El petróleo no encuentra el suelo

Lo de la caída en picado de los precios del petróleo va para largo. Lo dicen todos los analistas. Los últimos, los de Goldman Sachas, de los más influyentes y que mejor conocen el mercado de materias primas. Aseguran los expertos de la firma estadounidense que hasta que la cotización del crudo no llegue a los 40 dólares va a ser difícil que los miembros de la OPEP se pongan de acuerdo para frenar la sangría. O lo que es lo mismo, se avengan a cerrar el grifo de sus pozos para reducir una producción que ahora rebasa con creces el hambre de crudo de una economía mundial que no acaba de tirar. A esos niveles, en el entorno de los 40 dólares, dicen, es cuando empezará también a resentirse la producción procedente de las técnicas de extracción no convencionales. El famoso fracking, que consiste en perforar pozos e inyectar después decenas de miles de toneladas de agua y productos químicos con los que romper la roca y liberar el petróleo o el gas atrapados en ella. A esos precios, una técnica tan cara -exige pinchar la tierra cada poco-, el negocio deja de ser rentable. Calculan en Goldman Sachs que la mayoría de las petroleras que se han arrojado en brazos del fracking no resistirían más de seis meses con cotizaciones de ese calibre. Ayer, y después de un breve amago de estabilización por encima de los 50 dólares a finales de la semana pasada, el crudo volvió a las andadas. En Londres, el barril de brent -la referencia en Europa- llegó a pagarse por debajo de los 48 dólares, precios que no se veían desde mayo del 2009.

Y dice el príncipe saudí Alwaleed Bin Talal, uno de los hombres más ricos del mundo, y que sabe mucho de esto, que «nunca más volveremos a ver el petróleo a más de cien dólares»

Con el agua al cuello

Mientras, la sombra de una posible suspensión de pagos se yergue sobre algunos de los países que más dependen del oro negro. Como Venezuela. Por eso anda su presidente, Nicolás Maduro, de gira por Oriente Medio en busca de apoyos para frenar tan estrepitosa caía. Pero de momento, no ha conseguido nada: tan solo palmadas en el hombro y buenas palabras. Ayer dejó Catar, para dirigir sus pasos hacia Argelia, no sin antes acusar al «capitalismo» de querer «destruir» la OPEP y advertir que Venezuela tiene «músculo» para resistir.

Por el mismo motivo está Rusia contra las cuerdas. Solo una cifra: el banco central ruso se gastó el año pasado 76.100 millones de dólares y 5.400 millones de euros para intentar frenar la caída en picado del rublo.