La Voz de Galicia

Alcoa amenaza ahora con vender sus fábricas después de intentar cerrarlas

Economía

f. fernández, m. g. balseiro redacción / la voz Presidente del comité de A Coruña

El grupo busca comprador para las de A Coruña, Avilés y parte de San Cibrao

24 May 2016. Actualizado a las 10:51 h.

La multinacional estadounidense del aluminio Alcoa amenaza ahora a los 2.000 trabajadores que emplea en España (1.600 de ellos, en Galicia) con vender las fábricas. Y eso, después de amagar hace año y medio con despedir a 800 de ellos cerrando las plantas de A Coruña y Avilés. Fuentes oficiales de la compañía intentaron ayer escurrir el bulto para evitar confirmar que la empresa está buscando comprador, o un socio industrial que quiera compartir el negocio, con un lacónico «no podemos dar detalles». No obstante, señalaron que «se están evaluando todas las posibilidades para garantizar un mejor futuro para las fábricas».

El periódico Expansión desveló ayer las intenciones del grupo y que incluso ha contratado al banco de negocios Goldman Sachs para que lo asesore en este proceso, extremo este que Alcoa tampoco quiso confirmar ni desmentir. Según ese diario económico, la multinacional quiere desprenderse de las plantas de aluminio primario de A Coruña y Avilés y de una de las dos en que está dividido el complejo industrial de San Cibrao (Cervo). Solo se quedaría con la de alúmina que tiene en ese concello de A Mariña lucense y con un pequeño centro de fabricación de sistemas de arquitectura en Navarra. Alcoa factura 1.000 millones en España.

Fuentes de la Consellería de Industria avanzaron que no disponen de más información que esa y que, en todo caso, se trata de una operación empresarial, aunque advirtieron que velarán por el mantenimiento de los puestos de trabajo.

El grupo sí anunció hace unos meses que estaba mirando con lupa la productividad de cada una de sus plantas en el mundo a fin de evaluar su viabilidad. Las de A Coruña y Avilés llevan años en su punto de mira, más desde que Alcoa tiene que acudir a una subasta competitiva anual con otras grandes industrias intensivas para conseguir bonificaciones en su tarifa eléctrica. La primera puja fue en el 2014 y el grupo denunció que no había conseguido incentivos suficientes para garantizar la rentabilidad de los dos centros de trabajo. En diciembre de ese año presentó dos ERE de extinción para las plantillas de A Coruña y Avilés, que retiró en cuanto consiguió lo que quería. Eso sí, en una segunda subasta convocada de forma extraordinaria y en medio de graves acusaciones del entonces ministro de Industria, José Manuel Soria, sobre que Alcoa no había conseguido más incentivos porque no había querido.

Desde entonces, la espada de Damocles no ha dejado de pender sobre los trabajadores de A Coruña y Avilés a cuenta del precio de la energía (y después por la caída de las cotizaciones internacionales de los metales) La multinacional nunca ha sido clara sobre sus intenciones, aunque sí ha reconocido en varias ocasiones que no descarta nada.

La posible venta de las plantas se produce a pocos meses de la próxima subasta de energía, prevista para septiembre. 

Una segregación en marcha

La crisis mundial de la multinacional coincide con una segregación del grupo que culminará a finales de año: las fábricas de Galicia y Asturias se integrarán en la división que mantendrá el nombre de Alcoa; y la de Navarra pasará a una nueva, Arconic, que agrupará toda la actividad de valor añadido.

La posible venta de las plantas ha dejado boquiabiertos a los representantes de los empleados, sobre todo porque la dirección mantiene el mutismo, algo que los tiene indignados. Sin embargo, Juan Carlos López Corbacho, presidente del comité en A Coruña, recordó ayer que los propios sindicatos le sugirieron al grupo que buscase otras alternativas para las fábricas, como su venta, cuando presentó el ERE de extinción. El sindicalista de CC.?OO. destacó que la planta de A Coruña es rentable y que «con Alcoa ou sen ela necesitamos un proxecto industrial que garanta o mantemento dos postos de traballo». «A venta é mellor que pechar, pero non garantiza o futuro, ten que vir acompañada dunhas garantías», advirtió.

 

«Visitas sospechosas» en las plantas en las últimas semanas

Haciendo memoria, los sindicalistas que representan a los trabajadores de las fábricas de Alcoa que parecen estar en el mercado recuerdan que en las últimas semanas se han producido «visitas sospechosas» a los centros de trabajo. Un trasiego de gente desconocida que en cualquier otro momento no significaría nada raro. Pero ahora sí. Podrían ser compradores. O no. Juan Carlos López Corbacho explica que pueden ser también auditores, habida cuenta de que Alcoa ha llevado a cabo un análisis de cada una de sus plantas para comprobar su viabilidad.

La empresa, una vez más, no confirma ni desmiente si se han producido encuentros ya con posibles compradores.

Los comités de Avilés, A Coruña y San Cibrao han solicitado reuniones de urgencia con sus direcciones respectivas. Hoy tendrá lugar la primera de ellas, en el complejo industrial de Cervo.

Fuentes de la multinacional aseguraron que cuando haya una decisión tomada se informará a las plantillas.

Cierres de tres centros en Italia y Estados Unidos

Alcoa ha ido desprendiéndose poco a poco de varias fábricas en todo el mundo. Además de vender las dos españolas de Amorebieta y Alicante y una en Francia, cerró hace dos años una que poseía en Italia. Lo hizo tras un dictamen del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que obligó al Estado italiano a recuperar 295 millones de euros que le había otorgado a Alcoa en forma de una «tarifa preferencial de electricidad». Las ayudas habían sido declaradas ilegales por la Comisión Europea en el 2009 al considerar que su objetivo era reducir los costes de funcionamiento de Alcoa, proporcionándole una ventaja en relación a sus competidores.

Además, a consecuencia de la caída del precio internacional del aluminio primario (en gran parte por la presión de los competidores chinos), Alcoa anunció el cierre de cuatro plantas en Estados Unidos. Finalmente dos permanecen abiertas «porque se mejoraron las condiciones de la energía».

Aparte de en España, el grupo posee fábricas de aluminio primario en el norte de Europa: dos en Noruega y una en Islandia. En los tres casos, la energía que consumen las plantas procede de fuentes renovables (hidráulica y geotérmica), o sea, más barata que en otros países.


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