La Voz de Galicia

Toni Kroos, con el esmoquin de las grandes citas

Deportes

Antón Lestón Redacción/ la voz

El alemán volvió a ser el líder de un Madrid que desencajó al Liverpool y selló la clasificación a cuartos de final

16 Mar 2023. Actualizado a las 00:31 h.

Todo galán que se precie guarda en su armario un esmoquin reservado para la que espera sea su gran conquista. Esa arma secreta que desprenda elegancia, confianza y poder a raudales. Puede que haya ocasiones en las que parezca prescindible, pero al final siempre da resultado. En el Real Madrid, Toni Kroos como esa pieza extraordinaria que siempre funciona en las grandes citas.

Si se presagiaba un ritmo agónico durante los primeros minutos debido a la necesidad ofensiva del Liverpool, el centrocampista alemán no dio opción a que eso sucediese. Y es que a nivel mental nada tiene que envidiar su velocidad a la de las piernas de Salah y compañía. Sabedor de que prevenir mejor que curar, Kroos aceleró al Madrid durante la primera media hora, desdibujando a los ingleses a través de conducciones que rompían la primera barrera de presión y sabiendo leer cuando había que buscar el espacio y cuando compensaban las posesiones largas.

Suya fue la culpa de que los blancos tuviesen un trabajo más cómodo del que se preveía. Porque esa es su gran virtud, hacer al resto de sus compañeros las cosas más fáciles. A Camavinga, a Modric, a Benzema o incluso a Valverde y a Carvajal, a los que mantiene constantemente en alerta gracias a su precisión en los envíos largos. No obstante, de la que más provecho está sacando el Madrid es de su conexión con Vinicius. El brasileño es un soldado del General alemán, que a menudo utiliza su dedo para indicarle a Vini donde debe buscar el desmarque. Un gesto, que poco a poco se reduce ya a miradas, a giros o a controles, haciendo que la banda izquierda del ataque merengue sea un continuo foco de peligro para los rivales. Ya lo había sido cuando Kroos se asociaba con Cristiano y Marcelo y lo seguirá siendo mientras sea el número 8 el que se deje caer por ahí. Sobre todo, en los días grandes, donde él y Modric siempre aparecen. La próxima, será la octava ronda de cuartos de final que dispute como jugador del Real Madrid, en donde afronta su décima temporada. Pronto anunciará si será la última, tras la que advirtió en alguna ocasión que se retiraría. Habrá que ver lo que sucede, pero el club blanco siempre va a la conquista de la orejona, y sabe que nada mejor que un esmoquin de la talla de Kroos para atraerla.

 

Un centro del campo temible

Más allá del partidazo de Toni Kroos, lo cierto es que el centro del campo del Real Madrid cuajó una de sus mejores y más completas actuaciones de lo que va de curso. Camavinga parece haberle ganado la partida a Tchouamení como pivote para los días más importantes. Su movilidad y su capacidad para filtrar pases interiores y verticales le están ganando terreno a sus pérdidas de concentración, cada vez menos cotidianas. Es un lujo para jugadores como Luka Modric, que a menudo aparecen entre líneas. Aunque el croata sigue sin poder ser encasillado. A sus 37 años, volvió a ser referencia en la presión durante ochenta minutos, hizo trabajo sucio en defensa y apareció con peligro en el área visitante.

Su rendimiento se resiste a la edad y Valverde, que apuntaba a interior este año, ha vuelto a integrarse en la banda con inteligencia y al servicio del equipo. Sus ayudas a Carvajal y su larga zancada para salir en transiciones ofensivas son oro para un equipo que no suele dominar los noventa minutos.

 


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