Si la FIFA expulsase a la RFEF, los clubes españoles no podrían jugar la Champions
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El castigo es improbable, pero de llevarse a efecto no solo quedaría España fuera del Mundial sino que los clubes de la Liga no podrían jugar la Champions ni ninguna otra competición
22 Dec 2017. Actualizado a las 17:12 h.
Desde el momento que trascendió la existencia de una carta de la FIFA en la que se amenazaba a España con quedar fuera del Mundial, la tensión se ha incrementado notablemente alrededor de la Federación Española de Fútbol. Resulta curioso que, para tratarse de una amenaza cuya consumación parece más que improbable, el revuelo haya sido tan mayúsculo. Todo obedece sin duda a la enorme confusión que hay sobre el asunto y a las numerosas incógnitas que sobrevuelan todos los conflictos que vive hoy en día el fútbol federativo español.
¿Cuál es exactamente la amenaza de la FIFA a España?
El tema se explica en el contenido mismo de la misiva del organismo internacional, el cual no es exactamente como se ha descrito en un primer momento. No se trata de que la FIFA vaya a expulsar a España del Mundial de Rusia en el caso de que el Consejo de Estado dictamine la repetición del proceso electoral en la federación. Según la literalidad de la carta, lo que podría suceder en el caso de que se adoptara la decisión de volver a iniciar de cero las votaciones, es que la RFEF fuera expulsada de la federación internacional, con todo lo que ello conlleva. Es decir, que como consecuencia España no podría jugar el Mundial, pero es que ni el Real Madrid ni el Barcelona podrían jugar la Champions, ni el Villarreal y el Athletic de Bilbao la Europa League, porque el fútbol español quedaría fuera del marco normativo de la FIFA y, por tanto, de todas las competiciones amparadas bajo la oficialidad tanto de la UEFA como de la FIFA.
¿Qué posibilidades existen de que la expulsión se consume?
Escasísimas, pero la carta de la FIFA está ahí. Para que la amenaza se mantenga viva, en primer lugar se tiene que producir la resolución del Consejo de Estado y que la misma apueste por la repetición de las elecciones en la RFEF. Si llegamos a ese momento, entonces, la FIFA podría considerar lo que ellos llaman injerencia política en la independencia de una federación suya. A la federación internacional no le gusta nada que la justicia de los países miembros tome decisiones que afectan a su marco normativo. Pero tampoco le agrada el conflicto con las grandes potencias. Llegados a este punto, ¿qué puede hacer la FIFA? ¿Realmente se atrevería a suspender a una federación de un país soberano y de la UE por aplicar sus leyes? ¿Alguien se cree que Barça, Madrid y Atlético, tres de los clubes más importantes de la Champions de la última década, serían excluidos? Obviamente, FIFA y UEFA se darían un tiro en el pie con esta situación. Y lo mismo con la ausencia de España en Rusia. El organismo de Infantino debería buscar entonces una especie de consenso con España para intentar salvar, por lo menos en cuanto a la imagen pública, su autonomía. Pero el Gobierno, a pesar de las dudas que ha mostrado Méndez de Vigo en todo este proceso, no podría bajarse los pantalones ante un chantaje del fútbol. De ocurrir algo parecido, tanto Lete, como especialmente Méndez de Vigo, quedarían inhabilitados moralmente para continuar en el cargo.
¿Habrá reunión entre el Gobierno y la FIFA?
Probablemente. Y es lo normal. Lo que no es tan normal es que la petición de explicaciones se haga de la FIFA al Gobierno y no al revés. ¿Qué ha hecho la FIFA para evitar los desmanes que se han venido produciendo a lo largo de los años en el fútbol español? La FIFA no fiscaliza, o lo hace de forma claramente insuficiente, a sus asociaciones. Por ello resulta cínico que no permitan que los estados lo hagan. La reunión será en enero y a ella lo normal es que asista Méndez de Vigo. No está tan claro que acuda Infantino, el primer espada de la FIFA.
¿Qué más cuestiones se trataban en la carta de la FIFA a la RFEF?
En ella se trasladaba a la RFEF la preocupación del organismo por la situación que se vive. Se habla de que en su día, las elecciones a asambleístas de la federación habían sido validadas por el Tribunal Administrativo del Deporte y por el propio CSD. Y que, por tanto, la revisión extraordinaria pedida por Lete podría suponer una injerencia en la independencia de la RFEF. De ser así, el órgano disciplinario correspondiente de la FIFA estudiaría el asunto, que podría concluir con la aplicación de los estatutos y la expulsión de la federación de la organización mundial.