Bruselas envía a España una carta de alerta presupuestaria
Economía
La Comisión Europea cuestiona los cálculos optimistas del gobierno de Sánchez
19 Oct 2018. Actualizado a las 20:20 h.
Solo tres días después de recibir los presupuestos españoles, Bruselas ya ha detectado agujeros en las cuentas españolas para el 2019. Camino de Madrid circula en estos momentos una carta, firmada por el equipo económico de Jean-Claude Juncker, en la que la Comisión Europea exige a la ministra de Economía, Nadia Calviño, que aclare y justifique las desviaciones graves del objetivo de déficit detectadas sobre la base del borrador enviado por Moncloa.
La misiva ha sido acuñada tras detectar un «serio riesgo» de incumplimiento de las reglas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Y no, no se trata de un simple trámite o pliego para demandar aclaraciones técnicas, como sugirió ayer el gobierno de Sánchez, tratando de minimizar la polémica, sino una alerta en toda regla. Cuando Bruselas remite una carta pidiendo explicaciones, algo no cuadra. En este caso, las cuentas.
El margen de maniobra expansivo que imprimió Calviño a los presupuestos ha hecho saltar todos los resortes normativos. Aunque la coruñesa se comprometió a acometer un ajuste estructural del 0.4% del PIB, el mínimo que le permitía el Pacto, Bruselas es incapaz de seguir sus cálculos, de ver de dónde procederá ese ajuste. Es más, cuestiona las cifras optimistas del gobierno de Sánchez en torno a la recaudación pública, la pata más floja de los presupuestos.
El borrador remitido al equipo del comisario de Economía, Pierre Moscovici, estimaba unos ingresos de 1.200 millones de euros gracias a la tasa a los gigantes digitales, por ejemplo. Pero los cálculos del francés son mucho menos ambiciosos. El galo cree que, de aplicarse en toda la UE, el impuesto haría aflorar 4.800 millones de euros en el conjunto de la UE.
Las cuentas españolas son poco realistas, de eso ha dado buena cuenta la Comisión Europea. A pesar de que el equipo de Sánchez intentó trasladar una imagen de normalidad y sintonía tras la reunión del miércoles entre el presidente español y Juncker, lo cierto es que el luxemburgués no ha santificado los presupuestos, ni mucho menos. La relajación de los objetivos y el juego de trileros no es algo que guste en los cuarteles comunitarios. Si el gobierno de Rajoy pecaba de optimismo en la senda de ajuste, el de Sánchez lo hace en las perspectivas de ingresos. La hoja de ruta de inversión y gasto público no casa con los compromisos de consolidación fiscal. Y a pesar de las reticencias y de que España es el único país que sigue inmerso en un procedimiento por déficit excesivo, puede que tras unos cuantos parches y un lavado de cara, la Comisión conceda el visto bueno a unos presupuestos que excederán en un 0.5% el objetivo de déficit comprometido por el anterior Ejecutivo. ¿Por qué? Por que el gran problema son los presupuestos italianos. Los excesos del gobierno de Giuseppe Conte empequeñecen los desequilibrios en las cuentas españolas. Su desafío presupuestario (disparar el gasto mientras lidia con la segunda bolsa se deuda más grande de la UE), puede desencadenar un auténtico terremoto financiero en la eurozona, arrastrando consigo a otras economías como la española. Bruselas quiere contener el contagio.