Una tecnología al servicio de grandes y pequeños
Economía
A pesar de los retos, la inteligencia artificial ya se erige como una oportunidad para mejorar la eficiencia de las empresas
30 Oct 2024. Actualizado a las 09:46 h.
La inteligencia artificial (IA) ha abierto un interesante nuevo horizonte para sociedad y empresas. Pero también ha provocado numerosos temores. Mientras muchos vaticinan que toda esta tecnología traerá consigo una nueva revolución industrial, otros miran con recelo hacia el ámbito laboral, temerosos de que las máquinas acaben eliminando ciertos puestos de trabajo. Sin embargo, lo que es irrefutable es que la inteligencia artificial se ha convertido en una oportunidad para impulsar los proyectos personales y empresariales. Y este fue precisamente el hilo conductor sobre el que se centró ayer el desayuno informativo organizado por el BBVA y La Voz de Galicia, un encuentro moderado por la periodista de La Voz María Meizoso y en el que participaron Guadalupe Hernández, directora de la Territorial Noroeste de BBVA; Verónica Bolón, profesora en el Departamento de Ciencias de la Computación y Tecnologías de la Información de la Facultad de Informática de la UDC e investigadora del CiTIC; Ángela Gonzalo, responsable de Estrategia Data de BBVA en España; Iago González, consejero delegado de Demadi y Ravi Purswani, director de tecnología de Netex Learning.
Estos tres últimos expertos fueron desgranando los principales retos y virtudes de esta tecnología en un coloquio en el que trataron de despejar los principales temores que ha traído consigo la inteligencia artificial. «El problema es que muchas de las nuevas generaciones temen que la inteligencia artificial les robe el trabajo y les sustituya. Pero hay que tener otra visión: ¿Cómo me va a ayudar la IA a ser más eficiente? Pues, por ejemplo, si antes trabajaba ocho horas, ahora voy a poder trabajar solo cuatro porque durante las otras veinte una tecnología está haciendo mi trabajo», resumió Iago González.
En la misma línea se movieron las palabras de Ángela Gonzalo, responsable de Estrategia Data de BBVA: «Habrá determinadas tareas concretas que podremos sustituir, pero creo que los humanos tenemos la capacidad de reinventarnos. Será nuestro segundo par de manos, nuestro asistente», resumió.
A pesar de que la tecnología avanza a pasos agigantados, los expertos también aseguraron que habrá que esperar para ver grandes cambios: «El responsable de Baidu —el Google chino— dijo hace unas semanas que quedaban diez años hasta que realmente la inteligencia artificial empiece a sustituir puestos de trabajo», sentenció Ravi Purswani, director de Tecnología de Netex Learning, quien avanzó que el siguiente paso en la evolución de este tipo de herramientas «tiene que ser necesariamente que la IA razone».
Potencial para las empresas
Si en algo coincidieron los tres es en que la inteligencia artificial tiene un gran potencial para la empresa. Y no solo para las más grandes, también para las pequeñas. «No hace falta tener proyectos gigantescos. Una de las claves de lo que ha traído consigo esta tecnología es que no es exclusiva para empresa grandes y ha democratizado mucho el acceso a la información, a utilizar herramientas avanzadas. De hecho, las startups están triunfando gracias a esa democratización de la tecnología, mientras que el oligopolio clásico sufre mucho a la hora de implantar todo esto porque no tiene ni la flexibilidad ni la agilidad que tienen estas empresas pequeñas», resumió Ravi Purswani.
Eso sí, implantar por implantar no debe ser la estrategia mayoritaria. «Primero hay que saber hacia dónde va la empresa, enfocarla. Porque muchas veces nos encontramos clientes que no lo tienen claro. Y cuando todo esté enfocado, empezamos a hacer trabajo de implantación en cada una de las áreas en las que lo necesitamos. Gran parte irá encaminada hacia la automatización de procesos. Porque si podemos hacer que las personas tengan más contacto con las otras personas, que es lo único que la IA no va a hacer, eso nos ayudará a ser mucho más eficientes», explica Iago González.
