La Voz de Galicia

Gustavo Aranzana, exentrenador del Leyma: «Yo sabía que A Coruña respondería y el club es ahora reputado y considerado»

Deportes

Pablo Gómez Cundíns

Dirigió al equipo el año de la conversión en Sociedad Anónima Deportiva

04 Jun 2024. Actualizado a las 05:00 h.

Gustavo Aranzana Méndez (Valladolid, 1958) es baloncesto. Y es Leyma, esos cimientos que construyeron el sólido edificio que ahora ocupará una buena plaza en la ACB.

—¿Cómo se encuentra?

—Bien, disfrutando del momento.

—¿Cómo cree que se encuentra el Leyma ante tan tamaño reto?

—Siempre pienso que ante las dificultades se genera una oportunidad. Y mucho más cuando tienes a un presidente como Roberto Cibeira al mando.

—El cambio de categoría es notable.

—Por supuesto, el salto es muy grande. Esto es como el Everest. Después de toda la subida, los quinientos metros finales son horrorosos, pero satisfactorios. Lo bueno es que la ciudad de A Coruña está volcada. Hay que estar preparados y no parar de hacer cosas relacionadas con las estructuras, la administración, el personal... y hacerlo sin dar un paso atrás.

—¿Cómo vivió esta temporada del Básquet Coruña?

—Pues en el inicio, el Leyma partía como uno de los favoritos, porque es un club modélico en su estructura, organización y buen hacer, pero a veces se tiene demasiada prisa. No hay que ascender ya, sino estar ahí para ascender, estar preparado el año que llegue. Hay muchos detalles y circunstancias que pueden negarte el ascenso. Y eso no es un fracaso. Las expectativas siempre son altas. Por eso, lo que hizo bien el club es haber ido creciendo poco a poco y no desesperarse. No ascender no fue nunca un fracaso, sino un aprendizaje.

—Usted lo experimentó.

—El año en el que yo estuve fue el de la conversión en Sociedad Anónima Deportiva. Influyó en el presupuesto porque era más bajo, pero sabía que era bueno para el club, para mejorar y crecer en su estructura.

—¿Cree que han tenido algo que ver las personas que ya no están en el club, o son épocas distintas?

—Quiero pensar que algo tienen que ver siempre los de antes. La aportación de sus experiencias. Intentas dar el cien por cien y, cuando llega este momento, es una satisfacción haber formado parte de la historia del club.

—¿Cómo ve ahora al Leyma?

—Se ha ido posicionando en el ámbito nacional. Nombres que se fueron sucediendo, como los de Tito Díaz, yo mismo, Sergio García, Epi... Lo que logró el club ha obtenido su conclusión ahora, y es ahora cuando tiene un puesto importante en el baloncesto español. Es reputado y considerado. Gracias también a la afición, movilizada por las peñas, con Gabriel, Pablo Alonso... que a veces vivieron desilusiones, claro, y decían: «Es que el baloncesto no acaba de romper en A Coruña». Y es que está el Dépor... Pero ahora, en el momento del ascenso, da igual quién esté, porque la ciudad responde, avalada por el buen hacer de la directiva.

—A Coruña nunca se tuvo como una ciudad de baloncesto.

—No, pero como muchas otras en las que ha sucedido lo mismo. Yo sabía que A Coruña iba a responder. Cuando la ACB llegó a Palencia y Burgos, el trasiego de gente entre ambas fue enorme. Iban al básquet e iban a la ACB.

—¿Podrá el Leyma con el desafío?

—Va a poder. Hay gente muy válida y capaz. Van a profesionalizar el Básquet Coruña y no se va a perder el espíritu de club familiar.

—¿Y el equipo, qué necesita?

—Acercarse más al nivel ACB. Equilibrar la plantilla con jugadores con experiencia en la categoría. Le va a costar los primeros partidos, pero tienen que adaptarse. Cambia el ritmo, el físico, la forma de jugar, no tanto lo táctico, pero los jugadores tienen más talento, son más veloces en la toma de decisiones y en la ejecución. Pero no hay que asustarse, porque lo pueden hacer bien. Epi ya sabe de qué va esto, ya ha estado en la ACB.

—¿Afectará mucho pasar de jugar en el Palacio a hacerlo en el Coliseum?

—En mi época siempre comentábamos que en Riazor había demasiado hueco en algunos partidos. Y cuando ves el Coliseum con diez mil asientos... también piensas que como esté a tope será una buena baza. Tendrá el efecto contrario, al ser tan grande, no habrá frío, sino que les va a motivar y es un aspecto ilusionante más.


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