Y Karim Benzema le arrebató la gloria a Mbappé
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El delantero del Real Madrid se echó el equipo a las espaldas desde el primer minuto y firmó los tres goles blancos
09 Mar 2022. Actualizado a las 23:51 h.
Era la eliminatoria de Mbappé, pero Benzema le arrebató la gloria en la última media hora de partido. Y ya venía de ser uno de los mejores del Real Madrid en los primeros sesenta minutos, cuando el PSG dominó y parecía tener todo bajo control.
El nueve blanco es un jugador indetectable para los radares. Es un delantero centro al que le gusta moverse en las inmediaciones del área, de fuera hacia dentro. Participa en la elaboración, siempre está atento a buscar socios y tiene gol. Durante muchos años vivió a la sombra de Cristiano Ronaldo y queda la duda de cuáles serían sus números con el Real Madrid de no haber coincidido con el depredador luso.
Es curioso que un jugador tan de chaqué le diese la vuelta al partido tirando de colmillo y de instinto. Su despliegue físico fue más propio de un juvenil que de un treintañero. A la hora de juego, vio la debilidad de Donnarumma, lo apretó, le obligó a sacar el balón hacia un costado y allí apareció Vinicius para recoger y asistir al punta francés.
Modric, otro buen vino
El segundo tanto llevó también su autoría, pero el diseño fue de Luka Modric. Otro treintañero que mejora como los vinos. Llevó el balón de área a área, le regaló un pase al espacio a Vinicius, cogió la segunda pelota al borde de la semiluna y esta vez se la sirvió a Benzema, que dio un curso de cómo colocarse para evitar el fuera de juego, recibir y cruzar.
Con el PSG aturdido, llegó el tercer gancho al hígado. Nada más sacar de centro, el Madrid robó y Benzema echó mano de sus infinitos recursos para golpear con toda la intención.
El fútbol puede ser tan maravilloso como inexplicable. Porque durante una hora la eliminatoria estuvo bajo el control del PSG y de Mbappé, el otro gran nombre propio de la noche. Marcó un gol, le anularon dos por fuera de juego y fue una pesadilla.
Este Real Madrid de Ancelotti no tiene una identidad forjada. Quizás porque el técnico ha entendido que la mejor manera de exprimirle el jugo a su plantilla es la del pragmatismo y la resiliencia. Y esperar a Benzema.
No es un equipo para presionar muy arriba, aunque lo intentó. Tampoco está pensado para alargar las posesiones. Se siente más cómodo cuando puede correr al contragolpe o armar transiciones rápidas, como se vio en el segundo y el tercer tanto. Y, en última instancia, en la Champions, siempre le queda el idilio con el campeonato en el que ofrece su mejor imagen.
El Real Madrid lleva varios veranos ahorrando, centrando más sus esfuerzos económicos en la remodelación del estadio. Pero, aun así, aguanta el tirón. Esa fue la gran diferencia con el PSG, el peso de la historia, algo que no se puede comprar de un año para otro. Por ahí le ganó la partida el equipo blanco.