La baja rentabilidad frena los proyectos de producción de hidrógeno
Economía
La mayor parte de las inversiones que se habían anunciado siguen en fase de estudio, pese a los fondos europeos
14 Oct 2023. Actualizado a las 19:29 h.
Miles de proyectos relacionadas con la producción y el uso del hidrógeno verde florecieron al calor de las subvenciones de la UE y la descarbonización. Pero el suflé se ha venido un poco abajo, y todo apunta a que el hidrógeno verde —el que se produce utilizando electricidad renovable para separarlo del oxígeno con el que convive en el agua— tendrá un lento despliegue.
Es lo de pasar del estudio de ingeniería a la cuenta de resultados. Hoy no es rentable, y la necesaria evolución tecnológica tardará años en evitar que sea un negocio ruinoso. A la energía eólica solo le ha costado quince años esa transición.
De los 3.200 megavatios en electrolizadores que se han anunciado en España en los últimos tres años tan solo se han instalado 25, otros 30 están en fase de construcción y todo lo demás está en la nube. Ha habido mucha palabra y poco hidrógeno de verdad. «Hay que ser realistas, no se puede conseguir todo lo que se había verbalizado en tan solo tres años», asegura Jose Zudaire, director general adjunto al consejero delegado de Petronor.
La compañía vasca acaba de inaugurar una pequeña planta de hidrógeno verde. Apenas 2,5 megavatios, que tiene un objetivo más cercano a la experimentación que eso que se llama hacer negocios. «Una empresa grande puede permitirse este tipo de iniciativas, a sabiendas de que con el tiempo puede tener un recorrido similar al de la energía eólica o la solar. Hemos apostado por la descarbornización total y hay que dar pasos», dice para defender la inversión de 11 millones de euros que, al menos, servirá al grupo Repsol para sacar las primeras conclusiones sobre las posibilidades del hidrógeno verde como fuente de energía. De momento, rentable no es.
Costes y competencia
Producir un kilogramo de hidrógeno con la tecnología más convencional emite mucho CO2 pero su coste se sitúa entre 1,5 y 2 euros. Obtenerlo con un electrolizador a partir de electricidad generada en un parque eólico o solar cuesta en torno a 6 euros el kilo. Cuando son toneladas las que se necesitan, la brecha es injustificable para cualquier empresa. Es la distancia que separa el beneficio de la ruina.
Son varios elementos los que condicionan la escasa competitividad. Uno es el limitado desarrollo tecnológico que han tenido hasta ahora los electrolizadores. Como no ha habido demanda no se ha invertido mucho para escalar su tamaño. Eso sí ha cambiado y los frutos se verán en el futuro. El segundo elemento es el coste de la electricidad. Es el coste principal de un electrolizador —aproximadamente un 75 % sobre el total— y en estos momentos no es barato. El futuro puede ser más floreciente si la extensión de las renovables y la reducción de la dependencia del gas natural se consolidan. Pero no hay que perder de vista que el hidrógeno verde compite con su hermano, el gris, el obtenido a partir de gas y que el precio de este combustible también va a ser determinante para dilucidar este combate en el mercado.
Los inicios tampoco han sido para tirar cohetes. El primer electrolizador que se puso en marcha en España, en Baleres, iniciativa de Enagas y de Acciona, apenas ha funcionado. Lleva más de un año parado porque su fabricante, la norteamericana Cummins, ha advertido que hay un problema en toda la serie. Los trenes de hidrógeno de Talgo y CAF no tienen, de momento, compradores. El mayor riesgo hasta ahora lo ha asumido Iberdrola, con un electrolizador de 20 megavatios en Puertollano. Los años 2024 y 2025 van a ser decisivos para evaluar el ritmo de nuevas inversiones.