El tormento de Joao Félix durante esta temporada
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El jugador luso sale muy tocado de la Eurocopa: sin apenas minutos, tras un penalti errado que manda a casa a su país y con un futuro incierto
06 Jul 2024. Actualizado a las 17:07 h.
Con 2-3 en la tanda a favor de Francia, le tocó el turno a Joao Félix. Su caminar hacia el punto de penalti no emitía ninguna señal negativa. Todo lo contrario que su cara. Cogió el balón, lo colocó en su sitio, se situó a la izquierda, tomó la carrera justa, resopló, hizo una paradiña, apuntó y lanzó a la madera. Como Juanfran en la tanda de penaltis de la final de la Champions de 2016 en Milán. Un error idéntico y con consecuencias catastróficas. Portugal coge un avión este sábado con destino a Lisboa. Su Eurocopa terminó el viernes en Hamburgo.
Joao se llevó las manos a la cara nada más errar el penalti y regresó hacia el centro del campo donde el consuelo de sus compañeros no le sirvió de mucho. El atacante había entrado en el descanso de la prórroga por Leao y tuvo una ocasión interesante, en un remate de cabeza en el segundo palo a centro de Semedo. El balón acabaría en el lateral de la red. No tuvo más protagonismo en esos quince minutos que le dio Roberto Martínez, 105 en total en la Eurocopa si sumamos el partido de la tercera jornada de la fase de grupos en el que Portugal cayó ante Georgia (1-0).
El balance es dramático para Joao, que llegó con muchas expectativas a Alemania y se marcha de allí muy tocado, pese a la defensa pública de su entrenador: «El vestuario apoyó a Joao, como no podía ser de otra manera. Son los que tiran los que pueden fallar. Creo que entró bien al partido, tuvo una buena oportunidad y el penalti fallado en una anécdota», reflexionó Bob Martínez en la sala de prensa del Volksparkstadion.
Joao no quiso hablar tras el partido. Solo sus compañeros Rúben Neves, Rúben Dias y Pepe dieron explicaciones tras la eliminación. Nada de Félix, como tampoco nada de un Cristiano Ronaldo que jugó ante Francia su último partido en una Eurocopa. No es el caso de Joao, al que por edad (24) le esperan más torneos continentales con su selección, pero está por ver que pueda levantarse de un golpe tan importante. En su caso, llueve sobre mojado.
Joao ha cerrado una temporada que comenzó de manera ilusionante, con su cesión al Barcelona, y que termina del peor modo posible. Su campaña en el equipo azulgrana fue de más a menos, sin asentarse nunca en la titularidad y con minutos residuales una vez que explotó el fenómeno Lamine. Y ahora le toca de nuevo volver al Atlético, donde él no quiere estar ni el Cholo tampoco quiere que esté. Una situación violenta que se repite un verano más y que no ayuda a la autoestima y la confianza de un jugador que de base no tiene la cabeza como su punto fuerte.
El lenguaje gestual de Joao habla por sí solo. Es un futbolista que no termina de encajar en ningún lado. Atlético, Chelsea, Barcelona, Portugal. Allá donde va Joao es un profesional en estado depresivo, sin relevancia y con poco amor propio para revertir la situación. Y el fútbol de hoy no espera a nadie, ni siquiera a un chaval de su corta edad, por mucho que vaya sobrado de cualidades técnicas. El fútbol es bastante más que eso.
Tendrá tiempo Joao en estas próximas cuatro semanas para descansar, tomar aire, pensar y decidir qué quiere ser de mayor. No le van a quedar muchas más balas en el revólver, y nadie va a salir a su rescate teniendo en cuenta los antecedentes. Félix está al límite de ser carne de cañón de un fútbol menor, como el saudí. O espabila o estará fuera de la élite más pronto que tarde.
Nadie esperaba en Portugal que fuera a ser el jugador diferencial que condujera al país luso a una nueva Eurocopa, pero las expectativas han resultado ser incluso más bajas de lo imaginado. Joao sale muy tocado de Alemania, y no es solo una cuestión de fútbol, que también. Hace cinco años el Atlético pagó 127 millones de euros por él. Hoy, su valor de mercado es de 25. Y no se avista suelo. Es el tormento de Joao Félix.