La Voz de Galicia

España tendrá que reducir deuda y déficit a un ritmo acelerado

Economía

A. Estrada Madrid / Colpisa
Ursula von der Leyen

El ajuste anual oscilará entre los 6.200 y los 9.200 millones de euros

12 May 2024. Actualizado a las 05:00 h.

Las nuevas reglas fiscales aprobadas por la Unión Europea permiten personalizar la senda de ajuste e introducen una nueva variable de control. A partir de ahora, la Comisión Europea vigilará el aumento del gasto primario neto de los países miembro.

Las nuevas reglas «obligarán a España a reducir su deuda pública y déficit estructural a un ritmo acelerado», señala un análisis de los investigadores del Real Instituto Elcano, Enrique Feás y Federico Steinberg, aunque ese ritmo será «algo menor que antes y negociable».

Según los cálculos realizados por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), el gasto primario neto -—excluido el gasto en intereses de la deuda, en protección por desempleo y el vinculado a los fondos europeos, así como medidas discrecionales de ingresos— no debería crecer más del 2,7 % anual para el conjunto de las Administraciones Públicas. Eso debería acompañarse de un ajuste anual de entre 6.200 y 9.200 millones de euros, en función de si España pide cuatro o siete años.

España presentará en septiembre su plan fiscal, aunque antes, en junio, la Comisión Europea dará una senda para la reducción del déficit y la deuda con el ajuste compatible con ello. La Comisión evaluará si se cumple o no con la senda de ajuste atendiendo a la evolución anual del gasto primario neto que vaya reduciendo el déficit estructural, pero eso «no garantiza una velocidad de ajuste determinada», puntualizan Feás y Steinberg. Por eso, la Comisión Europea ha establecido unas condiciones que reducen el margen de flexibilidad individual. Impone un ritmo de reducción del déficit anual que podría llegar a medio punto porcentual y de la deuda pública, más acelerado cuanto más alta sea la ratio de deuda. La de España cerró el año pasado en el 107,7 % del PIB y su reducción se debió fundamentalmente al aumento de la inflación y al crecimiento del PIB real, situándose entre los países europeos más alejados de los objetivos del 3 % de déficit y 60 % de deuda (sobre el PIB).


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