La Voz de Galicia

Los empresarios elevan el tono: «Algunos en este Gobierno no han visto una empresa en su vida»

Economía

A. Balseiro

El presidente de la CEOE insiste en las graves consecuencias que supondría derogar la reforma laboral

22 May 2020. Actualizado a las 20:55 h.

 

El pacto del Gobierno con Bildu para derogar la reforma laboral ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de la patronal, ya al límite tras episodios previos, como el anuncio de Pablo Iglesias de que la CEOE había bendecido el ingreso mínimo vital en una reunión a la que los empresarios ni siquiera habían sido convocados. Si entonces el presidente de la patronal, Antonio Garamendi, abandonó temporalmente la mesa del diálogo social, ahora ha anunciado que no volverá a sentarse. «No son conscientes de lo que están hablando porque algunos no han visto una empresa en su vida», aseveró ayer, en referencia a los integrantes del Gobierno y a su desconocimiento sobre las consecuencias de derogar la reforma del 2012.

En una entrevista, advirtió que lo pactado con los aberzales podría provocar que muchos expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) acaben convirtiéndose en despidos, por la incertidumbre generada en el mundo empresarial.

«Desde el plano económico es una irresponsabilidad total, porque pone en peligro miles de empleos y la confianza en el país y en las empresas españolas», insistió, para criticar que, además, firmar tal acuerdo «no era en absoluto necesario» para prorrogar el estado de alarma.

Garamendi agradeció la cordura de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, -«una cabeza sensata en el Gobierno»-, que defendió que el debate sobre el marco laboral ahora era absurdo.

Tras el último bandazo del Ejecutivo, que, en contra de lo rubricado con Bildu, dice ahora que no será una derogación completa y que cualquier cambio se pactará con los agentes sociales, falta saber si la CEOE volverá a la negociación, «por responsabilidad», como apeló ayer la ministra portavoz. También el presidente, Pedro Sánchez, llamó personalmente a Garamendi para tratar de reconstruir los puentes.


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