Zapatero y Solbes: Dos memorias enfrentadas
España
Solbes acusa a Zapatero de haberle ninguneado y de desoír sus avisos sobre el déficit, mientras el expresidente le ignora en su libro y se justifica
01 Dec 2013. Actualizado a las 18:51 h.
Los dos libros tienen en común que sirven a sus autores para justificar sus decisiones durante la crisis y eludir al máximo sus responsabilidades. Pero los períodos que abarcan solo coinciden en algo más de 15 meses y de forma tangencial. El dilema, de José Luis Rodríguez Zapatero, parte de los recortes de mayo del 2010 con saltos hacia atrás, al 2008 y al 2009. Recuerdos, de Pedro Solbes, abarca sus 40 años de servicio público y termina con su salida del Gobierno el 7 de abril del 2009. El expresidente cita a Solbes en cinco ocasiones y de pasada. El libro de su vicepresidente económico está repleto de alusiones críticas a su jefe. Aunque lo ha negado, es un claro ajuste de cuentas.
¿Por qué no utilizaron la palabra «crisis»?
Ambos evitaron usarla cuando era ya un hecho incontestable. Zapatero no habló de crisis hasta julio del 2008 pese a que algunos de sus colaboradores, que no identifica, eran partidarios de que lo hubiera hecho antes. Lo califica de «error», pero lo minimiza al señalar que no afectó a su reacción. Solbes justifica que evitara hablar de crisis en su debate electoral con Pizarro por «prudencia» y dice que empleaba «desaceleración» porque era la opción que prefería Zapatero, que «rehuía las malas noticias incluso tras el período electoral».
¿Por qué se quedó Solbes en el Gobierno?
Considera que su «gran error» fue seguir de vicepresidente en el 2008, ya que las discrepancias que había tenido con Zapatero en la primera legislatura le habían demostrado que «su visión de la economía» era distinta. Revela que ya entonces pensó en dimitir. Su argumento para justificar que se quedara es que sabía que la situación iba a empeorar, aunque no creía que tanto, y podía ser útil en el Gobierno. Zapatero aduce que su compromiso con él era que continuara solo un año más.
¿Cómo veían ambos la crisis ?
La posición del vicepresidente era que resultaba esencial mantener el control de las cuentas públicas porque se corría el riesgo de perder la confianza de los inversores. Señala que el presidente defendía que solo con más gasto se recuperaría el crecimiento y se reequilibrarían las cuentas públicas. Discrepaba de que en una situación excepcional, en el 2009, hubiera margen para una especie de «barra libre fiscal». Zapatero esgrime que con una deuda pública por debajo del 36 % y ante la recesión, que llevaba consigo una fortísima destrucción de empleo, decidió responder con una «importante acción de estímulos fiscales». Se materializó en el Plan E, que dice contribuyó a la recuperación y generó empleo.
¿Hace autocrítica Zapatero ?
Muy poca. Aparte de no utilizar hasta muy tarde la palabra crisis, admite que no logró cambiar el modelo productivo basado en el ladrillo. Reconoce que mantener la desgravación fiscal para la adquisición de vivienda influyó en la creación de la burbuja inmobiliaria y que pensó en suprimirla en el 2006, pero no lo hizo porque «contaba con un amplísimo apoyo de los ciudadanos». Recuerda que dijo en el Parlamento que se arrepentía de no haber pinchado la burbuja, pero aun hoy afirma no saber cómo podría haberlo hecho. Sobre la crisis del sistema financiero, se limita a señalar que se ha preguntado muchas veces si debió adoptar una estrategia distinta. Constata que no pudo evitar contener la sangría del paro, pero señala que sin el Plan E y la inversión pública, que frenaron la destrucción de empleo, habría sido aún mayor.
¿De qué culpa Solbes a Zapatero ?
De muchas cosas. Afirma que durante sus cinco años en el cargo «en demasiadas ocasiones tuve la impresión de que estaba del lado de los ministros responsables de las políticas de gasto y no del mío». Dice que no tuvo ninguna influencia en el nombramiento del nuevo equipo de Zapatero en el 2008, con la entrada de su rival Miguel Sebastián en Industria, que al frente de la Oficina Económica había actuado como «alternativa» al Ministerio de Economía. Se queja de que, tras la victoria electoral del 2008, su opinión contaba cada vez menos, tras ser usado como cartel electoral para ganar credibilidad. No estuvo de acuerdo con la rebaja de 400 euros a todos los contribuyentes que el PSOE incluyó en su programa, pero la aceptó «a regañadientes». Tampoco con el Plan E, que dice abrió más la brecha con Zapatero. Argumenta que por «lealtad» tenía que apoyar medidas con las que no estaba de acuerdo. Llega a decir que para justificar su salida del Gobierno se alentó desde la Moncloa la tesis de su cansancio y su incapacidad para gestionar la crisis. Por su parte, Zapatero escribe: «el Ministerio de Economía actuaba de filtro último de idoneidad de las medidas. Además, ejercía una función de evaluación del coste de las iniciativas y, por tanto, de su viabilidad financiera». Solbes se había ido hacía un mes, pero deja claro cuál era su responsabilidad.
¿Entregó Solbes al presidente un documento con sus propuestas?
Solbes dice que a primeros de enero del 2009 le entregó un documento con sus propuestas para recortar el gasto. Zapatero le respondió que era « inaceptable» y que eso suponía dos huelgas generales. Ahí se produjo la ruptura total. El expresidente ha negado que recibiera ese papel. Según Solbes, si le hubiera hecho caso se habría ganado un año y el escenario habría sido distinto.