¿Quién fue el artista que pintó los murales de Los Sauces?

La piqueta está a punto de caer sobre la antigua sala de fiestas Los Sauces en Lalín. Una discoteca de la que varias generaciones recuerdan las fiestas de juventud, de sonados conciertos como el de Los Diablos un Fin de Año. En las décadas de los 70 y 80 del pasado siglo vivió su época dorada. Tras languidecer abandonada desde hace mucho tiempo, fue adquirida por el Concello para demolerla y crear un parque urbano. Solo resta adjudicar esas labores y el tiempo apremia para tomar decisiones en torno al debate abierto por el investigador y cronista oficial de Lalín.

Daniel González Alén lanzaba a través de redes sociales una búsqueda del autor de cinco pinturas murales que perviven dentro de Los Sauces, algunas en precarias condiciones por el abandono que ha vivido el inmueble durante décadas. El primer nombre que se barajó fue el de Damián Paio, pintor y técnico de Cultura del Concello de Lalín. No fue el caso, apuntándose la posibilidad de Alfonso Sucasas, que tenía amistad con el propietario de la sala, Alfonso Rodríguez O Meiriña, y con la sociedad que explotaba el local, formada por Celso Cacheda, del bar Paraíso, y su cuñado, Manuel Gómez, del Café Español, todos ya fallecidos.

Otra posibilidad que se planteaba en respuesta a González Alén apuntaba al nombre de Antón Lamazares, pintor ahora afincado en Madrid y que en su juventud acudía a Los Sauces. En espera de desvelar o no el misterio de la autoría de esas pinturas murales, que reflejan en colores vivos principalmente a músicos con sus instrumentos, lo que sí parecen tener claro los internautas es que el Concello debería intentar que se preservasen esas obras artísticas, además de restaurarse. Incluso González Alén apunta la posibilidad de que se ubiquen después en ese futuro parque a modo de recuerdo de la sala de fiestas.

Como el propio cronista oficial comenta en Facebook la posibilidad de recuperar esos murales presentará complicaciones dadas sus dimensiones aproximadas de miden 100 x 70 centímetros. Están emplazados además en paredes de ladrillo de unos veinte centímetros de espesor, por lo que requeriría un trabajo arduo y preciso para evitar daños en caso de retirarse. Pero aunque puedan presentar complicaciones sin duda resultaría interesante preservar ese legado artístico, aunque no llegué a conocerse el autor, y evitar que se reproduzca —salvando las distancias— lo ocurrido con el mural de Laxeiro desaparecido en el cine Lalín.