Andrés Fernández Álvarez-Santullano: «Nos venía bien diversificar en Portugal, pero no vamos a dejar de invertir aquí»
Economía
Zendal, la compañía de la que es consejero delegado ha optado al PERTE de medicina personalizada para desarrollar fármacos de terapia génica
17 May 2022. Actualizado a las 01:43 h.
No hay riesgo de que Andrés Fernández Álvarez-Santullano (Vigo, 1975) sufra un ataque de éxito ante las dimensiones que ha alcanzado el mayor grupo biotecnológico gallego (Pharmamar tiene sede en Madrid). De conversación cercana y sosegada, relata los dos últimos años de vértigo, marcados por el contrato para producir la vacuna anticovid de la norteamericana Novavax, como si fuera lo normal: «Es algo para lo que estábamos preparados», afirma. Es consejero delegado de Zendal (antes CZ-Biofabri), con sede en O Porriño, desde el 2015. Previamente fue director general de CZ Veterinaria, que está en el origen de todo. Con las vacunas animales, en 1994, la compañía facturaba 4 millones de euros. En el 2021, con la suma de las divisiones de vacunas para salud humana y de probióticos, superó los 60 millones en ventas. Pero los mayores logros aún están en las probetas.
—Hay un antes y un después del covid para Zendal. ¿Cómo definiría estos dos últimos años?
—[Piensa durante unos segundos] ¡Como la victoria del Madrid del otro día! Y no soy de Madrid. Pero sufres, sufres, sufres... y al final, ganas. En el momento más difícil, en abril del 2021, tuve un ingreso médico y me operaron. Lo bueno es que comprobé que, si yo me voy dos meses, no pasa nada, el equipo funciona solo, viene de atrás, lo heredé funcionando muy bien.
—Zendal ya venía creciendo antes de eso, y de forma importante.
—Sobre todo crecimos en potencialidad de proyectos. Por eso no es sorprendente si hemos multiplicado por cuatro nuestra facturación en un año. Hemos trabajado para eso. Siempre crecemos, en crisis y sin crisis.
—Llegó el covid y ¿qué pasó en Zendal? ¿Cómo cambió sus planes? —Nos cambió en que, de repente, hubo que hacer muchas cosas para mañana. Nos modificó la estructura, pero los planes no cambiaron. Ya estábamos empezando a crear nuestra primera planta para vacunas comerciales para salud humana, y en esta pandemia empezamos otras dos. Metimos todo lo de Novavax, y además incorporamos los dos proyectos de desarrollo de vacunas con el CSIC. El plan que teníamos es que todo esto sucediese pero en el 2025, no en el 2021.
—El covid solo les ha dado un pequeño empujón, entonces.
—Tú tienes que estar preparado para fabricar y eso lo teníamos planificado de una forma sostenida y pausada, fuimos al mismo sitio que queríamos ir, pero más rápido y sufriendo más. Sobre todo crecimos en potencialidad.
—Y en nuevas instalaciones. ¿Qué les ofreció Portugal para instalar allí una nueva planta y no en Galicia?
—Influyeron varios factores, entre otros, que las multinacionales nos piden un plan de contingencia. ¿Qué pasa si hay una huelga, o un desastre natural? Tener capacidad de producción en Portugal suplía esa carencia. Nos venía bien diversificar, nos quedaba cerca, económicamente salía bien, y los plazos que nos dieron se cumplieron. Eso no significa que dejemos de invertir aquí.
—Tienen un plan de 111 millones a la espera de los fondos de un PERTE. ¿Es optimista?
—Sí, el PERTE de medicina personalizada. Hay mucha incertidumbre, ahora empieza a definirse mejor, estamos trabajando con la Universidade de Santiago en los proyectos, porque la concurrencia va por fases, no van los 111 millones de golpe.
—¿Hasta qué punto es importante que salga adelante?
—Es un extra. Nuestro plan estratégico tiene unas bases, y si eso viene, haremos un añadido.
—En qué consiste ese extra
—Supone entrar en tecnologías diferentes con socios diferentes en terapia génica para el desarrollo de medicamentos. Sería una nueva línea de negocio, añadida a inmunología. Los fondos del PERTE van a servir para dar el salto al desarrollo de fármacos.
—¿Y si no llegan fondos?
—Sería un proyecto más que se queda en la universidad y que nunca llegará al mercado.
