La Voz de Galicia

La suite «burbuja» del Remanso de Trasfontao conquista a sus huéspedes

Deza

juan pedrouzo /  lalín / la voz j. b. lalín / la voz

La habitación dentro de una esfera es la principal baza de este conjunto de alojamientos turísticos

12 Jul 2020. Actualizado a las 11:47 h.

En 2015, Virginia Colmeiro y su pareja decidieron comenzar su negocio turístico abriendo la Casa do Campo en su finca de Trasfontao (Silleda), pensada como un albergue para los que hiciesen el Camino de Santiago. Sin embargo, el año pasado decidieron replantearse su público objetivo. Centrándose más en experiencias para dos personas, abrieron su nuevo alojamiento con el nombre de la Casa das Árbores, a cien metros de la anterior. Así, mientras la primera casa cuenta con dos cabañas independientes, la segunda se trata de una vivienda con habitaciones privadas para diferentes huéspedes y una sala comunitaria. No sería la única novedad, pues junto a este nuevo lugar también introducirían su habitación más famosa: la Burbuja Carballo.

Diseñada como una experiencia diferente, esta estancia dispone de todas las comodidades propias de otras suites de lujo. No obstante, cuenta con una particularidad que la hace destacar entre las demás; está metida en una esfera de plástico. El aire dentro de la resistente burbuja es constantemente renovado, lo que la convierte en la habitación más ventilada de todas. También tiene una bomba de calor para regular la temperatura en su interior. Y aunque se pueda generar cierto efecto invernadero, lo cierto es que no está ideada para ser habitada durante todo el día. Lo óptimo es estar dentro de ella a partir del atardecer, par poder contemplar a gusto el cielo estrellado; hasta esa hora, los huéspedes pueden disfrutar de la parte exterior (habilitada con hamaca y terraza) o pasarse por la zona comunitaria de la Casa das Árbores.

Respecto a la intimidad, puede taparse para ocultar su interior y además está encima de una superficie para dificultar la visión desde fuera. De todas formas, Virginia aclara que «aunque nadie te va a observar, si vas a estar con la tensión de si te ven o no, igual esto no es para ti». Sea como sea, solo basta con leer las valoraciones en Internet para ver que la mayoría de la gente que la prueba parece quedar encantada con esta peculiar habitación.

Los propios dueños, que viven en la misma finca en la que se encuentran sus alojamientos, constituyen otro de los grandes puntos a favor del Remanso debido a su trato cercano y su detallismo. «La gente está muy contenta con nuestro servicio. Tratamos de ser lo más cercanos posible, pero siempre respetando la privacidad. Si los huéspedes no reclaman nuestros servicios, están totalmente solos. Tienen toda la libertad que quieran, pero saben que nosotros estamos atentos para lo que necesiten; intentamos que los detalles, como por ejemplo nuestros desayunos caseros, sean lo que nos diferencie del resto», explica la propietaria.

Aunque la pandemia del covid-19 ha golpeado con fuerza el sector turístico, parece que en el Remanso de Trasfontao han tenido suerte. Pese a que con el confinamiento tuvieron que paralizar toda actividad, el negocio despertó cuando empezó a abrirse la movilidad entre provincias. «Creo que a los clientes les da más seguridad venir a una zona natural, abierta, en la que pueden ir a su aire y no tienen que cruzarse con nadie si no quieren», señala Virginia.


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