La cúpula de Nueva Pescanova se libra de testificar en el juicio por la quiebra de la pesquera
Economía
La defensa de Fernández de Sousa renunció a sus declaraciones
25 Feb 2020. Actualizado a las 20:48 h.
Jacobo González-Robatto e Ignacio González, presidente y consejero delegado de Nueva Pescanova, respectivamente, no declararán finalmente ante el tribunal que juzga el presunto fraude que acabó con la quiebra de la vieja Pescanova en el 2013. Los actuales máximos directivos del grupo, heredero del negocio de la pesquera después de que la banca acreedora -convertida en dueña mayoritaria- asumiera su gestión, habían sido propuestos como testigos en el juicio por la defensa del expresidente y principal acusado en el caso, Manuel Fernández de Sousa, pero finalmente ha renunciado a su testimonio.
Así lo comunicó al tribunal la procuradora del expresidente en un escrito fechado el pasado jueves, un día después del que la sala había fijado para que González-Robatto y González declararan por videoconferencia desde los juzgados de Vigo.
Testigos de la defensa
La pretensión inicial era que ambos reforzaran en el juicio uno de los argumentos principales en los que la defensa de Fernández de Sousa fundamenta su inocencia: la buena marcha de la compañía, que superó el concurso de acreedores en el que estaba inmersa cuando el expresidente fue obligado a abandonarla, en septiembre del 2013, y que ha seguido en funcionamiento tras la reestructuración de los 3.600 millones de su abultada deuda real.
Fuentes de la defensa señalaron ayer a La Voz que la renuncia obedecía a que consideraban ya suficientemente acreditados los anteriores extremos con las declaraciones que el tribunal había escuchado hasta el momento. Añadieron que les interesaba más explicar cómo estaba la pesquera en el 2013 y cómo había crecido y funcionado hasta ese momento, y que González-Robatto llegó al grupo con posterioridad.
La estrategia de Fernández de Sousa pasa también por señalar a la banca como responsable de alimentar, «para lucrarse», un proceso piramidal de sobreendeudamiento -insostenible- que acabó con la insolvencia de la compañía. Guarda silencio, sin embargo, sobre los 2.000 millones de quita que las entidades financieras tuvieron que asumir, capitalizando el resto en acciones y quedándose al frente de Nueva Pescanova, lo que permitió sobrevivir a la pesquera, un aspecto este que, de haber testificado los actuales gestores, sería imposible no abordar.
A vueltas con las facturas falsas
Lo que sí se escuchó ayer en la sala, en la última sesión de declaraciones de testigos, fueron nuevas confirmaciones de que Pescanova se valió de facturas falsas para conseguir financiación de los bancos, a través de las líneas de factoring, un mecanismo por el que las entidades le adelantaban liquidez de ventas que aún no había cobrado.
Ettore Pezzuto, director general de UBI Banca entre el 2008 y el 2013, corroboró el relato que, en días previos, hicieron otros responsables de entidades financieras con las que la pesquera tenía contratos de factoring: que recibían de Pescanova listados de facturas para descontar (nunca los recibos físicos) y que no se comprobaban con el cliente final (a cuyo nombre iban) por la «confianza» que tenían en un grupo cotizado, que nunca había impagado hasta que, con el preconcurso, se destapó el fraude. «Era una praxis habitual de la banca. El factoring funcionaba muy bien, no tenía fallidos», subrayó Pezzuto, que dijo estar «orgulloso» de haber sido la única entidad que, tras el concurso y pese a los 42 millones impagados, mantuvo viva esta línea de liquidez, facilitando la supervivencia de la empresa.