Ángela Gonzalo también puso en valor la importancia de que la inteligencia artificial no se configure como un departamento estanco dentro de la empresa, sino que trabaje al servicio del resto de las áreas del negocio: «Una área de data por sí sola no puede hacer la transformación, esto tiene que permear en todas las capas», explicó la experta, para a continuación ejemplificar cómo proceder con la experiencia del banco: «Nosotros hemos multiplicado por 15 los proyectos que estamos desarrollando con IA en cuatro años. En el 2020 había 60 iniciativas y ahora ya hay más de 900. Tenemos equipos multidisciplinares y unificamos diferentes perfiles que necesitamos para desarrollar productos de datos. Y esos equipos no trabajan de manera aislada, sino que están incluso sentados físicamente con las áreas de negocio que conocen las necesidades del cliente».
Capital humano
La responsable de Estrategia Data de BBVA en España también apostó por seguir poniendo en el centro al capital humano: «Puede facilitar determinadas tareas pero la relación del banco con los clientes es mucho más compleja que hacer procesos concretos. Para entenderlo mejor, está demostrado que la IA es mejor y da mejor resultado en análisis de imágenes de radiodiagnóstico y probablemente siga avanzando; pero la visión holística que tiene el médico del paciente es insustituible, así como la empatía emocional».
En cualquier caso, Gonzalo resaltó que esta tecnología abre un mundo de oportunidades enorme: «Trae capacidades muy potentes tanto para el ámbito profesional como para el personal. Está en nuestra mano decidir cómo las utilizamos, para qué las utilizamos y cómo nos formamos y nos reciclamos para adaptarnos».
Crear servicios que aporten más valor para los clientes
BBVA ya trabaja con la inteligencia artificial como una gran aliada. El objetivo que persiguen es capturar todas las oportunidades que ofrece el mercado y crear servicios que aporten más valor a sus clientes: «A través de algoritmos, somos capaces de detectar patrones anómalos en las finanzas de nuestros clientes y, por tanto, somos capaces de avisarles con tiempo», explicó ayer Ángela Gonzalo, responsable de Estrategia Data de BBVA en España. Esta experta asegura que, seis de cada diez clientes del banco ya utilizan este tipo de herramientas: «Nuestra aspiración es lograr tal nivel de personalización que cada cliente tenga su propia aplicación, tanto en la apariencia como en el contenido o la información». De hecho, la inteligencia artificial generativa que están ya incorporando permitirá interactuar con los canales digitales de una manera mucho más natural.
También apuestan por introducir factores de sostenibilidad. No en vano, a partir de los datos de transaccionalidad que tienen de las empresas que forman parte de su red de clientes y de otros datos de fuentes públicas son capaces de ofrecer a los gestores de pymes información detallada sobre cuál es la huella de carbono de una determinada empresa: «Así pueden tomar decisiones que les permitan avanzar y evolucionar hacia un futuro más sostenible», relató.
El BBVA invierte en España 1.000 millones de euros al año en innovación
Avanzar de la mano de las nuevas tecnologías puede dar un poco de respeto pero la realidad es que también puede ser una gran oportunidad para mejorar procesos y ofrecer a los clientes unas herramientas mucho más adaptadas a las necesidades de cada uno. Y esta es precisamente la máxima que lleva un tiempo aplicándose en todas las oficinas del BBVA. Tal y como explicó ayer Guadalupe Hernández, directora de la Territorial Noroeste del banco, el futuro evoluciona de una manera tremenda y la tecnología está tomando pasos agigantados: «BBVA es una empresa que dedica gran parte de su tiempo y de su capital a innovación y al estudio de lo que sucede en los mercados o en el resto de industrias. Trabajamos para ver cómo somos capaces de darle mejor servicio al conjunto de los clientes aprovechando esas oportunidades que nos da la evolución tecnológica que viene».
Las cifras así lo atestiguan. Hernández explicó que la entidad invierte al año unos 1.000 millones de euros en innovación, pero insistió en que, en todo este contexto, el capital humano siempre ha estado en la primera línea del banco: «Actualmente, en la inteligencia artificial están inmersas aproximadamente unas 5.500 personas del grupo BBVA», resumió.
Poner en valor
Pero si hay algo que ha abanderado BBVA es en poner al cliente como centro de todo. «Ese capital humano tiene como objetivo aprovechar todo esto para poder lograr un servicio diferenciado con los clientes. Queremos poder acompañarlos de una manera completamente distinta», resumió la experta.
Así, el banco tratar de aprovechar estas nuevas tecnologías para tener una visión global del cliente, de su estado exacto para así, con toda esta información, poder darle unas soluciones y un acompañamiento personalizado con el que ellos sean capaces de tomar mejores decisiones en todo momento.
