La Voz de Galicia

El pinchazo del motor, los móviles y las criptos recorta la demanda de microchips

Economía

c. porteiro redacción / la voz

Los fabricantes han perdido un 23 % de su valor bursátil en lo que va de año

21 Aug 2022. Actualizado a las 09:02 h.

Portátiles, videojuegos, altavoces inteligentes, relojes digitales, móviles y tabletas formaron parte de la lista de productos más demandados por los españoles durante la pandemia. Una tendencia que se extendió al resto del planeta.

La voracidad de los consumidores disparó la demanda de microchips, indispensables para las empresas de industrias como la tecnológica o el motor que, debido a la voraz demanda de ese año y las capacidades limitadas de producción, se vieron obligados a hacer cola para recibir pedidos.

El paisaje ha cambiado mucho desde entonces. Con los hogares ya abastecidos de todo tipo de productos electrónicos, compañías como Xiaomi han visto cómo se hundía la venta de smartphones en casi un 30 % en el segundo trimestre de este año.

A esto se suma el pinchazo de las criptomonedas —necesitan microchips y tarjetas para el minado—. El rey de este ecosistema, el bitcóin, cotiza un 50 % por debajo del umbral con el que arrancó el año. Teniendo en cuenta que su atractivo ha caído y que minar exige cada vez más capacidad computacional y más energía —cuyos precios están disparados—, la demanda de supercomputadoras, que necesitan potentes procesadores y semiconductores, ha caído.

Algo parecido pasa con el motor. Las largas esperas para hacerse con microchips precipitaron parones en la actividad de las fábricas de automóviles. Un ejemplo es la planta de Stellantis en Vigo que, según estimaciones del comité de empresa, dejó de producir unos 70.000 vehículos en los seis primeros meses del año. En el conjunto de España, la caída de la producción fue del 5,8 %.

Los plazos para recibir los chips, eso sí, se han estrechado un poco desde su pico del mes de mayo porque la demanda ha empezado a desacelerar. La Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac) reconoció en junio una «ligera mejora en el aprovisionamiento de materiales, que está permitiendo que las fábricas recuperen su capacidad de producción», aunque prefieren esperar antes de lanzar las campanas al vuelo: «Es pronto todavía para interpretar que los datos del mes de junio representen un cambio en la tendencia de caída de los últimos meses. En este sentido, la industria continúa marcada por la crisis de los microchips», admiten. La descongestión está siendo más rápida en el sector de la electrónica para móviles.

El problema ahora viene por el flanco de la demanda. La inflación, que en España alcanza el 10,8 %, deja a los hogares sin margen para mucho gasto. Menos aún si se encuentran con que el precio de los automóviles son un 9,5 % más elevados que hace un año. Estos factores han hecho retroceder las compras un 11 % en España hasta agosto, según Anfac.

Aunque es el pinchazo de la demanda el que ha hecho retroceder al sector a niveles del 2012 en el último mes, «la escasez de microchips todavía está suponiendo retrasos en las entregas de vehículos ya pedidos en los concesionarios. Estos factores están provocando que los usuarios retrasen su adquisición u opten por un vehículo de ocasión», sostiene el director de comunicación de la patronal, Félix García.

Lo mismo ocurre en otros países como Estados Unidos, donde los precios de la cesta de la compra han medrado un 8,5 %, algo menos que en la Unión Europea (9,8 %). Los analistas anticipan una contracción de las compras domésticas en los próximos meses. Un enfriamiento económico que, por otro lado, ayudará a reequilibrar la oferta y la demanda de microchips en el mercado.

 

Desconfianza del mercado

Las señales están ahí, solo hay que ver cómo ha evolucionado la cotización de las 30 principales compañías estadounidenses del sector de los semiconductores. En marzo del 2020 comenzaron a ganar músculo y alcanzaron su techo histórico en diciembre del 2021, cuando el índice de semiconductores de Filadelfia ya valía el triple. Desde entonces, su cotización se ha ido desinflando hasta tocar fondo a finales del mes de junio, cuando ya había acumulado pérdidas del 38 %, mitigadas ligeramente hasta el 23 % en el último mes. ¿Por qué?

Compañías fabricantes como Nvidia, Intel o Advanced Micro presentaron resultados pobres en la primera mitad del año. La demanda se ha ido apagando a un ritmo mayor de lo esperado, recortando los beneficios previstos. Y el sector anticipa ya una caída de los pedidos en los próximos meses. Eso se tradujo en pérdidas bursátiles. Nvidia acumula un desplome del 40 % en lo que va de 2022, más que Intel (-33 %) o Advanced Micro (-36 %). Lo mismo ocurre con los fabricantes asiáticos. Samsung se ha desplomado un 22,5 % este año, algo menos que el gigante Taiwan Semiconductor Manufacturing (TSM), que fabrica uno de cada cuatro microchips. Su valor se hundió un 32 %. Otra señal inequívoca: las exportaciones de tecnología de Corea del Sur cayeron en julio por primera vez en dos años, según recoge Bloomberg.

Por si fuera poco, los inversores desconfían del impacto que pueden tener en los resultados de estas compañías los planes de Estados Unidos (52.000 millones de dólares) y la Unión Europea (43.000 millones de euros) de levantar megafábricas de microchips con las que abastecer sus industrias a largo plazo.

 

La peor crisis en 20 años

Los subsidios podrían inundar el mercado de estos productos, hundiendo su precio. «Seguimos creyendo que estamos entrando en la peor crisis de semiconductores de la última década y posiblemente desde el 2001, dada la expectativa de recesión y la acumulación de inventario», reconoció al portal económico el analista de Citigroup, Christopher Danely.

Todas las estimaciones apuntan a que el sector verá recortada su previsión de crecimiento este año a la mitad, hasta el entorno del 7 %. Las previsiones de las empresas del sector apuntan en esa dirección. Fabricantes de microchips admitieron este mes que los pedidos para exportar microchips están mostrando signos de debilidad.

Menos demanda se traduce en menos pedidos y más oferta de chips disponibles. Ese es el escenario para el 2023.


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