La Voz de Galicia

La credibilidad del MAB, en tela de juicio tras el fiasco

Economía

mercedes mora Redacción / La Voz

Los más pesimistas creen que el mercado de las pymes está herido de muerte. Los menos, que tardará en levantarse de la lona

08 Jul 2014. Actualizado a las 13:05 h.

Pintan bastos para el Mercado Alternativo Bursátil (MAB). El castillo de naipes levantado durante 15 años por Jenaro García se ha venido estrepitosamente abajo en cuestión de días. Y en su caída, la otrora fulgurante estrella del mercado español para pymes, los ha salpicado a todos.

La debacle de Gowex, y la confesión de su presidente y fundador admitiendo que durante años ha estado falseando las cuentas, le han hecho un flaco favor al MAB, ahora en boca de todos. Poco, más bien nada, han tardado en surgir las primeras voces acusándolo de demasiado laxo en los controles para detectar irregularidades y escasa capacidad de reacción ante el estallido de un escándalo como este.

La bolsa de las pymes se defiende aseverando que las «acciones personales y las graves irregularidades» que han quedado al descubierto en el caso Gowex «no pueden poner en duda una realidad imprescindible para el sistema financiero del país y su tejido empresarial» como es el MAB. Sus responsables recuerdan que este es un mercado dedicado a empresas pequeñas, sin la dimensión suficiente para dar el salto al gran parqué, pero que necesitan financiación para crecer. Y admiten que los controles y las exigencias de información no son las mismas. Y, que, de hecho, ahí reside parte del encanto del MAB: las cosas son más fáciles. No hay tanta burocracia.

Lo de mentir a todo el mundo, ya es otra cosa, que nada tiene que ver con que los requisitos sean menores que en la gran Bolsa, sino con la catadura moral de los gestores.

Pero, sea como fuere, lo cierto es que el reventón de Gowex ha supuesto un duro golpe para la credibilidad del Mercado Alternativo Bursátil. Algunos lo dan por muerto. Otros no creen que sea para tanto. Pero hasta los menos pesimistas están convencidos de que la recuperación será lenta. Y el hecho de que cuatro de las 23 compañías que cotizan en él hayan decidido poner pies en polvorosa y dar el salto al Mercado Continuo para preservar la reputación, no es que ayude precisamente a mejorar su imagen.

Avalancha de ventas

«Todo lo que huele a MAB genera en estos momentos miedo. En España, y no digamos, en el extranjero», resumía ayer un operador a primera hora de la mañana. Y la avalancha de órdenes que se acumulaban sobre su mesa, explicaba un tanto acelerado, eran la mejor muestra de ello.

Lo peor es que esta no es la primera sacudida que sufre la bolsa de las pymes. Todavía está fresco en la memoria de los inversores el recuerdo del revolcón que supuso la caída en desgracia de Zinkia, la productora de Pocoyó, en concurso de acreedores. Los accionistas minoritarios responsabilizan al presidente, José María Castillejo, de la l debacle de la empresa por «su mala gestión».

En total, de las 23 compañías que integran el MAB, cuatro están suspendidas de cotización: la propia Gowex, Zinkia, Bodaclick y la gallega Lumar.

Pero, no es solo la credibilidad del MAB la que está en juego. La sombra de la duda se extiende a supervisores, auditores y agentes de mercado.

Reacciones políticas

UPyD ya ha solicitado la comparecencia de la presidenta de la CNMV, Elvira Rodríguez, mientras que el coordinador federal de IU, Cayo Lara, ha culpado de la «inmensa estafa» de Gowex a la falta de regulación y control de los mercados financieros.

En teoría, el MAB se trata de un mercado autorregulado, aunque el último eslabón en la cadena de responsabilidades lo constituye la CNMV, que fue quien el pasado jueves suspendió la cotización de Gowex. Eso sí, tras dos días de desplome bursátil

Las críticas se han extendido también a la auditora de las cuentas de Gowex, M&A, por no haberse percatado de las artimañas contables con las que el fundador del proveedor de wifi engañó a todos durante años, mientras se le elevaba a los altares de la Bolsa española y se le colmaba de premios.


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