Martín Iglesias, dos metros de calidad para el Barça
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El vigués, de 14 años, se marcha a La Masía después de que varios clubes se interesasen por su fichaje
04 Jul 2018. Actualizado a las 05:00 h.
Emocionado, expectante y anticipando cierta morriña, Martín Iglesias Fernández (Vigo, 2004) cuenta las semanas que faltan para dar un giro radical a su vida. A sus 14 años acaba de fichar por la sección de baloncesto del Barcelona y a finales de agosto se trasladará a vivir a La Masía, donde intentará pulir unas cualidades excepcionales para el deporte de la canasta, sin perder de vista los estudios.
Martín es una de las perlas del baloncesto gallego. Y no es de extrañar. Lo ha mamado desde pequeño al crecer en una familia en la que tanto sus padres como su hermano mayor, Pablo, lo practicaban. Además, su genética parecía predisponerle para la canasta. Roza los dos metros de estatura y combina la envergadura con buena coordinación.
Cuenta María, su madre, que lo de empezar a pisar el parqué fue casi por casualidad. «Comezou a practicalo con cinco anos. Acompañaba a seu irmán aos adestramentos e, para non estar parado, empezou a meterse no medio». Pero a Martín lo del básquet tampoco le motivaba demasiado. De hecho, siendo un mocoso, mientras sus amigos entrenaban, a veces él se sentaba sobre la bola y le decía a su técnico que estaba un poco cansado. «Gustáballe máis ir porque ía seu irmán ca porque lle tirara o baloncesto. Pero foi colléndolle o gusto co tempo», cuenta su madre, jugadora durante años, entrenadora e incluso presidenta del San José de La Guía, el club en el que Martín se formó.
A base de pachangas en el recreo y de jugar en el club, Martín fue adentrándose cada vez más en el mundo del básquet. Su juego crecía, lo mismo que su cuerpo, y hace dos años le tocó tomar la primera decisión. «El estaba moi contento, xogaba ao básquet no patio e desfrutaba. Pero un adestrador díxolle que era hora de buscar un sitio no que competir a outro nivel», recuerda María. Y el Porriño Baloncesto Base fue su destino.
Durante las dos últimas campañas Martín ha estado haciendo gala de su juego y creciendo en competición, al tiempo que llamaba la atención de otros clubes y de la selección gallega. De la mano del equipo porriñés vio otra cara del baloncesto, más allá del patio, y se enganchó.
Polivalente en la pista
La estatura y el dominio que tiene del cuerpo permiten a Martín jugar de todo, aunque esencialmente ejerce de base. Su trascendencia en el juego le puso en el escaparate y pronto los grandes le prestaron atención. El Barcelona le llevó invitado a un torneo y el pasado curso el Obradoiro contó con él para la fase inicial de la Minicopa, en la que, una vez eliminado el equipo compostelano, le repescó el Baskonia.
Era cuestión de tiempo que algún club de referencia le fichase, y los últimos meses fueron intensos. Tenía varias propuestas sobre la mesa y eligió. «Non me estraña que escollera o Barcelona, porque é do Barça dende pequeno», argumenta su madre.
En la familia Iglesias Fernández sabían que todos los caminos llevaban a Martín a firmar por una cantera importante, pero eso no impide que ya empiecen a echarlo de menos. «Levo un ano angustiada, aínda que sei que é o seu momento e el o decidiu. Pero non deixa de ser o meu bebé», reconoce la madre. «Unha espera que os seus fillos marchen da casa cando van estudar fóra, non tan pronto. Pero foi el o que o pediu. Se non fose así, non estaríamos agora con este tema. Dixo que se sentía preparado e que necesitaba ver como funcionaban as cousas noutros sitios». Y su familia le apoya, como ha hecho siempre.
El físico, la coordinación y el instinto llevarán a Martín Iglesias al Barcelona, pero también su capacidad de trabajo, su férrea disciplina e incluso la empatía que le permite conectar bien con todos los que le rodean. El vigués tiene las cualidades y la capacidad para desarrollarlas, y en su casa le han inculcado que las metas solo se logran con sacrificio. «Pode ter un futuro prometedor, pero para iso ten que traballar. Sen traballo non hai nada», insiste su madre. Por lo de pronto, Martín dejará atrás el Porriño para comenzar a disfrutar como blaugrana. Porque, si algo hace sobre la cancha, es pasárselo bien.