La Voz de Galicia

Que Aznar deje en paz a Aznar

España

Manuel Campo Vidal

24 Jul 2004. Actualizado a las 07:00 h.

Un grupo de periodistas admitía el otro día en Madrid que lo que más desearía en este momento es no tener que ocuparse casi todas las semanas del ex presidente del Gobierno José María Aznar . No es una obsesión de los periodistas, aunque alguno sí la tenga; no es exactamente voluntad persecutoria del Gobierno y de los partidos pequeños que tanto lo sufrieron, aunque a alguno le cueste disimular su ansia de revancha y albergue las peores intenciones. Algunos persiguen a Aznar, cierto, pero a la cabeza del pelotón figura el propio Aznar. Atención, porque son dos personajes con el mismo apellido: el Aznar ex presidente que tiene a organizarse la vida futura, y el Aznar al que le duele estar apartado de la política y que añora estar en el centro de la polémica. Ese es el peor perseguidor del ex presidente. Su otro yo. Y de paso incordia a Mariano Rajoy y al Partido Popular que necesita sosiego para reorganizarse. En el seminario de la FAES que preside, Aznar aprovechó para anunciar su «regreso» corrigiendo severamente la sensata política de Mariano Rajoy y cosechando por cierto un rechazo importante de la clase empresarial y financiera. Posteriormente, en cada escala de su periplo iberoamericano promocionando su libro superventas Ocho años en Moncloa , aprovecha el presidente para meterse en un jardín. Desde Colombia ha dicho que los papeles del Centro Nacional de Inteligencia que faltan los tiene él, en su condición de ex presidente y hasta Ana Botella ha tenido que salir a decir que ella no los ha visto por casa. Ojo porque esos papeles se le reclaman de momento parlamentariamente pero no es descartable que también se haga judicialmente. Desde México ha terciado en la triste polémica de quién pagó la medalla de oro concedida por el Congreso de los Estados Unidos. La ministra Ana Palacio ya admite ahora que fue Exteriores quien contrató los servicios por vía de urgencia y Zapatero ya ha dicho que no quiere pagar esos vicios. Por cierto que Bush hubiera podido tener el detalle de concederle esa medalla gratuitamente y no mediando la taquilla de un lobby washingtoniano. Otros asuntos Así que sólo si el Aznar que añora el poder deja de perseguir al Aznar ex presidente, podremos ocuparnos de otras cosas importantes que suceden en este país que son muchas y que van bastante más allá de los bolos del Consejo de Ministros por provincias, que han comenzado como es natural por León, y de la ya amortizada Comisión de Investigación del 11-M que tocó fondo con el show de Fungairiño y la furgoneta. Todavía el Partido Popular, que ya ha dicho que no se retirará de la Comisión lo que es un acierto, insiste en que comparezcan los confidentes. Es mal asunto ése porque a ver quién se presta a ser confidente de la policía en el futuro si termina dando ruedas de prensa como la Pantoja. Los confidentes y los infiltrados se juegan la vida y tratar de utilizarlos después como arma arrojadiza en la polémica parlamentaria es ahuyentarlos. Y son imprescindibles, como ha quedado claro ya en la Comisión. Descentralizar el Estado Muy importante, eso sí, ha sido la decisión del Gobierno de trasladar a Barcelona la sede estatal de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones. El revuelo en Madrid ha sido mayúsculo entre altos funcionarios y despachos de abogados y de tráfico de influencias, naturalmente. Revuelo en Madrid y cierta incredulidad todavía en Barcelona donde la satisfacción queda contenida hasta que se vea que esa decisión es una realidad. «Es lo más serio que hemos oído a un presidente de Gobierno español desde la Transición y ya veremos si se lo dejan hacer en Madrid», comenta a La Voz un empresario que confiesa su voto a Esquerra Republicana, Y añade: «Pero reconozco que no me creí lo de la retirada de las tropas de Irak y el tío lo anunció a las tres horas de ser presidente. Y lo hizo aún más rápido de lo anunciado». Estamos ante una decisión de gran calado que anuncia lo que va a pasar en esta legislatura: frente a la tendencia centrífuga de algunas autonomías en las que comparte gobierno algún partido independentista, la descentralización del Estado refuerza la presencia de España, en contra de lo que sostienen los damnificados, inevitables, de ese traslado. No es, como se ha analizado erróneamente, ceder transferencias a las autonomías, sino trasladar desde Madrid centros de decisión del Estado. Igual que en Alemania o que en Chile donde el Gobierno está en Santiago y el Parlamento en Valparaíso. Esa es la nueva política de Zapatero interpretada a la baja por algún periódico de derecha rancia como una concesión a Maragall . Es algo más profundo. La Voz está en condiciones de adelantar, después de hablar con un influyente ministro, que se anunciará próximamente el traslado de otra entidad estatal a Sevilla, casi con seguridad el Tribunal de Defensa de la Competencia. Y habrá más aunque no 17 traslados, uno por autonomía. Tampoco en Alemania hay una sede estatal por lander .


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