«Muchos venden la división animal para potenciar la de salud humana. Eso no va a pasar»
En los últimos dos años, Zendal ha duplicado su plantilla, al pasar de 250 a 530 personas. «Son perfiles júnior, pero gente muy preparada», afirma el CEO del grupo.
—¿La facturación de las vacunas para salud humana ya es superior a la de vacunas animales?
— Si todo va bien, por primera vez la facturación de vacunas para salud humana será superior este año, en una proporción del 55 % y el 45 %.
—¿Seguirá siendo así en el futuro?
—Creo que habrá un descenso de la demanda de vacunas para el covid. Hay cierto grado de incertidumbre, tampoco somos un fabricante muy grande a nivel mundial. Seguimos fabricando Novavax, hacemos un lote por semana de antígenos y eso es lo que ellos mezclan en otro país para fabricar vacunas. Hay dos de los ensayos en marcha con el CSIC; una de ellas más desarrollada que la otra. Sería una gran noticia que una vacuna de colaboración público-privada que saliera al mercado.
—¿Cómo se ven frente a gigantes como Pfizer o AstraZeneca?
—Es un mercado distinto. Nosotros somos parte de una colaboración, no decidimos, hacemos lo que nos mandan.
—Pero también desarrollan vacunas propias, como la de la tuberculosis o las dos del CSIC.
—Cierto. La de la tuberculosis es una vacuna que va muy despacio, pero son los tiempos que tienen que ser, porque es una enfermedad muy compleja. Necesitamos hacer pruebas muy largas y complicadas. Nuestra perspectiva de salida al mercado está entre el 2026 y el 2028.
—¿Será el salto definitivo de Zendal al gran mercado?
—Cualitativo sí, pero no es un mercado tan grande. Irá a países en vías de desarrollo y nos hemos comprometido a no vender la vacuna cara. A nivel cualitativo supone tener nuestra propia vacuna, sería la primera, en salud humana. Las tenemos hace muchos años en salud animal.
—¿Se han planteado desprenderse de la división de vacunas de salud animal, para volcarse de lleno en el negocio de la salud humana?
—Mientras no haga falta, no. En el mercado hay muchas compañías que han vendido la parte dedicada la salud animal, pero es algo que se rige por modas que no van con nosotros. De momento estamos cómodos, no vemos problemático que una división supere a la otra. Muchos venden la división animal para potencia la humana. Eso no va a pasar.
«Tenemos previstas un par de adquisiciones más»
Esta semana, Zendal cerró un acuerdo para hacerse con el 46 % de las acciones de Maymó, una empresa de origen catalán especializada en salud animal. En los últimos dos años, el grupo ha invertido entre 40 y 45 millones de euros en nuevas plantas. «Las que quedan por construir requerirán una inversión de otros 20 millones en los próximos dos años», afirma Álvarez-Santullano.
—En los últimos años han apostado fuerte por crecimiento corporativo con la adquisición de media docena de empresas. ¿Seguirán por esa línea?
—No en su totalidad, pero algunas adquisiciones sí; tenemos un par de operaciones más en marcha que concretaremos en breve.
—¿Y al mismo tiempo seguirán ganando dimensión con ampliaciones físicas?
—Seguiremos expandiéndonos aquí [en O Porriño] y en León, en donde estamos invirtiendo tras la compra de Laboratorios Ovejero; en Portugal también iremos viendo.
—¿No se pone techo?
—No, mientras no llueva [se ríe].
—¿Pero cómo ve Zendal dentro de 5 años, por ejemplo?
—Seremos un grupo más grandes en volumen, habremos duplicado equipos, tendremos una cuota de mercado mayor —ahora estamos presentes en más de 65 mercados—, y una repercusión más importante. Pero lo que nos importa realmente es la continua incorporación a nuestra empresa de nuevas tecnologías que vayamos conociendo.
—¿Sigue descartando la salida a bolsa?
—No me gustaría.
—¿Y la incorporación de socios o ampliación de capital?
—Ahora tenemos que dedicarnos a parar un poco. Las inversiones que hemos hecho son muy fuertes, con alguna adquisición más que venga, ya no tenemos previsto hacer nuevas grandes inversiones en los próximos años.
—¿Recibe muchas ofertas de compra de la compañía?
—Ahora llaman menos, pero siguen viniendo.
—¿Cuánto pide?
—No llego a ese punto. Mi padre acostumbra a decir que, cuando alguien pone valor a algo, es porque quiere vender y este no es el caso.