La Voz de Galicia

Volvió a importar todo menos el fútbol

Deportes

Iván Rolle

02 Jun 2024. Actualizado a las 18:41 h.

No hay nada como una final de la Champions League. Quienes amamos el fútbol crecimos soñando presenciar algún día la resolución del torneo más exigente; ese que todos pretenden, merecen muy pocos y suele ganar el Real Madrid. Volvió a hacerlo ayer ante el entusiasmo de una multitud, la incomprensión de miles y la total indiferencia de una parte importante de la grada de Wembley.

Cuesta asimilar el pobre aspecto que mostró por televisión el espacio central del estadio reservado a los compromisos de la UEFA. 5.000 localidades que tras el descanso estuvieron prácticamente vacías hasta sobrepasado el minuto 60 porque a quienes las ocupaban les pareció más interesante tomarse un cóctel o un aperitivo mientras hablaban de negocios o nimiedades en la zona vip que disfrutar del partido entre el Borussia Dortmund y los blancos.

Mientras, más de cien mil aficionados alemanes que viajaron a Londres habrían hipotecado su vida entera por presenciar la final desde las gradas. También los 250 españoles que se quedaron en Barajas por una avería que impidió su vuelo. O los miles que buscaron sin éxito vías para comprar unas entradas que costaban desde 70 a 713 euros, a los que hay que añadir el alto valor del desplazamiento y la estancia en la capital del Reino Unido.

La UEFA ofreció un precioso show, coronado con la actuación de Lenny Kravitz, antes de una final en la que lo controló todo, menos lo más importante: que la gente que ama el fútbol disfrute de él. Varios espontáneos saltaron al campo, se encendieron bengalas y, como en Catar 2022, por un momento la grada presentó un aspecto desangelado. De Wembley no se podrá decir que falta cultura futbolística, pero sí que, como en Doha, para los organizadores cuenta más el negocio que el disfrute de los aficionados.


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