Publican el diario de un estradense que vivió escondido dos años en el Xesteiras
A Estrada
«Memorias dun proscrito» se presentará este viernes en la sala Mome
24 Oct 2024. Actualizado a las 05:00 h.
La sala Mome de A Estrada acogerá este viernes a las 20.00 horas la presentación de una joya documental para entender el significado profundo de la Guerra Civil española y de la represión franquista. Lleva por título Memorias dun proscrito y es lo que su propio nombre indica: el diario de campo de un estradense que se vio obligado a echarse al monte tras el golpe militar de 1936 y que durante dos años consiguió burlar a sus perseguidores de escondite en escondite.
El protagonista es Manuel Coto Chan, un hombre de Couselo (Cuntis) que, tras quedarse huérfano de madre y emigrar con solo 13 años a Argentina, se instaló en la «villa airista» de A Estrada, donde montó una carnicería y donde llegó a ser presidente del comité local del Partido Republicano Radical-Socialista y concejal del Frente Popular.
Prueba inquisitoria
La historia de Manuel Coto fue recuperada gracias al historiador estradense Xoán Carlos Garrido, que, en sus investigaciones sobre la represión franquista en la comarca, en el año 2005, se encontró con el diario de Coto en el Archivo Militar de Ferrol. El diario lo llevaba encima Manuel Coto cuando fue detenido en 1938 y fue entregado como prueba inquisitoria para el juicio militar en el que el estradense fue condenado a pena de muerte. Su hijo —que paradójicamente había acabado en las filas falangistas— medió primero para que se le sustituyese la pena por cadena perpetua, con trabajos forzados en Brunete, y en diciembre de 1944 logró su liberación. Pero la huida por el monte, las palizas en la cárcel y los trabajos forzados ya le habían pasado factura y 14 meses después de reunirse con sus hijos en A Estrada, en febrero de 1946, falleció de tuberculosis, pidiendo a su descendencia que no se metiese en política.
El libro que acaba de editar la Diputación de Pontevedra, Memorias dun proscrito. Manuel Coto Chan, publica escaneadas las páginas del diario original, escrito en el Libro de Visita para la Inspección del Trabajo de la carnicería que el estradense regentó en la plaza de abastos. El volumen incluye también la transcripción con letra de imprenta de las páginas manuscritas. Además, el texto en el que Manuel Coto relata sus peripecias como fugitivo entre el 22 de julio de 1936 y el 27 de noviembre de 1938 se traduce al gallego y se acompaña con una biografía elaborada por Marcos Borrageros Vilela, una recreación ficcionada de David Otero y una reflexión de su bisnieto, Adrián Coto Couceiro.
El bisnieto se felicitó ayer por la publicación de este diario en el que el fugitivo cuenta cómo se las apañaba para sobrevivir en el monte por la noche, para conseguir alimentos y para intentar encaminar el futuro de sus hijos Dolores y Gerardo, a los que finalmente reclamó un hermano suyo desde Argentina.
Restablecer la memoria
«O feito de que Garrido atopara este diario foi moi emotivo para a familia porque puidemos coñecer de primeira man o que lle aconteceu ao meu bisavó, contado coas súas propias palabras. Pero sobre todo é importante polo que supón de esclarecemento da historia. Hai que lembrar que ao finalizar a Guerra Civil había 270.000 presos nas cárceres de España. Eu non fago distinción entre o meu avó e o resto dos represaliados. Nós polo menos temos a sorte de ter este diario que nos permite restablecer a memoria, pero moita xente segue sen saber que pasou cos seus familiares», lamenta Coto Couceiro.
Manuel Coto fue descubierto en el doble fondo del comedero de una cuadra de vacas
Manuel Coto Chan nació en 1896 en Couselo (Cuntis). Su madre murió cuando él era pequeño y él, con 13 años, emigró a Argentina, donde trabajó de carnicero y formó una familia. Su pareja, Ramona, una joven de Barrantes dos años menor que él, tenía una afección pulmonar que trajo a la pareja de vuelta a Galicia en 1926, buscando un ambiente más saludable que el de Buenos Aires. Manuel, Ramona y su hijo Gerardo se instalaron en A Estrada, que entonces tenía mucha fama como «villa airista». Allí abrió Manuel una carnicería en la plaza de abastos y allí nació su hija Dolores. Pero la felicidad se acabó pronto porque en 1932 Ramona falleció de tuberculosis, cuando Gerardo tenía 10 años y Dolores 4.
Coto fue defensor de las ideas republicanas y presidente del Comité Estradense del Partido Republicano Radical-Socialista. En la época del Bienio «Rectificador» fue acusado de sabotaje a las líneas telefónicas y telegráficas de A Estrada y condenado a más de un año de prisión que cumplió en A Estrada, A Parda y Santoña (Santander). Regresó en el 36 y fue recibido por una multitud en señal de celebración, pero ya se habían expoliado sus pertenencias, incluida la carnicería que era su medio de vida. Luego fue concejal del Frente Popular y diputado provincial por A Estrada-Lalín. Con el golpe militar del 18 de julio tuvo que huir al llegar a sus oídos que figuraba en los primeros puestos de la lista negra de los falangistas locales. Estuvo casi dos años escondido en la zona del monte Xesteiras. Fue localizado en noviembre de 1938 en Castro Ramiro, agachado en el doble fondo de madera del comedero de una cuadra de vacas, en la casa de Higinio Carracedo Ruzo. Tenía un mosquetón, una pistola, su diario y el libro Defensa contra el clericalismo.
Una ruta el sábado por los escenarios de la huida
Para intentar visualizar y comprender mejor lo que Manuel Coto Chan pudo vivir en su escapada, la asociación cultural Vagalumes —que es también la promotora de la presentación del libro— ha programado para este sábado una ruta por los escenarios de la huida, en el entorno del Monte Xesteiras, en el vecino municipio de Cuntis. La salida será el sábado día 26 sobre las 9.30 horas del lugar de O Pazo, en Couselo (Cuntis), desde la casa donde el estradense estuvo escondido (42°40’34.9’’N 8°33’46.2’’W). Desde allí se visitará la Pedra de Coto, a la que el fugitivo alude en el diario. Se trata de una gran piedra en el monte tras la que se escondía y en la que buscaba refugio en las noches pasadas bajo el cielo y las estrellas.