La policía tiene datos sobre otra fortuna de Bárcenas en Bermudas
España
La trama para blanquear el dinero la montó siendo gerente del PP
23 Jan 2013. Actualizado a las 14:31 h.
Los 22 millones de euros que Luis Bárcenas llegó a tener en Suiza no es todo su dinero. Quizás es solo la punta del iceberg, porque años antes de llegar a amasar esa fortuna en el país helvético, el exsenador compaginó la gerencia del PP con la creación de una compleja red blanqueo de capitales en paraísos fiscales americanos, en particular en las Islas Bermudas, uno de los territorios «no cooperantes» más opacos del planeta. La Policía tiene ya en su poder los datos sobre el origen de aquella complicada operación para supuestamente ocultar esa otra fortuna b fuera de Europa, pero aún faltan muchas piezas porque las autoridades de ese territorio en el Atlántico se niegan a facilitar información trascendente sobre este o sobre cualquier otro caso de blanqueo.
Los mandos de la Unidad contra la Delincuencia Económica y Fiscal (Udef) rechazan especular con la cantidad de dinero que Bárcenas ocultó en las islas, pero insisten en que nada tiene que ver con el dinero de Suiza y su posterior desvío a Argentina. La existencia de esta otra supuesta partida millonaria, de la que la Policía tenía sospechas desde 2009, se ha visto confirmada por las informaciones remitidas por Suiza y otros datos recabados por la Udef.
Bárcenas puso la primera piedra para esa gigantesca operación de blanqueo el 9 de junio del 2005, menos de un año y medio después de conseguir el aforamiento al ser designado senador por Cantabria y cuando Mariano Rajoy llevaba casi dos años al frente del PP. Ese día, a través de un testaferro, creó en Panamá City la empresa que iba a ser su pantalla en Suiza -y en las Bermudas-, la fundación Sinequanon, la misma que luego utilizaría para acumular buena parte de su fortuna en el país helvético y para desviar, cuando comenzó a ser investigado por Garzón, parte de ese dinero a la finca limonera en Argentina de su padrino en el PP, el también extesorero Ángel Sanchís.
Los agentes han descubierto que Bárcenas nombró como «primer miembro» de su fundación a una sociedad pantalla denominada Impala Limited. Creada en el 2001, es una turbia empresa radicada en Hamilton, la capital de Bermudas, y vieja conocida de la policía española, que siempre ha chocado con la negativa de las autoridades del archipiélago para indagar sobre ella.
Bárcenas fue todavía más allá en su intento por ocultar su dinero. Días después de crear Sinequanon, el 5 de julio del 2005, esa institución «aprobó» en un consejo ficticio abrir en el Dresdner Bank de Ginebra una cuenta conjunta a nombre de la fundación y de Impala. La cuenta, que se encuentra en la misma entidad en la que se ha hallado el rastro de los 22 millones, se abrió el 22 de julio de aquel año.
Fue en ese momento cuando el entonces senador puso en marcha una gran maquinaria para hacer difícil de rastrear el dinero que se iba a mover a Bermudas. Dio poderes a nada menos que diez personas para usar esa cuenta compartida: una canadiense, cuatro británicos, un ciudadano de Bahamas y cuatro nacionales de las Islas Bermudas. Sobre el papel todos ellos eran directivos de Impala, aunque todo apunta a que no eran más que testaferros. Aquella operación fue dirigida por la gestora del senador en el Dresdner, Aghate Stimoli.
Pero Bárcenas fue más allá. La propia fundación Sinequanon pasó a estar dirigida y representada por un bufete de conveniencia en Ginebra llamado Favona, que pretendía ocultar que realmente el tráfico de capitales con destino a Bermudas estaba siendo dirigido desde otro país off shore, Panamá. Hasta aquí los datos contrastados. Suiza dice que no sabe más de esta fortuna. Y ni las autoridades del país del centroamericano ni las del archipiélago británico han contestado a las comisiones rogatorias expedidas por la Justicia española. Pero la Policía tiene claro que Bárcenas no creó dos sociedades en sendos paraísos americanos para tener todo su dinero en Suiza y que hubo movimientos de millones de euros entre Panamá, Bermudas y la decena de testaferros.