La Voz de Galicia

Acelerones que cuestan su peso en oro

Deportes

pablo gómez redacción / la voz

Un piloto con aspiraciones de quedar entre los 15 primeros en una prueba como la del sábado tendría que gastarse 14.000 euros

20 Feb 2018. Actualizado a las 05:00 h.

Catorce mil euros que se van volando. Mejor dicho, subidos a un bólido. Es la factura que debe afrontar un piloto no profesional para acudir a un rali como el de A Coruña (que comienza oficialmente el viernes en la coruñesa Plaza de María Pita) con un coche que le permita terminar entre los diez o quince primeros. Aspirar a ganar supondría alrededor del doble.

El piloto Alberto Nimo (Brión, 1989) acudirá con Francis Lema a su lado (normalmente lo hace con el copiloto de Iván Ares, José Pintor) y desgrana para La Voz lo que podría ser una participación puntual en una carrera como la coruñesa. «Correr o campionato galego enteiro [suele estar también en Ferrol para el Nacional] sempre é cuestión de traballo e diñeiro», explica. «Sempre corro en función do que logro atar cos patrocinadores, que acostuman ser amigos. Abusas da confianza. Se dá para dúas carreiras, dúas. Se dá para catro, catro. Nunca vou se non garanto antes o financiamento, que é imposible de asumir para un particular», analiza.

Desde hace tres años compagina los ralis con su trabajo de comercializar ganado y carne. Debutó directamente en el rali de Ferrol, como consecuencia de su amistad con José Pintor. «Eu era moi afeccionado, e intentamos conseguir cartos para saír en Ferrol no Mitsubishi de AR Vidal. Nunca subira antes a un coche de rallys. Era para facer unha proba do galego e Amador Vidal dixo que polos mesmos cartos podía correr o Nacional. Todo grazas a Pintor», recuerda.

Desde el viernes afrontará el rali de A Coruña precisamente en un coche alquilado de AR Vidal, el mismo con el que Amador ha disputado el rali de Suecia, correspondiente al Mundial, y que todavía se encuentra en Escandinavia, un Mitsubishi Evo X. Siempre es cuestión de dinero. «Buscar os cartos é a base deste deporte, aínda que pareza que non. Case coma pilotar. Éo case todo. Hai que petar en moitas portas e ver pecharse moitas delas. A maioría aos que lles preguntas din que non. Pouca xente comprende realmente este deporte. Só hai que pensar que se Iván Ares, todo un campión de España, o ten complicado, imaxina alguén sen palmarés», describe.

Todo se olvida cuando se pone al volante. «No momento en que vas pola estrada, aínda que teñas unha saída, ou un golpe, avaría... o que sexa, non che acordan os cartos. O que queres é seguir cara a adiante. Xa en meta botas contas... e comeza a doerche a cabeza», explica el piloto de Brión.

Una organización que pone en faena a 400 personas

El rali de A Coruña crece cada año en aficionados, lo que implica un esfuerzo organizativo acorde. Esto se traduce de forma irremediable en la exigencia de más recursos económicos y humanos. La tarea comienza meses antes de que arranque el primer coche, dispuesto a devorar el primer tramo. «Es una tarea laboriosa coordinar todo el personal que colabora en la organización, pero tenemos el apoyo total de las instituciones y organismos. Como ejemplo, la junta de seguridad que tendrá lugar el miércoles en la subdelegación del Gobierno en A Coruña, algo no habitual en otras competiciones», explica Álvaro Muñiz, a la cabeza de la escudería organizadora, One Seven.

Colaboran estrechamente la Peña Autocross Arteixo y las escuderías Siroco (Narón) y Berberecho (Noia), a la que pertenece Alessandra Dosil, que hará las veces de oyente deportivo y adjunta de dirección de carrera. «Nos meses previos, o que máis custa son os permisos e a relación cos veciños, ademais do papelame, financiamento... Agora, a orde dos participantes corresponde á federación, e é un traballo menos», describe, también desde su experiencia en labores de cronometradora, comisaria de ruta y relaciones con la prensa. «Xa o día do rally, que o público faga caso é o máis complicado, falta educación, pero aínda que todo parece un caos e en dirección de carreira hai moita lea, todo funciona porque son tarefas moi específicas nas que sempre hai alguén con experiencia previa», resume.

Después de contribuir a organizar, el día del rali Ernesto Vázquez será uno de los comisarios deportivos. «Lo difícil es coordinar a la gente, llegar al día con disponibilidad y que todos tengan lo que necesitan», avanza. «El principal problema es conseguir el dinero (la seguridad se lleva el 70% del presupuesto) porque después la labor de los pilotos y la gente es irreprochable y los vecinos están encantados», dice. «En Galicia hay gente muy válida con mucha experiencia, saca el rali adelante por oficio. Es como las bodas, parece un caos y luego todo sale bien», zanja.

El rali de A Coruña pone en faena a unas 400 personas: 100 de las escuderías colaboradoras, 25 en tramos, 90 de la agrupación provincial de protección civil, 30 de la caravana de seguridad, 35 de los servicios de urgencias, 35 en el montaje y protocolo de María Pita, 10 en dirección de carrera, 3 verificadores, 8 de apoyo logístico y 25 de cuerpos de seguridad.


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