuando quiso ser él, el equipo perdió; y cuando dejó de serlo, el equipo ganó. Y ahora se encuentra con que el equipo pierde también cuando él no es quien es. Debe ser muy duro que el papel de uno quede casi reducido a explicarse en las ruedas de prensa ante unos extraños seres que le hacen preguntas. ¡Cómo si él tuviera algo que ver con lo que deciden Messi y compañía!