La madre de Pelé no sabe que su hijo ha fallecido

Pelé falleció el pasado 29 de diciembre acompañado de sus seres queridos a excepción de su madre. Y es que doña Celeste no está en pleno uso de sus facultades, motivo por el que no es consciente de lo que ha sucedido.

Según contaba Maria Lúcia do Nascimento, la hermana de Pelé, en ESPN: «Ella no lo sabe, hablamos, pero ella no lo sabe. Está bien, pero está en su propio mundo». «A veces le digo: ‘Dico (como llamaban a Pelé en su casa) está así, oremos por él, ¿vale, mamá?'. A veces abre los ojos, pero no está consciente», añadió sobre el estado de salud de su madre.

Doña Celeste, que cumplió semanas atrás 100 años, requiere ayuda constante de enfermeros y vigilancia diaria. En el año 2020 perdió a su hijo Zoca y, tras perder también a Pelé, solo tiene a Maria Lúcia.

El cortejo fúnebre pasó por la casa de la madre de Pelé

El cortejo fúnebre de Pelé, que acompañaron miles de personas en la ciudad de Santos, pasó por delante de la casa de la madre del astro brasileño, Doña Celeste, en el momento más emotivo de los funerales.

Familiares y amigos de Pelé vieron frente a sus ojos el féretro de O Rei desde el balcón de la residencia de Arantes, situada en el Canal 6 de Santos, donde se concentraron cientos de personas. Entre los parientes estaba la hermana de Pelé, Maria Lúcia, visiblemente emocionada.

Los vecinos de Santos ocuparon los dos lados del canal para homenajear a su mayor ídolo y dar condolencias a la familia con cánticos del club donde Pelé pasó la mayor parte de su carrera deportiva.

Al paso del camión de bomberos que transportó los restos mortales del exfutbolista brasileño, hubo una explosión de aplausos y vítores, con gritos de «Pelé, Pelé, Pelé» y «1.000 goles, 1.000 goles, 1.000 goles». Banderolas gigantes ondeaban a ambos lados de la calle.

Los familiares, desde el balcón, en silencio, aunque en algún momento terminaron por unirse a los cánticos de la enfervorecida afición santista. Luego entrelazaron las manos y rezaron mientras el camión pasaba justo por delante. El féretro iba escoltado por seis cadetes y dos bomberos.

«¡Viva o Rei!», gritaban unos desde la calle, mientras otros rezaban un Padre Nuestro, en medio de un calor sofocante.

En las ventanas de la casa de Arantes, los parientes y allegados colgaron una bandera de Brasil y otras dos con el rostro de Pelé. El portón de la residencia también estaba cubierto por una bandera nacional.

Finalmente Pelé fue enterrado este martes en el Memorial Necrópolis Ecuménica de Santos, en una ceremonia reservada a familiares y amigos próximos.

El antiguo delantero de la Canarinha, el único en ganar tres mundiales como jugador, descansa en el primer piso de este cementerio vertical con aspecto de un bloque de apartamentos de playa, considerado el más alto del mundo.

A la entrada del espacio donde se encuentran sus restos mortales, que fueron embalsamados, hay dos estatuas doradas de Pelé, idénticas, en las que aparece vestido de corto, de brazos cruzados, sonriente y con la pierna derecha sobre una pelota.

Pelé no abandonó Brasil hasta 1975 por el arroz con frijoles de su madre

Quienes dicen que Pelé no puede ser el mejor futbolista de la historia porque nunca jugó en Europa, no saben que si éste se mantuvo en Brasil hasta 1975 fue, en parte, por su madre. «Yo tenía mis razones: en pocas palabras, me encantaba el arroz con frijoles que hacía mi mamá, me sentía cómodo y feliz en mi país. Mi mamá y papá vivían a pocos metros de nuestra casa, la temperatura siempre era de 25 grados y la playa era estupenda», reconoció el delantero en su libro.

La figura de la madre de Pelé llegó a hacer que el brasileño dijera no a Santiago Bernabéu cuando en 1959 trató de ficharle para el Real Madrid. «Muchas gracias, presidente. Para mí es un honor que el Real Madrid se interese por mí, pero quiero continuar en el Santos, que es mi equipo desde niño, cerca de mis padres, en mi país», le dijo.