La Voz de Galicia

De la Fuente, el reformista tranquilo y educado ya tiene un título

Deportes

M. G Reigosa

Sus dos primeros partidos dejaron dudas, en la Nations League se vio su mano

19 Jun 2023. Actualizado a las 00:12 h.

Luis de la Fuente suma cuatro partidos al frente de la Selección Española, dos de la fase de clasificación para la Eurocopa y dos de la Nations League. Después de la etapa de Luis Enrique, en la que el técnico asturiano acaparó mucho protagonismo y entró poco en el debate, llegó con un discurso más tranquilo y educado, con menos sectarismo. Pero le tocó arrancar sin anestesia. Todavía no ha podido disfrutar de la tranquilidad y las probaturas de un partido amistoso.

En su primera tanda dejó un poso de preocupación. España ganó pero no convenció ante Noruega y mostró una preocupante falta de identidad en la derrota en Escocia. Entre un partido y el otro introdujo ocho cambios en el once inicial. Fueron dos contiendas que dejaron un punto de inquietud, de que la brújula estaba sin calibrar.

Esta vez hizo menos experimentos, aunque sí introdujo matices en la alineación de un partido a otro. Pero alrededor de un norte: tratar de darle fluidez a la circulación de balón y, cuando las circunstancias lo aconsejaban, presionar muy arriba para robar el balón cerca del área croata. España fue un equipo que no dejó de creer y de buscar el gol.

Y si de algo no se le puede acusar es de inmovilismo o de no tratar de reactivar al colectivo con los cambios. Agotó el cupo, siempre con la idea de inyectar un poco más de mordiente y verticalidad en el juego, con naturalidad.

De Luis de la Fuente se puede decir que es un reformista que tiene su primer título sin hacer ruido. Encajó las críticas pero no se dejó llevar por la corriente ni por la irritación, tampoco buscó excusas después del flojo arranque de su etapa. Perseveró en su idea. Y ha encontrado el premio, probablemente también la tranquilidad para seguir avanzando.

De momento, y después de once años, el combinado español de fútbol ha vuelto a subirse a lo más alto de un podio. No tiene el glamur de un campeonato de Europa o del mundo, pero suma y da brillo. Se lo ha ganado, aunque haya sido en el cara o cruz de los penaltis.


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