La Voz de Galicia

España avanza entre broncas políticas

España

Manuel Campo Vidal

Los agrios enfrentamientos dialécticos son casi diarios y pasan por el caso Alakrana, el Sitel, la ley del aborto, la renovación del Constitucional y el Estatuto de Cataluña

29 Nov 2009. Actualizado a las 02:00 h.

Aún no estamos a mitad de legislatura y el país avanza a razón de broncas casi diarias, ni siquiera semanales, que ya sería preocupante. Tomen nota: martes, el Sitel; miércoles, Alakrana ; jueves, Cataluña y cuando pensábamos que ya había bastante, el cardenal Rouco , que acababa de nombrar obispo de San Sebastián al obispo Munilla asegurando bronca religiosa vasca por años, envió a su portavoz a decir que «aquellos diputados que voten la ley del aborto tendrán que confesarse y arrepentirse públicamente, o no podrán volver a comulgar». Como se ve, una versión muy particular de aquello de, «paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad».

¿Resistirá la opinión pública este ritmo desenfrenado de enfrentamientos dialécticos y tensión política? ¿Será así hasta el final de la legislatura? «El Partido Popular cree que la bronca le resulta rentable electoralmente y, al igual que en legislaturas anteriores, la bronca se instala en la vida política parece que para quedarse», teme José Blanco , vicesecretario general del PSOE. «Es que la legislatura, tal como va, no la aguanta Zapatero », coinciden varios portavoces en el PP. Puede ser, pero tampoco iba a aprobar los Presupuestos del Estado este año y ha sido que sí. Y no olviden a Eduardo Zaplana , que pronosticó desde el año uno de Zapatero que la legislatura se acababa y el que se acabó fue él.

El único consenso que se ha alcanzado entre los dos grandes partidos ha sido el nombre del presidente de RTVE, aunque para ello hayan tenido que meterse en el túnel del tiempo y reaparecer en los Gobiernos de UCD de 1980. Aún así, no se descarta que esta misma semana Zapatero y Rajoy se encuentren en un saloncito de las Cortes para acordar la renovación de dos magistrados del Tribunal Constitucional, taponando así el frente de desgaste ante algunas voces que lo tachan de ilegítimo porque un magistrado falleció y a otro ya le caducó el mandato.

La única ventaja de la superposición de broncas es que la una tapa a la otra. El martes se enfrentaron en el Congreso dos grandes espadas dialécticos a propósito del Sitel, el popular Esteban González Pons capaz de citar a Shakespeare en su intervención -inédito en las Cortes- y el socialista Antonio Hernando , capaz de rebuscar en el libro de sesiones del Senado de hace años hasta encontrar como el propio González Pons defendía argumentos opuestos a los esgrimidos ahora.

El miércoles, el duelo de las señoras, la vicepresidenta De la Vega y la portavoz Soraya Sáenz de Santamaría . Los periodistas parlamentarios lo dejaron en empate, aunque reconociendo la brillantez de la joven portavoz popular y el riesgo de que su propuesta de «usar la fuerza en otro caso Alakrana » se vuelva algún día contra ella o el futuro Gobierno de su partido. Imaginen esta crisis con muertos que, por cierto, estuvieron a punto de producirse.

Y el jueves, el editorial conjunto de doce diarios catalanes en defensa del Estatuto y la reacción feroz en horas y días siguientes de prensa mesetaria y personalidades como el ex presidente del alto Tribunal Manuel Jiménez de Parga -y ex catedrático de la Universidad de Barcelona-, asegurando que le recordaba «a los periódicos del Movimiento». Más leña.

Menos mal que ante todo esto la ciudadanía demuestra un poco más de sensatez que los intérpretes de la bronca en la política, la sociedad y la Iglesia. Nos quedamos con una reunión de empresarios catalanes del sector cárnico con el presidente Montilla , en Olot, en la que le pedían prudencia y calma porque su principal mercado es España y no están para bromas. «Incluso le pidieron menos exigencias de la Generalitat para rotular en catalán», asegura un asistente a la reunión.

De nuevo aparece la contraposición del país oficial y el país real. Una encuesta cuyos datos se conocieron este viernes asegura en Cataluña un ascenso del PSC precisamente por el tirón que le aporta Montilla, aunque gana Convergencia. «Ganaremos nosotros sin duda -dice un dirigente de la formación nacionalista-, siempre que sepamos encontrar el tono de respuesta a esta crisis. Si nos echamos al monte, Montilla ocupará el centro y renovará el Gobierno».


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