El eurocementerio de elefantes
España
Las candidaturas de los grandes partidos alimentan la imagen de la Eurocámara como refugio cómodo y bien pagado de figuras políticas agotadas a nivel nacional
25 May 2009. Actualizado a las 02:00 h.
Para ganarse el título de peor eurodiputado de la legislatura solo hay un secreto: no dar golpe. Eso es lo que ha hecho Umberto Bossi, actual ministro de la Reforma Federal en Italia y líder de la radical, nacionalista y xenófoba Liga Norte. Lleva casi treinta años en política, de los cuales ha pasado once en la Eurocámara, y fue titular de un escaño entre el 2004 y el 2008, hasta que Berlusconi lo rescató para su Gobierno. En esos cuatro años, Bossi solo cubrió 21 de las 229 plenos a los que debía asistir, no redactó ponencia, informe o propuesta alguna, y solo hizo una pregunta escrita a la Comisión Europea. No pegó clavo, pero eso no impidió que siguiera cobrando un sueldo mensual de 7.000 euros, que cargara al Parlamento sus viajes en primera entre Milán, Bruselas y Estrasburgo, y que percibiera las jugosas dietas y los emolumentos que se le asignaron para contratar asistentes y asesores.
El ejemplo
Quienes critican que la Eurocámara es un cementerio dorado para los elefantes de la política nacional exageran, porque, por fortuna, la mayoría no siguen el ejemplo de Bossi. Pero la ausencia de un sistema sancionador que castigue la vagancia de sus euroseñorías hace que la decisión de cumplir o no con su deber dependa exclusivamente de ellos. Los euroescaños son una buena salida para recolocar personalidades, pero cuando se abandona un poderoso ministerio con coche oficial y rueda de prensa diaria, o cuando se tiene la mirada puesta en la bandera nacional, y no en la europea, la tentación de echarse a dormir puede ser demasiado grande.
Delegación española
Durante la pasada legislatura, la representación española en la Eurocámara estuvo llena de antiguos altos cargos, tanto por parte del PP (Jaime Mayor Oreja, Cristóbal Montoro, Luisa Fernanda Rudi, Pilar del Castillo, Agustín Díaz de Mera, Alejo Vidal-Quadras) como del PSOE (Josep Borrell, Enrique Barón, Luis Yáñez, Raimon Obiols...). Ahora, las candidaturas de los grandes partidos han vuelto a repetir ese esquema: el PSOE les ha dado billete a Bruselas a los ex ministros Juan Fernando López Aguilar, que la encabeza, y a Magdalena Álvarez, que acaba de dejar el Ministerio de Fomento y va de número tres. También a Carmen Romero, que fue diputada por Cádiz y primera dama durante los Gobiernos de Felipe González. En el caso de PP, no repiten Rudi, Montoro y Del Castillo, pero se estrena Rosa Estarás.
Esos nombres contribuyen a alimentar el mito de los euroelefantes, aunque es injusto atribuirles a todos esa misma etiqueta, porque no todos se comportaron por igual.
El cabeza de lista del PP, Jaime Mayor Oreja, jefe de la delegación popular la pasada legislatura, combinó un aceptable porcentaje de asistencia a plenos (cubrió el 83%) con un nivel más modesto de trabajo escrito (cinco preguntas a la Comisión, tres informes de opinión y siete propuestas de resolución firmadas con otros eurodiputados).
Al contrario que su homólogo socialista, Enrique Barón, que ofreció un regular 75% de asistencia pero un grueso currículo redaccional: diecisiete informes, tres propuestas de resolución, y 34 preguntas escritas u orales con debate en el pleno. Barón no repetirá, como tampoco lo hará Josep Borrell, cabeza de lista en el 2004, que presidió la Eurocámara durante los primeros dos años y medio de la legislatura y que, a su regreso al gallinero del hemiciclo, recuperó unos niveles honrosos de trabajo parlamentario.
Uno de cada cuatro plenos
Hay de todo en la Eurocámara, y aunque en las filas españolas no se sientan paquidermos como Bossi, sí hay casos notables: Pilar del Castillo y su compañero Luis Herrero se perdieron uno de cada cuatro plenos, como Raimon Obiols y Francisca Pleguezuelos, del PSOE.
Ninguno aguanta la comparación con los eurodiputados gallegos, que, por norma general, salen bastante bien parados del examen. Como la socialista Rosa Miguélez, que tiene muy difícil repetir porque ha sido relegada de los puestos de salida de la candidatura del PSOE a pesar de su demostrada capacidad de trabajo: 95% de asistencia a plenos, 98 preguntas escritas, ocho propuestas de resolución, trece informes y 85 intervenciones en el pleno. Además, fue vicepresidenta de la Comisión de Pesca.
Récord
En ese foro también estaba el popular lucense Daniel Varela, que abandonó su escaño en la Eurocámara para sentarse en O Hórreo en marzo, y que en Bruselas dejó un 92% de presencia en los plenos, 23 intervenciones, cinco informes y propuestas de resolución y una cifra récord de 337 preguntas escritas.
Los números de los gallegos que sí repetirán (Antolín Sánchez Presedo por el PSOE y Carmen Fraga y Francisco Millán por el PP) también superan la media. Incluso tiene mérito la candidata del BNG, Ana Miranda, que sin ser eurodiputada gestionó más de setenta preguntas sobre asuntos gallegos que presentaron los diputados de CiU y del PNV, con quienes su formación compartió candidatura en el 2004.