El Gobierno eleva la previsión de crecimiento y espera que se creen un millón de empleos en dos años
Economía
Dará más margen de gasto a las comunidades para aprobar los Presupuestos con sus socios nacionalistas
16 Jul 2024. Actualizado a las 14:14 h.
La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha puesto sobre la mesa las nuevas condiciones más flexibles a las comunidades autónomas para poder aprobar los Presupuestos Generales del Estado del próximo año, de cuya validación depende el voto de sus socios parlamentarios, como los nacionalistas catalanes y vascos, entre otros. El Gobierno se apretará el cinturón en sus objetivos de déficit para dar manga ancha a los Ejecutivos territoriales, a los que «no se les va a pedir un esfuerzo añadido», ha insistido en varias ocasiones Montero durante la presentación de la senda de estabilidad y techo de gasto, el primer paso para elaborar esas cuentas públicas.
Después de que el Senado vetara la anterior previsión de déficit autonómico, con el voto mayoritario del PP, Hacienda ha decidido relajar sus exigencias a las comunidades: les permite un déficit del 0,1 % el próximo año y equilibrio en los siguientes, dos décimas menos que las planteadas inicialmente. «Este mayor esfuerzo será asumido en su totalidad por el Estado», ha indicado Montero. En cómputo global, el Gobierno prevé que España acabe el 2025 con un déficit del 2,5 %; en el 2026, un 2,1 %; y en el 2027, un 1,8%.
Lo pretende hacer, además, gracias al impulso que está experimentando la economía española. Montero ha reconocido que con las nuevas reglas fiscales sobre la mesa —más exigentes que hasta ahora tras las crisis del covid y de la guerra de Ucrania—, el Presupuesto se tendría que ajustar. Pero la propia ministra de Hacienda ha indicado que «el gran esfuerzo será para compensar» el fin de las ayudas de fondos europeas —que serán ahora préstamos— «y poder compensarlos con el crecimiento del presupuesto nacional y la recaudación de nuestros propios tributos».
El ritmo de crecimiento de la economía le viene al Ejecutivo como vientos de cola para poder mantener los compromisos con Bruselas. De hecho, ha revisado al alza sus previsiones de crecimiento de la economía hasta el 2027. Cuatro y tres décimas, respectivamente, las del 2024 y el 2025, hasta el 2,4 % y 2,2 %, y estabilizándose en el 2 % en los dos ejercicios siguientes. Estas tasas de crecimiento sitúan a España como «principal motor económico de la eurozona», aseguró el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, que criticó los «escenarios catastrofistas» de los que algunos organismos alertaban hace un año. «Vamos a salir del doble shock de la pandemia y la guerra de Ucrania sin cicatrices estructurales», indicó en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
Los tres vectores en los que se apoya el crecimiento del PIB son el empleo, el consumo privado y la inversión. Respecto al empleo, el Gobierno prevé que se llegue a los 22 millones de ocupados al cierre del 2025 tras crear un millón más de empleos entre este año y el próximo. En cuanto a la tasa de paro, se irá reduciendo progresivamente desde el 12 % actual hasta quedarse por encima del 9 % en el 2027, «ya cerca del nivel considerado pleno empleo, que se sitúa en el 8 %», argumentó el ministro.
Y aunque el turismo está siendo una fuente fundamental de crecimiento, con un volumen de llegadas de visitantes y de gasto en destino récord, Cuerpo quiso hacer hincapié en que el crecimiento no solo viene por la rama turística, sino que las exportaciones de servicios no turísticos también están funcionando «espectacularmente bien» hasta sumar 100.000 millones de euros a cierre del 2024, según sus previsiones.
La inversión, por su parte, recuperará este año al fin el nivel prepandemia, después de haber sido una de las variables más retrasadas en este sentido. Apoyada en el plan de recuperación gracias a los fondos europeos, evolucionará «muy positivamente» hasta el 2027, último año de previsión. Las cifras del Gobierno apuntan a un crecimiento del 3,4% este año (seis décimas por encima de lo previsto en el mes de abril) y del 4,8 % el año que viene (ocho décimas más). Después, la formación bruta de capital fijo (como se mide la inversión) se quedará en el 4 % de crecimiento en 2026 y 2027.
A lomos del PIB por encima del 2%
El propio Cuerpo había reconocido recientemente que «el presidente me dio un toque por ser demasiado prudentes». Así explicó el ministro de Economía en un desayuno informativo la semana pasada la razón fundamental por la que su gabinete había decidido actualizar las previsiones macroeconómicas para España. Todos los organismos han ido revisando al alza la estimación del producto interior bruto (PIB) para este año, y el Ejecutivo se había quedado desactualizado.
Esta actualización al alza también depende la evolución de la legislatura. Si se confirmas las buenas expectativas que maneja el Ejecutivo, así como el resto de organismos privados nacionales e internacionales, España crecerá más de lo previsto y, con ello, el Gobierno tendrá más manga ancha para acoger las peticiones de los grupos parlamentarios para cuadrar los Presupuestos. La empresa no es fácil porque este es el último año en el que las cuentas públicas disponen de margen de gasto tras las crisis del covid y la guerra de Ucrania. Si a ello se le suman las exigencias de los socios independentistas para sus comunidades autónomas, sobre todo en el caso de Cataluña, la cuadratura del círculo se prevé aún más complicada.
Pero con más crecimiento económico, hay menos restricciones económicas a la hora de cuadrar el Presupuesto. Al menos esa es la teoría que manejan distintos departamentos económicos del Ejecutivo, conscientes de que un año más sin cuentas públicas actualizadas, la legislatura se complica por varios flancos.
Este lunes la semana comenzó con el Comité de Política Fiscal y Financiera (CPFF) para repartir los objetivos de déficit entre los niveles de la Administración como requisito necesario para que el Consejo de Ministros aprobara este martes el techo de gasto para el año que viene. Este es el pistoletazo de salida a la elaboración de los Presupuestos si se quiere llegar a tiempo.
El alza de las previsiones se justifican en el buen comportamiento de las exportaciones y la inversión. Y esta es una muy buena noticia porque supone un crecimiento «más equilibrado» que en tiempos pasados cuando la demanda interna y el sector exterior no iban acompasados entre ellos, y mucho menos con la inversión.