Un germen de fusión fracasó con la mancomunidad del norte provincial
Deza
Hace dos décadas y con el apoyo de la Xunta se buscó aglutinar a los nueve concellos en un órgano supramunicipal, pero quedó en una mera declaración de intenciones
19 Sep 2024. Actualizado a las 05:00 h.
La posibilidad de alterar la actual planta municipal en Deza y Tabeirós-Terra de Montes viene de lejos. Y no solo a través de una unificación de concellos como la planteada en aquel Análise das variables territorais, xurídicas e económicas dos concellos da comarca do Deza cara a implementación de programas de fusión municipal: o municipalismo do século XXI. Un rimbombante nombre para el estudio técnico promovido en el 2004 por José Crespo, en aquel entonces alcalde de Lalín y presidente de la Fegamp. Generó un debate ahora reavivado con el informe cuyas conclusiones presenta hoy la Xunta y de nuevo con Deza en el punto de mira. Pero en las comarcas incluso llegó a plantearse por aquellas fechas una fórmula que pudo ser germen de una posterior unificación y que fracasó. Hablamos de una mancomunidad de todo el norte provincial.
Toca situarse en febrero del 2004. Pocos meses antes, en noviembre del año anterior, se constituía la Mancomunidade de Deza y, curiosamente, por aquel entonces José Crespo defendía que no pretendía fusiones ni anexionar concellos a Lalín. Que tan solo defendía a título personal la unificación de municipios —estaba ya en marcha la elaboración por parte de la Universidade de Santiago y la Fundación Caixa Galicia del estudio antes citado— y que la mancomunidad no se podía considerar un anteproyecto de una futura fusión en un concello único en Deza.
Nacía el organismo supramunicipal dezano con grandes objetivos, servicios a compartir y una población por encima de los 50.000 habitantes que posibilitaba optar a más ayudas de otras Administraciones. Y Forcarei debió entrever esas ventajas, cursando una petición para adherirse. Abría la caja de Pandora. ¿Por qué no aglutinar a todo el norte de la provincia en un ente mancomunado? La maquinaria local con el beneplácito de la Xunta se engrasaba para ese objetivo.
El primer momento clave de ese fracasado proyecto se producía el 2 de febrero de hace dos décadas en Santiago. Convocados por el entonces conselleiro de Xustiza, Xesús Palmou, los alcaldes de Lalín, Silleda, Vila de Cruces, Agolada, Rodeiro, A Estrada, Forcarei y Cerdedo —lejos aún su posterior fusión con Cotobade— daban luz verde a la constitución de una mancomunidad que aglutinase a Deza, Tabeirós y Terra de Montes. En aquel encuentro solo faltó el regidor de Dozón. Y por si alguien no recuerda, por aquel entonces todos los municipios tenían el mismo color político, es decir, estaban gobernados por el PP.
Estar bajo el mismo paraguas en cuanto a siglas y con el apoyo de una Xunta amiga auguraba que la iniciativa podría fraguar a corto plazo. Entonces se decidía utilizar como base para la nueva entidad la recién constituida en Deza, que iba a continuar funcionando hasta que concluyese el otro proceso. Los servicios jurídicos del Gobierno gallego se ponían también a trabajar para los trámites a seguir. Pero todo se fue demorando, perdiéndose el interés por un ente que ni llegó a nacer.
La entidad hubiera aglutinado a más de 75.000 vecinos
Aquella frustrada entidad supramunicipal hubiera contado con cifras muy relevantes. Por ejemplo, ocuparía una extensión de 1.555 metros cuadrados y hubiera englobado a más de 75.000 vecinos. También se hubiera convertido en aquel 2004 en la cuarta mancomunidad en peso poblacional de la provincia. Ya se habían llegado incluso a manejar nombres, desde el más largo y típico para no herir sensibilidades, de Mancomunidad de Deza-Tabeirós-Terra de Montes al más corto de Mancomunidad del Norte de Pontevedra. Quedaron solo para la hemeroteca y la historia de un fracaso.
Sobrevive casi sin servicios la de Deza, diezmada y con cambio de estatutos en el aire
Ni el proyecto de Lei de Administración Local de Galicia aprobado en enero del 2005, un año después, sirvió de acicate para esa mancomunidad del norte provincial. Y eso que la normativa articulaba medidas para fomentar la fusión de municipios, impulsar desde mancomunidades a consorcios o áreas metropolitanas y dificultar la materialización de segregaciones.
La entelequia de un organismo supramunicipal para Deza, Tabeirós y Terra de Montes se fue difuminando por el desinterés político. Ni siquiera se atendió la petición forcaricense para sumarse al dezano, terminando años después en el consorcio Conca do Lérez, que atañe a los concellos de Cerdedo, Forcarei, Campo Lameiro y Cotobade.
Desde aquel ya lejano 2003, con unos estatutos que reflejaban la puesta en marcha de servicios comunes en Deza en distintos ámbitos, entre ellos el de la recogida de basura, entre los quebraderos de cabeza de entonces —y habría que añadir de ahora— de los alcaldes, la Mancomunidade de Deza solo ha ido en caída libre. Apenas se activaron prestaciones comunes y hoy solo sobrevive el uso conjunto de maquinaria para obras. Además con un campo de actuación mermado, tras dejar primero Dozón y después Agolada de pertenecer al organismo dezano.
Entre sus impulsores estuvo Crespo, ahora presidente desde el 2023. Sobre la mesa un giro para la institución, con actualización de estatutos e implementación de servicios. Pero parece que las cosas de palacio, van despacio. Queda saber si llegará esta vez sí el enésimo intento de reflotación o se hunde de forma definitiva.