Nadal se despide de Roland Garros tras caer ante Zverev en tres sets: «Si ha sido mi última vez, la he disfrutado»
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«Espero veros otra vez, pero no lo sé», confesó a pie de pista de una Phillipe-Chatrier volcada desde el primer momento con el 14 veces campeón
27 May 2024. Actualizado a las 20:14 h.
Mereció más Rafa Nadal en una primera ronda de Roland Garros a la que llegó como quería. Jugó bien, compitió y tuvo oportunidades, pero un magnífico Alexander Zverev, segundo mejor tenista del año y con el Masters 1.000 de Roma aún caliente en el palmarés, le cerró el paso en su toma de contacto con el polvo de arcilla de París (6-3, 7-6 (5) y 6-3).
«He pasado dos años muy duros», recordó Nadal tras el encuentro. «Con lesiones. He pasado todo este proceso para volver a estar aquí. La primera ronda no ha sido la ideal, pero he sido competitivo y he tenido oportunidades. No ha podido ser contra un gran rival como Sascha», admitió el balear entre las lágrimas de la gente que no sabe si habrá disfrutado por última vez del catorce veces ganador en París.
Zverev, con una victoria sin paliativos, derrochó humildad y admiración hacia el mito y acabó pidiendo disculpas a la grada por el que es uno de sus triunfos más importantes y que le eleva a la categoría de favorito para ganar este Roland Garros.
El alemán, a cuatro días de que empiece el juicio por violencia doméstica contra su exnovia al que se enfrenta, se tomó una suerte de venganza deportiva por lo ocurrido en el 2022, cuando una caída y su consecuente rotura de tobillo le apartó de forma abrupta del que estaba siendo uno de sus mejores partidos ante Nadal, que acabó ganando aquel torneo ante Casper Ruud.
Esta vez los contextos de uno y otro eran muy distintos, con Nadal al borde de los 38 años y su nivel en entredicho, y con Zverev como el segundo mejor tenista del año y reciente ganador en Roma. El germano era el máximo favorito y se encargó de plasmarlo en la pista desde el principio, sobre todo a través de un revés con el que estuvo impecable. Con este golpe provocó diez golpes ganadores y solo 18 errores, mientras que Nadal apenas sacó dos winners con este golpe y cometió 31 fallos.
Zverev sabía del agujero que había en este tiro del español y lo buscaba con firmeza, a la vez que el servicio le salvaba de cualquier tipo de apuro. Aprovechó un primer juego horroroso de Nadal para coger una ventaja que le sirvió en bandeja la primera manga.
Al tibio inicio le siguió una mejoría en los intercambios. Cada vez Nadal hacía moverse más a Zverev y empezaba a encontrar huecos en su juego, hasta el punto de que logró un break en el segundo set que le llevó a sacar para nivelar el partido con 5-4. Sin embargo, Zverev jugó un juego perfecto para romper. Tres golpes ganadores y un error forzado de Nadal devolvieron a la pelea al alemán, que logró una ventaja definitiva en el tie break, marcado por los errores con las dejadas del manacorense.
Estaba muerto ahí Nadal, asfixiado por la situación y cansado ante las más de dos horas de partido. Lógico, llevaba año y medio sin enfrentarse a un partido de grand slam. Por delante tenía el Everest de remontar por quinta vez dos sets en contra. Nunca lo había hecho en tierra batida. Amagó con una alegría, al colocarse con rotura arriba en el tercero, pero Zverev recuperó la ventaja, no sin lucha de Nadal, que salvó ocho bolas de break en el tercero antes de claudicar.
Halo de esperanza
Nadal se marchó con un halo de optimismo, con la esperanza de que el plan va según lo programado, aumentando el nivel desde su debut en Barcelona y con la sensación de que, si el sorteo no hubiese sido tan malo, habría profundizado mucho más en el torneo. Con esto avisó, además, de que esto puede no ser una despedida, solo un hasta luego.
«Ha sido increíble la cantidad de energía que he recibido. Es difícil hablar, porque no sé si será la última vez que esté aquí, sinceramente. Si es la última vez, lo he disfrutado. El público ha estado increíble durante esta semana. Los sentimientos que he tenido hoy son difíciles de describir con palabras. Es el lugar que más amo y es muy especial haber sentido el cariño de la gente. Hay muchas posibilidades de que no vuelva aquí, pero no puedo decirlo al 100 %», explicó el español, delante de una audiencia en la que Carlos Alcaraz estaba para aplaudirle.
Novak Djokovic, Iga Swiatek, Henri Laconte y varios tenistas más tampoco se quisieron perder, al menos durante un rato, el que puede ser o no el último partido de Nadal en Roland Garros. «Quizás en dos meses diga que es suficiente, pero no es algo que piense ahora mismo. Tengo objetivos aún. Quiero volver aquí para los Juegos, que me motivan mucho», concluyó el mejor tenista que jamás ha pisado la arcilla de París.