La Voz de Galicia

La UE deja en un pacto de mínimos su gran plan para proteger el euro

Economía

Colpisa

Los socios acuerdan recapitalizar la banca, reducir la deuda griega y reforzar el fondo de rescate pero sin llegar al detalle.

26 Oct 2011. Actualizado a las 23:27 h.

Angela Merkel lo expresó sin rodeos en el Bundestag horas antes de la cumbre de las cumbres. «El mundo está mirando a Europa para saber si estamos preparados y somos capaces de asumir nuestra responsabilidad en la mayor crisis desde el final de la Segunda Guerra Mundial», proclamó. La UE respondió a la arenga con un pacto muy de la casa, en el que se cubrieron los objetivos mínimos, pero falló la ambición. Los socios tenían previsto respaldar un acuerdo global para estabilizar el euro, aunque dejaron para más adelante cifras esenciales que luego escrutarán los mercados.

La UE al completo primero y, posteriormente, los miembros de la moneda única, cerraron una larguísima cadena de cumbres que arrancó el pasado viernes. En esta última doble sesión, los socios ultimaban un acuerdo sobre los tres grandes pilares del plan: la deuda griega, la recapitalización de la banca y el refuerzo del fondo de rescate. El propio bloque se había marcado como objetivo un consenso en estos tres apartados para intentar, de una vez por todas, restaurar la confianza en la zona euro.

El acuerdo no sólo se limitó a mostrar un nuevo esfuerzo colectivo de la UE. Los socios también aprovecharon para remarcar la necesidad de que cada país se apriete el cinturón en función del estado de sus cuentas. En el caso de España, se esperaba que le reclamaran mantener el ritmo en las reformas, pero sin aludir a más ajustes. En el encuentro celebrado el pasado domingo, José Luis Rodríguez Zapatero defendió que el Gobierno cuenta con un colchón de seguridad de 7.650 millones. Este dinero se ha reservado por si las comunidades complican la reducción del déficit al 6% a finales de este año.

Italia, convertida en el último gran foco de inestabilidad, volvió a llevarse un toque de atención de sus socios. El país trasalpino tiene una deuda de 1,8 billones, equivalente al 120% de su PIB. Ante esta situación y sus titubeantes pasos a la hora de tomar medidas, los miembros del euro le exigieron el domingo que presentara un calendario claro con nuevos ajustes. Silvio Berlusconi apuró hasta el último segundo, pero respondió a las exigencias. La edad de jubilación se elevará progresivamente de los 65 a los 67 años en el horizonte del 2025. Además, agilizará las privatizaciones y eliminará burocracia para las empresas.

En el plano general, la UE aprobó las condiciones para la recapitalización de la banca. No hubo una cifra total de lo que costará, pero rondará los 100.000 millones. Las entidades deberán elevar sus reservas de capital de máxima calidad al 9% tras valorar a precio de mercado sus carteras de deuda. Según anticipó la ministra de Economía, los títulos españoles afrontarán un descuento del 2%. Las exigencias comunitarias sólo afectan a los bancos considerados sistémicos, que verán limitada su capacidad para ofrecer bonus y dividendos hasta que no garanticen su resistencia.

En el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), tampoco se precisó la cifra final que alcanzará tras su refuerzo. Merkel había adelantado que superará el billón de euros, desde los 440.000 actuales. Para ello se combinarán dos estrategias. Por un lado, el mecanismo actuará como aseguradora para hacer más atractivos los bonos de los países en apuros. En principio, cubrirá hasta un 30% de las pérdidas en el caso de que un Estado no pueda hacer frente a los pagos a sus acreedores.

La segunda medida asociada al fondo es un ejercicio de ingeniería financiera. Los socios apostaron por desarrollar un depósito paralelo en el que puedan poner su dinero tanto inversores públicos como privados. De esta manera, se pretende que el FMI, China y otros países emergentes colaboren en el rescate de la zona euro. Habrá que esperar para saber a cuánto puede ascender su contribución, pero el gigante asiático tiene una liquidez inigualable y está muy interesado en que el mercado europeo no caiga en recesión.

Grecia, el origen de todo el entuerto, fue el tercer pilar del pacto. Los socios negociaron hasta el último instante para sellar un acuerdo con la banca. Se esperaba que finalmente el sector aceptara una quita del 50% para hacer más llevadera la deuda helena. La medida es clave para aflojar la presión sobre el país y que pueda empezar a pensar en la recuperación a medio plazo. A cambio y en línea con las exigencias a Italia, Atenas tendrá que poner en orden sus cuentas con determinación y sin más retrasos. El papel del BCE en el pacto anticrisis provocó un largo pulso entre Francia y Alemania. Finalmente, no estará en primera línea, pero seguirá sosteniendo a los países acosados por los mercados.

Mario Draghi, que a partir del próximo martes relevará a Jean-Claude Trichet al frente del supervisor, desveló antes de la cumbre que seguirán adelante con el programa de compra de bonos. En el más puro lenguaje del emisor, incomprensible hasta en las universidades, el futuro presidente aseguró que mantendrán «las medidas no convencionales». En otras palabras, que no dejarán de adquirir deuda de los socios más agobiados.

El decisivo encuentro se celebró en la capital comunitaria, pero en realidad tuvo una doble sede. En un signo más que evidente de que Alemania es el indiscutible comandante de la Unión, los socios tuvieron que esperar a que el Bundestag aprobara las medidas que se iban a analizar en Bruselas. Pese a que Merkel afronta una cada vez mayor oposición interna a los rescates, el Parlamento le ofreció un respaldo abrumador -504 votos a favor y 89 en contra- para que garantizara la estabilidad del euro.


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