Gobierno español, catalán y pymes rechazan de plano la opa hostil del BBVA al Sabadell
Economía
Empresarios y patronal bancaria niegan que pueda acarrear problemas de competencia y defienden que son «libres de hacer ofertas o no»
09 May 2024. Actualizado a las 16:25 h.
La opa hostil que ha lanzado este jueves el BBVA sobre el 100 % del Sabadell, después de que la entidad de origen catalán rechazara su segunda oferta de fusión, se produce a dos días de las elecciones catalanas y, como no podía ser de otro modo, ha hecho que políticos y empresarios se pronuncien sobre una operación que podría cambiar de arriba a abajo el mapa bancario español.
La primera reacción del Gobierno al anuncio de la opa ha sido la de un rechazo rotundo a la operación. Fuentes oficiales del Ministerio de Economía aseguran que el Ejecutivo «rechaza la decisión de BBVA de plantear una opa hostil a Sabadell, tanto en la forma como en el fondo». A su juicio, la operación introduce «efectos lesivos potenciales» en el sistema financiero español.
Las mismas fuentes apuntan al elevado nivel de concentración «que podría tener impacto negativo en el empleo y en la prestación de servicios financieros». Además, recuerdan que un excesivo nivel de concentración introduciría un riesgo potencial adicional a la estabilidad financiera, algo que también señaló estos días el Gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. También han salido en tromba para oponerse a la opa buena parte de los partidos políticos catalanes, inmersos en los últimos días de la campaña electoral de los comicios autonómicos del próximo domingo 12 de mayo.
Carlos Cuerpo: «El Gobierno tiene la última palabra»
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha puntualizado esta misma mañana en TVE que el Gobierno «tiene la última palabra» en toda la operación. «Ahí es donde entraremos a valorar teniendo en cuenta los efectos potenciales muy lesivos en nuestro mercado», ha recordado. En realidad, Moncloa no tiene capacidad de intervenir en el proceso mientras se vaya desarrollando el calendario previsto (pronunciamiento del consejo de administración, junta de accionistas, permisos de la Comisión de Competencia, Banco de España...). Pero sí juega la última baza, posiblemente allá por el 2025, para dar la autorización definitiva a la opa.
Lo puede hacer, según indican desde el Ministerio de Economía, por lo que parece ser un temor que hasta ahora no había expresado ningún ministro en la última semana: los problemas que afectan a la competencia del sector bancario. Si BBVA compra Sabadell, serían el segundo banco más grande de España y casi tres cuartas partes del mercado quedarían en manos de tres grupos, junto a CaixaBank y Banco Santander. Además, habría zonas en las que el poder de concentración superaría el 40% en el caso del nuevo BBVA-Sabadell, como en Cataluña o la Comunidad Valencina.
Pese a este duro mensaje del Gobierno, los primeros espadas de la entidad defienden el valor económico de la fusión y la aportación que el banco resultante generará a la economía nacional, en términos de mayor capacidad de financiación y pago de impuestos. En la conferencia con analistas para explicar la operación, el consejero delegado de BBVA, Onur Genç, recordó además que, «este mismo domingo hay elecciones y hay mucha politización», en referencia a los comicios en Cataluña. «Es bueno tener un banco fuerte, que pueda competir en Europa y seguro que el Gobierno apreciará el valor de esta transacción», confió el directivo.
De hecho, confirma que el banco ya ha mantenido contacto con el Ejecutivo español. Aunque también insistió en que, en esta primera parte de la operación, el Ministerio de Economía tiene poco que decir. De momento, se necesita el visto bueno del Banco Central Europeo (BCE) y otras instituciones como Competencia o la CNMV. «No hay una luz verde explícita aún, pero en los contactos, la primera opinión del supervisor ha sido positiva. No ven obstáculos que puedan frenar la aprobación de la fusión, pero tenemos que seguir los procedimientos, que son largos», indican desde la entidad, insistiendo en que la transacción creará «un banco que va a mejorar el apoyo que damos a la sociedad a través del crédito, el apoyo a la economía y la generación de resultados, lo que implica una base fiscal mayor para el país».
Según explican desde la entidad, una vez obtenidas las autorizaciones del BCE y de la CNMV, se abriría un período de aceptación de la oferta con un máximo de 70 días. Si tiene éxito, los consejos de BBVA y Sabadell presentan la fusión a sus respectivas juntas y ahí se podría cerrar la operación, esta vez sí, con la autorización del Ministerio de Economía, estimando que el proceso se alargue hasta mediados de 2025.
«Daño irreparable» para la economía catalana
La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, también se manifestó en contra de una operación que, en su opinión, «restringe la competencia, es de altísimo riesgo por el elevado grado de concentración bancaria que hay en nuestro país y además va a tener impacto en el empleo y singularmente en la exclusión financiera», deslizó, antes de alertar que, de salir adelante, «grandísimos fondos de inversión que se van a apoderar de parte de la banca» española. Es por ello que apuntó a la necesidad de activar el mecanismo legal del que dispone el Gobierno para parar la opa. Y aseguró que «lo va a aplicar».
En esa misma línea se pronunció el el presidente catalán, Pere Aragonès, quien considera que la opa conllevaría sería un «daño irreparable» para la economía catalana.
A las críticas se sumó Pimec. La patronal de microempresas de Cataluña rechazó este jueves «frontalmente» la maniobra del BBVA por las graves consecuencias, en sus palabras, que puede tener para las micro, pequeñas y medianas compañías, informó en un comunicados. «Las pymes son las grandes perjudicadas por esta operación, que supone un incremento en el nivel de concentración y que tendrá como consecuencia una mayor dificultad en el acceso a la financiación», avisó el presidente de la patronal, Antoni Cañete.
Patronal bancaria
La presidenta de la Asociación Española de Banca (AEB), Alejandra Kindelán, no quiso pronunciarse sobre la opa hostil y se limitó a señalar que la oferta bancaria en España es «inmensa y muy variada» con bancos grandes, pequeños y locales que compiten «ferozmente».
Quien sí lo hizo fue el presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet, quien no considera que esta operación vaya a tener consecuencias negativas para los consumidores: «No creo en absoluto que esta fusión, o cualquier otra de semejante tamaño, suponga una concentración que, a efectos de consumidor, pudiese tener consecuencias relevantes en materia de precios», ha afirmado Juan Carlos Escotet.
El presidente de la patronal de empresarios CEOE, Antonio Garamendi, tampoco ha querido entrar a valorar la operación, inédita en tiempos modernos (la última se remonta a 1987). Para no tomar partido, optó por invocar la libertad de acción de los bancos: «Son libres de actuar, de participar y de hacer ofertas o no», deslizó.
Los sindicatos, preocupados
Los sindicatos se muestran preocupados por la opa hostil y pide al Gobierno regular los términos de la competencia financiera para «no ir hacia a un oligopolio» en España. Así se pronunció Unai Sordo, secretario general de CC.OO., en declaraciones a los medios donde advirtió de que «la concentración financiera empieza a ser un problema económico» en el país y aseguró que este intento de fusión de BBVA sobre Sabadell es «el primero de los que están por venir».
Desde UGT lanzaron un comunicado en el que transmitieron «tranquilidad» a la plantilla y aseguraron que no van a permitir que los trabajadores asuman el coste de esta operación. «No aceptaremos medidas forzadas, no hay excusas, ambas entidades han presentado beneficio récord en el 2023», indicaron. Además, UGT señaló la importancia de cerrar un convenio colectivo de banca en breve que refleje una «subida salarial real» para «afrontar con garantías» cualquier cambio empresarial resultante de este proceso.