La Voz de Galicia

El despertar de Lúa, en videollamada

Deportes

Paulo Alonso La Voz

01 Aug 2024. Actualizado a las 18:26 h.

Termina la rueda de prensa previa a su participación en los Juegos Olímpicos de París y Ana Peleteiro se despide de varios periodistas antes de regresar a la zona de apartamentos. Le espera el fisioterapeuta. Enciende el teléfono y recibe una videollamada de su padre. Al otro lado del teléfono, una niña llora desconsolada en Ribeira, su hija Lúa, recién despertada de la siesta. Toca consolarla. O intentarlo. A través de la pequeña pantalla, la campeona de Europa de triple salto mantiene el contacto con la pequeña que le cambió la vida.

Peleteiro quiso que su hija se quedase en Galicia, viviendo el verano en la playa rodeada de familiares y primos, calidez en lugar de la guardería que esta vez tiene la villa olímpica de Saint-Denis. Más deportistas gallegos dejarán a sus hijos en España estos días. Los piragüistas Rodrigo Germade, Carlos Arévalo y Teresa Portela, la atleta Ester Navarrete... Imágenes que dan normalidad a una decisión que todavía debe acompañarse más, para que los deportistas puedan también ejercer con libertad su deseo de tener descendencia.

Los padres de los olímpicos gallegos viajan estos días a París. Algunos por carretera, como los de la canoísta Antía Jácome, cuya madre prefiere evitar volar. Otros son clásicos de los Juegos, como los padres de Teresa Portela, la mujer de los siete Juegos Olímpicos. Antonio Portela y Teresa Rivas solo se perdieron las citas de Sídney 2000 y Tokio 2020, adonde estaba prohibido viajar por la emergencia sanitaria. Su marido, el expalista olímpico David Mascato, forma parte de la expedición española. Todo el cariño para la más discreta de las leyendas olímpicas españolas.


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