Phil Mickelson escribe otra proeza en Augusta a los 52 años

Con 52 años, seis grand slams en su palmarés y una buena colección de batallitas para contarle algún día a sus nietos, Phil Mickelson todavía no lo ha dicho todo en el Másters, ni muchísimo menos. El fenomenal jugador de San Diego tiene edad para estar disputando ya torneos del calendario de veteranos, el Champions Tour, pero en su lugar tomó la polémica decisión de convertirse en uno de los estandartes de LIV Golf, el circuito de capital saudí. Al contrario que otros jugadores que compiten en el calendario que sacudió los cimientos del golf, Mickelson demostró que conserva toda su clase. Por eso terminó empatado en el segundo puesto del Másters, con un acumulado de -8, los mismos golpes que Brooks Koepka, y solo por detrás de un jugador, Jon Rahm (-12).

Mickelson se adentró por primera vez en Magnolia Lane, la carretera que lleva a Augusta National, como un imberbe amateur de la Universidad de Arizona State en la primavera de 1991. Terminó empatado en el puesto número 46, después de superar el corte y, lo que es más importante, lograr la Silver Cup al mejor aficionado.

Desde entonces, Mickelson jugó 31 veces el Másters, y ha estado 16 veces en el top-ten. Señalado durante años como el mejor jugador sin un grand slam, uno de los peajes que debió pagar al coincidir con los años de tiranía de Tiger Woods, enterró esa especie de maldición en Augusta en el 2004, al conseguir la primera de sus tres chaquetas verdes.

El domingo jugó como nunca, como siempre, con ocho birdies, cinco de ellos en los últimos siete hoyos. Otra demostración de clase, pero no la última.