«Hay una falta de educación general en lo que es la IA»
Apuesta por desarrollar una tecnología más verde y por una regulación en la que se ponga a las personas en el centro
M. Meizoso
La inteligencia artificial avanza a pasos agigantados, en gran parte impulsada por el enorme trabajo que realizan los investigadores en las universidades. Verónica Bolón es una de ellas. Profesora en el Departamento de Ciencias de la Computación y Tecnologías de la Información de la Facultad de Informática de la UDC e investigadora del CiTIC, ha sido recientemente galardonada con el Premio Nacional de Investigación.
—Una de las líneas de investigación en la que está trabajando tiene que ver con la inteligencia artificial (IA) más verde.
—Pensamos que la inteligencia artificial es algo etéreo y la mayoría de la gente no es consciente de que puede contaminar. Hay dos cuestiones importantes. Por una parte, es una gran herramienta para ayudar con problemas derivados de la sostenibilidad, del cambio climático, de la eficiencia energética... Pero al mismo tiempo, los últimos desarrollos, como los grandes modelos del lenguaje, consumen mucha energía y contaminan. Tenemos que empezar a trabajar también en hacer que la inteligencia artificial sea más verde y más sostenible per se.
—¿Qué es la inteligencia artificial y qué evolución tendrá?
—Es una disciplina científica que intenta emular el pensamiento, el razonamiento y el aprendizaje que hacemos las personas, pero por medio de máquinas. Aunque ahora está de moda, la disciplina como tal nace en 1956, por lo que ya tiene muchos años. De hecho, pasó por períodos en los que estaba de moda y se investigaba mucho, pero en estos casos había altas expectativas que no se cumplían y entonces se decidía congelar la financiación.
—Y si le preguntan por el futuro...
—Yo ya no me atrevo a hacer predicciones sobre el futuro porque si me hubiesen dicho dos meses antes de salir ChatGPT que tendríamos esa herramienta, habría dicho que era imposible. No es mi campo de especialización, pero había visto otros intentos de Chatbot y estaban a años luz. Ahora se habla mucho de la posibilidad de llegar a una inteligencia artificial general. Para entenderlo, hasta ahora la inteligencia artificial que tenemos es específica, sabe resolver muy bien un problema en particular, pero no es como la de las personas, que hacemos muchas cosas a la vez. Lo que se dice es que vamos a conseguir llegar precisamente a ese punto. De lo que no tengo dudas es de que ha llegado para quedarse.
—Hay cierto temor a que la IA deje de necesitar que las personas la controlemos.
—Eso me parece un poco apocalíptico. Está claro que ahora necesitamos regulación y en el centro de esa regulación tiene que estar la persona.
—La seguridad y la regulación es precisamente lo que más preocupa en este momento.
—Hay una falta de educación en la sociedad de lo que es la inteligencia artificial, lo que significa, lo que podemos esperar y las limitaciones que tiene. A mí me impactó mucho cuando leí que había gente que le pedía a ChatGPT dietas para adelgazar y se las creía. ChatGPT es un sistema que funciona muy bien, pero funciona soltando texto que tiene sentido a partir de un contexto. Te puede poner una dieta que la lees y tiene sentido, pero ChatGPT no es un nutricionista. Es una herramienta que hace un poco el trabajo sucio, pero tú eres responsable de todo lo que salga de ahí, tú lo tienes que supervisar y tienes que tener más cuidado que nunca en corroborar que todo lo que está ahí es veraz.
—¿Vamos hacia una inteligencia artificial más verde?
—Tenemos algoritmos que consumen mucho y lo que queremos es que consuman menos. ¿Cómo lo podemos hacer? Por ejemplo, acortando ese tiempo en el que están entrenando, que es cuando aprenden y es realmente lo que más consume. También haciendo que funcionen en dispositivos que consumen menos energía; así, en vez de necesitar 64 bits que tiene un ordenador convencional, pues puedan hacer los mismos cálculos con 16 bits.
—Habéis estado investigando en la explicabilidad de las recomendaciones en la hostelería.
—Un proyecto en el que trabajamos era el de desarrollar sistemas de recomendación que sean explicables y lo hemos probado sobre datos de TripAdvisor. No nos quedábamos en la mera recomendación de «a este usuario le puede gustar este restaurante», sino que intentábamos dar una explicación. Por ejemplo, a este usuario le gusta este restaurante porque tiene hijos y le gusta que haya tronas disponibles y un espacio para los niños. Hemos trabajado en sistemas que extraen de las opiniones cuáles son los puntos clave.