Tato Mosakhlishvili, el Topuria del yudo georgiano al que adoptó Galicia: de 'uke' de Niko Shera en Tokio a rozar el bronce en París
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El griego Tselidis truncó las aspiraciones a medalla del que fue también una de las promesas del Famu vigués y acudió de apoyo de Nikoloz Sherazadishvili en los Juegos de Tokio
31 Jul 2024. Actualizado a las 18:30 h.
Si Fran Garrigós (Móstoles,1994) inauguraba el medallero español en los Juegos de París y, de paso, volvía a evidenciar que el club Famu de Vigo es una auténtica fábrica de talentos del yudo, la historia de Tristani Mosakhlishvili (Georgia, 1997, con nacionalidad española desde el año 2022 por carta de naturaleza y que viene de rozar el bronce en la modalidad de -90 kilos ,es una nueva evidencia de ello.
Galicia adoptó al yudoca que, emulando los pasos del también georgiano Niko Shera, se abrió camino con paso firme, esquivando golpes, con la ciudad olívica como escenario de una aventura que le ha conducido a rozar la gloria en París.
Así lo relata Mario Muzas, presidente de la Federación Galega de Judo, que explica que la marcha de Tato a Valencia estuvo propiciada por una oferta difícil de rechazar a la vista de su situación económica: «Tuvo una oferta de Valencia y, por su situación económica, tomó esa opción. Ellos aquí están por cómo funcionamos y por el trato pero no por temas económicos que no podemos mantener y, a veces, uno tiene que escoger. Tato es un buen chico», explicita.
Apodado por sus compañeros como Tato o Mosa, recaló en España procedente de Georgia en el año 2017 y fue precisamente durante su estancia en Vigo cuando obtuvo la nacionalidad española. Galicia fue casa en la diáspora deportiva de un Mosakhlishvili que no dudó en dejar atrás su país natal, cantera de grandes luchadores, para impulsar su carrera. «Vino directamente a Galicia con nosotros. Estuvo compitiendo en el Famu y en el equipo de la liga gallega cuando no podía hacerlo con España y cuando fue a las primeras competiciones internacionales lo hizo con licencia gallega», desgrana Muzas.
Sus condiciones físicas pronto impresionaron en el mundillo y a sus 26 años obtuvo un codiciado billete a París al colgarse el bronce durante los últimos campeonatos mundiales celebrados en Abu Dabi. Su mayor gesta deportiva hasta la fecha.
Fue precisamente la decisión de su compatriota y también talento con sello del Famu vigués Nikoloz Sherazadishvili la que permitió a Tato postularse sin oposición en la categoría de -90. Y es que, tras los Juegos de Tokio, Niko optó por dar el salto a la modalidad de -100 kilos en la que, precisamente, mañana jueves pugnará también por una medalla. Y es que el yudo español está de dulce y el chaval con el que se entrenaba Shera para preparar la pasada cita olímpica brilla ahora con luz propia.
«Cada deportista que se clasifica para los Juegos puede traer lo que nosotros llamamos un uke, que la gente entiende mejor por sparring, para entrenar y hacer los calentamientos antes de los combates. A ese deportista lo escoge el yudoca que se ha clasificado y, aunque no se alojan en la Villa, vienen y entrenan con ellos. Tato en Tokio, que todavía estaba con nosotros en Galicia, fue el elegido por Niko porque en aquel entonces competía en su peso (-90)», reseña Muzas.
Un día casi redondo que truncó Tselidis
Campeón del European Open de Madrid en el año 2022, el Topuria del Yudo, como ha sido bautizado popularmente tras labrarse un nombre propio en París con una metórica participación, se entrena a actualmente a las órdenes de Sugoi Uriarte y Laura Gómez en el CEAR de Valencia, según reseña la federación de la región. Su ardua preparación en el centro de alto rendimiento de Benimaclet le ha valido una jornada memorable que será difícil de olvidar para Tato.
La mañana empezó de cara para Mosakhlishvili que, al ganar al brasileño Rafael Macedo, se jugaba el pase a la final ante otro georgiano de la talla de Lasha Bekauri, vigente campeón olímpico en la categoría. Tras un gran arranque en el que Bekauri llegó a temer por un giro inesperado de guion marcado por el hambre de su compatriota y la anulación de dos waza-ari en su contra, que provocaron el enfado del cuerpo técnico georgiano.
La lucha, en la que Tato fue de más a menos, se prolongó durante cuatro minutos y treinta y seis segundos. Un tercer shidó acabó con las aspiraciones de oro o plata para Mosa, que se midió al griego Theodoros Tselidis en la pugna por el bronce. Menos inspirado que el arranque ante Bekauri, Tato vio como su gran día quedaba truncado por el heleno. España, que tampoco vio el laurel con Ai Tsunoda en menos 70 femenino, se queda a las puertas de una nueva medalla en yudo. Nico Shera, otro luchador empapado de gen atlántico, tendrá mañana su gran oportunidad. Su discípulo se quedo a las puertas.
Mario Muzas, presidente de la Federación Galega de Yudo apuesta por Nikoloz Sherazadishvili: «Es un oro en todos los aspectos»
«Para nosotros es una medalla importantísima porque serían dos y hacía tiempo que no sacábamos medallas en nuestro deporte y para Galicia súper importante porque, junto a la de Garrigós, serían las dos primeras de la historia», reseña el presidente del ente federativo gallego sobre la cita que encara este jueves en -100 kilos Niko Shera (decimoséptimo en el tapiz 1 del Champ de Mars Arena Pista 1, con el inicio de los combates fijado para las 10.00 horas RTVE Play).
«Niko es el único español con dos oros en dos campeonatos del mundo. En otro peso pero los tiene y es un reto mañana intentar la medalla y, si es posible, el oro. Yo creo que tiene posibilidades de quedar campeón si tiene el día y lo merece por cómo es como persona, como deportista, como ayuda a sus compañeros y por todo. La verdad es que lo merece. Es un oro en todos los aspectos, tanto en lo personal como en lo deportivo», explicita sobre el yudoca con licencia gallega.
«Para nosotros es una ilusión tremenda que deportistas de este nivel, que pudiendo irse a cualquier club o Federación del mundo, nos escojan a nosotros sin ningún incentivo económico por reconocimiento a nuestro trabajo», zanja Mario Muzas que se encuentra en París disfrutando del gran protagonismo que el yudo con sello gallego está cobrando en París. Todo un estímulo, asevera, «para que la gente joven vea que se puede conseguir». Y es que, concluye, «ver a los grandes campeones y tocarlos y que son parte del grupo» es todo un aliciente.