La Voz de Galicia

Primer oro de España en los Juegos de París: así son Diego Botín, primo de Ana Patricia y nieto de Jaime; y Florian Trittel

Deportes

Iván Antelo Redacción

El cántabro lleva el mar y la banca en la sangre; mientras que el catalán, nacido en Suiza, es un experto en diseño de foils para el kitesurf

02 Aug 2024. Actualizado a las 16:17 h.

Diego Botín y Florian Trittel le han dado a la vela española su primera medalla de oro en los Juegos de París, la quinta de toda la delegación nacional olímpica. Ambos ganaron con suma autoridad en la clase 49er de vela tras vencer también en la «medal race» celebrada este viernes.

Diego Botín-Sanz de Sautuola Le Chever (Madrid, 1993) estaba predestinado, por cuestiones familiares, a dedicarse al mar o a la banca. Y se preparó para ambas cuestiones, antes de tomar una decisión final.

Su padre, Gonzalo Botín, es un famoso armador; mientras que uno de sus tíos, Marcelino Botín, es un prestigioso diseñador de barcos (entre ellos el del ganador del trofeo Louis Vuitton, la Copa América de vela). Además, como delata su apellido, forma parte de la legendaria saga de banqueros. Es el nieto de Jaime Botín, el que fuera presidente de Bankinter entre los años 1986 y 2002; y su padre es primo hermano de Ana Patricia Botín, actual presidenta del Banco Santander.

Aunque madrileño de nacimiento, Diego desarrolló toda su infancia en Santander. A los 7 años ya ingresó en el Centro de Alto rendimiento de Vela Príncipe Felipe en Santander y consiguió excelentes resultados en categorías inferiores formando parte del equipo nacional.

OLIVIER HOSLET | EFE

Mientras avanzaba en la vela de competición y en el surf (su otra pasión), también comenzó la carrera de Administración de Empresas. Pero a él le tiraban más las olas que los números y viró su rombo hacia la formación en diseño de barcos, la hidroaerodinámica y la meteorología. Tiene estudios superiores en Ingeniería Técnica Naval en la Universidad de Cantabria.

Su palmarés internacional lo estrenó en el año 2016 junto al gallego Iago López Marra, en la clase 49er, posiblemente la reina de la vela olímpica. Ambos lograron tres medallas europeas (dos oros en el 2016 y el 2018 y un bronce en el 2019) y un subcampeonato del mundo (2020). También participaron en los Juegos Olímpicos de Río (fueron novenos) y de Tokio (cuartos).

En el 2021, puso fin a su relación con Iago y pasó a competir con Florian Trittel, en busca de su tercer proyecto olímpicos. Ambos han conseguido tres medallas mundiales (una plata en el 2022 y sendos bronces en el 2023 y el 2024). También fueron campeones de Europa en Aarhus (Dinamarca) en el año 2022.

OLIVIER HOSLET | EFE

El tenaz Trittel

En cuanto a Florian Johannes Trittel Paul (Münsterlingen, 1994), nació en Suiza; pero lleva desde muy pequeño en España. De hecho, con seis años ya navegaba en el Club Náutico El Balís de San Andrés de Llavaneras (Barcelona) y con 18 se proclamó campeón mundial juvenil de la clase 29er.

Ante la dureza de entrar en el equipo nacional de 49er, Florian apostó por el kitesurf y se trasladó a Tarifa. «Tras los Juegos de Londres se decía que el kitesurf sustituiría al Windsurf en los de Río, así que mi intención era combinar los estudios (Administración y dirección de empresas) con la preparación olímpica en kite», explicó entonces. Sin embargo, aquel cambio no llegó a materializarse y tuvo que retrasar su sueño de ser olímpico.

Trittel regresó a Barcelona tras finalizar la carrera de ADE y creó Flying Sardine, una empresa que produce foils (alerones) de kite. «El Hydrofoil de kite es un deporte olímpico en el que se navega solo, pero se trata de categoría mixta, es decir, que se puntúa conjuntamente. Es una opción preparar una campaña olímpica para competir. De hecho estamos hablando con Gisela Pulido así que no lo descarto», añadía en unas declaraciones publicadas en la web de su club, el CN El Balís.

Entre medias, le salió la oportunidad de clasificarse para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, en la clase mixta Nacra 17. En el 2019, un amigo le contó que Tara Pacheco se había quedado sin compañero (era el gallego Fernando Echávarri) y vio la opción. «Normalmente los equipos tienen cuatro años de margen para preparar unos Juegos. Nosotros teníamos solo uno y medio para prepararnos y una selección para el país complicada», confesaba FLorian. Pero ambos lograron la plaza y además en Tokio disfrutaron de un diploma olímpico con magnífico sabor de boca (sextos).  


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