La Voz de Galicia

Jasper Philipsen gana con polémica en el Tour de Francia

Deportes

Igor Barcia Colpisa

El belga del Alpecin se anota en Baiona el primer sprint del Tour después de considerar los jueces que su acción ante Van Aert no era sancionable

03 Jul 2023. Actualizado a las 22:34 h.

Diez minutos después de cruzar primero en Baiona, Jasper Philipsen se anotó de forma oficial el primer sprint del Tour 2023. Tras dos etapas con las piernas a fuego, penando en las cuestas de Vivero, Pike o Jaizkibel con un papel secundario en el explosivo inicio del País Vasco, los velocistas ya han llegado al Tour. Para ellos la Grand Départ era en Baiona y la tensión se destapó en una llegada donde el belga jugó al límite e hizo trabajar a los comisarios. Philipsen llevó hacia las vallas a Wout Van Aert, que de momento persigue sin suerte su estreno en esta edición, y su acción fue objeto de investigación porque estaba claro que el velocista del Alpecin había cerrado a su compatriota, pero estaba por ver si había cambiado de línea de forma sancionable. Durante unos instantes, la tercera etapa se dilucidó en los móviles. Philipsen, acompañado de su pareja, hacía gestos de que no había nada raro, pero fue reclamado por los jueces para dar explicaciones ante el vídeo. Poco después, su sonrisa al salir resolvía las dudas. Para Philipsen era el sprint, una victoria que unía a la que logró el pasado año en los Campos Elíseos de París y que le convierten en el rival a batir en las próximas llegadas masivas y claro aspirante al maillot verde, el objetivo que anunció en la salida de Bilbao. El Tour ha abandonado España, en lo que ha supuesto un enorme éxito de la afición vasca. Pero Van Aert sigue anclado en el mismo gesto, el del puñetazo de rabia por las ocasiones perdidas. Lo hizo en la llegada al Kursaal cuando no logró alcanzar a Lafay y lo repitió este lunes junto a la ribera del Adour, cuando tuvo que levantar el pie para evitar problemas mayores. La rabia suele ser un gran combustible motivacional, y en el caso del belga resultó evidente al meterse de lleno en un sprint de libro para velocistas puros.

Él, a priori, no lo es, pero su potencia y su calidad, unidas al enfado que evidenció en San Sebastián al considerar que en el Jumbo las cosas no habían funcionado de la mejor forma posible, le convirtieron en un rival temible. De hecho, Van Aert se veía capacitado para remontar a Philipsen, pero la cercanía de las vallas, a veces, obligan a repensar las cosas. El hueco era mínimo, el riesgo máximo. Y en la cabeza de Van Aert pesaron más futuras oportunidades y un próximo Mundial que la posibilidad de salir por los aires. Muchos nervios En el primer sprint de un Tour, todos se ven candidatos a la victoria y por eso el baile de posiciones resultó frenético, aunque al menos no hubo sustos en forma de caídas. Y lo más llamativo es que los equipos que más tarde aparecieron en cabeza -o directamente no lo hicieron- fueron los que se llevaron el premio. Soudal apostó fuerte por Jakobsen y lanzó el pelotón en las calles de Baiona, Wanty se dejó la vida por Grmay, Jumbo lo intentó, pero a la hora de la verdad, la de Alpecin protagonizó la aparición estelar y decisiva. Subido a lomos de una moto como Mathieu Van der Poel todo es más fácil, y Philipsen se encontró en cabeza y dispuesto a defender la posición como fuera. Bauhaus surgió de la nada para ser segundo, mientras Caleb Ewan volvió a demostrar su habilidad para colocarse en estas llegadas. Hasta esos kilómetros finales, la etapa resultó un recorrido turístico por la costa vasca.

 

El Tour ejerció una vez más de magnífico guía para enseñar al mundo las excelencias de Vizcaya y Guipúzcoa en su despedida, antes de cruzar a Francia por Irún. De hecho, fue el único aliciente del día, porque después de dos jornadas explosivas, los corredores pidieron ayer una tregua. Quedó claro cuando Christian Prudhomme dio el banderazo de salida en Amorebieta y solo Laurent Pichon y el rey de la montaña Pouwless saltaron del grupo en busca de la aventura

El pelotón les vio marchar con total indiferencia, así que salvo el empeño del estadounidense por sumar puntos en la montaña y sus celebraciones con el público cada vez que cruzaba un alto animaron un poco la monotonía de la tercera etapa. También el ataque de Victor Lafay, ganador en San Sebastián, para defender su maillot verde sumando puntos en Deba.

En Nogaro, otro sprint

Con su misión cumplida tras pasar primero por los cuatro altos del día, Pouwless se despidió de su compañero Pichon, que al menos tuvo el honor de ser el primero en entrar en Francia y llevarse el premio al corredor más combativo del día. Tampoco tuvo mucha competencia, porque la etapa sólo se puso seria a falta de 40 kilómetros cuando comenzó la colocación de los equipos y la batalla por tomar la punta del pelotón. Hoy, camino de Nogaro, todos ellos volverán a verse las caras. En un Tour tan montañoso, las etapas para velocistas son un bien preciado que no hay que desperdiciar y el circuito automovilístico Paul Armagnac será un gran escenario para ver a los ciclistas más rápidos del pelotón.


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