La Voz de Galicia

Banqueros (pocos) entre rejas (poco tiempo)

Economía

mercedes mora redacción / la voz

Banqueros en el banquillo

España es el segundo país que más directivos de banca ha enviado a prisión por sus desmanes

25 Nov 2018. Actualizado a las 19:40 h.

Tienen la sensación los ciudadanos de a pie de que los desmanes de la banca no han recibido el castigo que merecían por haber sumido al mundo en una de las crisis más voraces que se recuerdan. De que la mayoría de los banqueros sin escrúpulos que la provocaron se han ido de rositas, mientras la población sigue pagando -y lo que te rondaré morena- la factura de los multimillonarios rescates.

Puede que la rabia que esa impunidad genera sea menos si, después de un repaso, se concluye que España es el segundo país de Europa que más banqueros ha enviado a la cárcel por sus fechorías. Veintinueve en total. Por detrás de Islandia, el Estado que decidió dejar caer a sus bancos y no murió en el intento. Allí 38 directivos fueron condenados entre el 2012 y el 2017 a penas que van desde los 6 meses a los 5 años por sus tejemanejes al frente de entidades como Kaupthing, Landsbankinn, Glitnir, MP Bank o Byr.

Entre las dos suman más de tres cuartos de los 78 sentenciados en Europa y Estados Unidos a penas de prisión por el papel que jugaron en el estallido de la crisis financiera y el hundimiento de las entidades por cuyos intereses se supone que debían velar.

Claro que ese alivio de la rabia contenida se viene abajo cuando uno repara en la cifra de los que realmente han llegado a pisar una celda o en el tiempo -más bien poco- que pasaron dentro de ella.

En Islandia, los pioneros en esto de la caza del banquero, no todos acabaron entre rejas; y hoy ya no queda ninguno dentro. Y en España, más de lo mismo. La mayoría de los exdirectivos de las antiguas cajas de ahorros que han sido condenados en los tribunales por su gestión al frente de estas entidades han evitado la cárcel. Y los poquísimos que han llegado a pisarla han estado poco tiempo entre rejas. Entre las excepciones más sonadas, el expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa, los exdirigentes de las cajas gallegas, y el exvicepresidente del Gobierno y expresidente de Bankia, Rodrigo Rato. Son precisamente el ex director gerente del FMI y quienes, como él, se dieron la vida padre a costa de la entidad para la que trabajaban, los únicos, que a día de hoy, están en prisión. Quince, incluido Rato. En la lista de los condenados por el escándalo de las black falta Blesa. El exbanquero no pudo soportar la presión de saberse a un paso de la cárcel, por la que ya había pasado, aunque de manera fugaz, y decidió quitarse la vida en el verano del 2017.  

Penas que pueden multiplicarse

Rato realizó el paseíllo de la vergüenza hasta la puerta de la cárcel de Soto del Real el pasado 25 de octubre. Antes pidió «perdón a la sociedad». Hasta ese momento no había mostrado arrepentimiento alguno. Más vale tarde que nunca, que dice el refranero.

El exvicepresidente de Aznar ha sido sentenciado a cuatro años y medio por «apropiación indebida» en el caso de las tarjetas de vida alegre. Una pena que podría multiplicarse si lo declaran culpable de otros delitos, como el de estafa en la salida a Bolsa de Bankia, cuyo juicio comienza mañana, o el de fraude fiscal en la investigación sobre el origen de su patrimonio.

La misma suerte podrían correr algunos de los exdirectivos de las extintas cajas gallegos, como el expresidente de Caixanova, Julio Fernández Gayoso, que ya pisó la cárcel por las prejubilaciones millonarias y a quien todavía le queda rendir cuentas en tres juicios por otras tantas operaciones inmobiliarias, cuanto menos, dudosas.

Los últimos en sumarse a esa lista de 29 que convierte a España al país que más banqueros ha sentenciado a purgar sus pecados en prisión han sido los condenados por el cobro irregular de dietas en la antigua Caja de Ahorros del Mediterráneo (la CAM). Esta misma semana.

Mientras, en Estados Unidos, el país de Lehman Brothers, no ha caído ni uno solo de los grandes señores de las finanzas. Muchos peces pequeños, pero ninguno gordo. Solo un directivo de banca con cierto peso ha dado allí con sus huesos en la cárcel. Hablamos de Kareem Serageldin, exdirectivo (de segunda fila) de Crédit Suisse, quien fue condenado a 30 meses de cárcel por manipulación contable. Su pecado, el mismo que el de otros muchos que han quedado sin castigo: disimular pérdidas multimillonarias en su cartera de ABS (activos basados en otros activos, entre los que estaban bonos basados en hipotecas de viviendas y locales comerciales).

¿Motivos para la ira? Juzguen ustedes mismos.

 


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