La Voz de Galicia

Los barones presionan para llevar a Susana Díaz al liderazgo del PSOE

España

Paula de las Heras
Rubalcaba, con Susana Díaz, en la conferencia política del PSOE de noviembre pasado.

Solo el voto de la militancia da oportunidades a Madina y otros aspirantes

01 Jun 2014. Actualizado a las 07:00 h.

Era la Navidad del 2011. El PSOE venía de encajar la más contundente derrota de su historia con Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato a la presidencia del Gobierno y el partido buscaba un referente. En aquel momento de desorientación, muchas miradas se dirigieron hacia el diputado vasco Eduardo Madina, de 35 años. También la de Susana Díaz, dos años mayor. Durante cuatro días, entre el 28 de diciembre y el 2 de enero, la entonces secretaria de Organización de los socialistas andaluces, llamó con insistencia al teléfono del número dos del grupo parlamentario, que había decidido desconectar unos días en Tánger, para tratar de convencerle de que diera el salto en el congreso federal que tendría lugar en Sevilla el primer fin de semana de febrero. «Tú eres el único candidato que garantiza la unidad, tienes que hacer una apuesta generacional; sé valiente», le decía. «Este tren no pasará otra vez». Carme Chacón y Alfredo Pérez Rubalcaba le habían dejado claro que si Madina presentaba su candidatura a la secretaría general, ellos darían un paso atrás. Ninguno de los dos despertaba gran entusiasmo en una formación que clamaba por la renovación.

Un liderazgo fuerte

Pero el argumento no fue suficiente para él. En aquel momento, no creía estar a la altura. Dos años y medio después, las cosas han cambiado. El PSOE vuelve a estar hecho unos zorros y el diputado vasco asegura tener un «proyecto de transformación histórica» para España. Pero los poderes fácticos de la formación han puesto su mirada en la hoy poderosa presidenta de la Junta de Andalucía. Con la excepción del asturiano Javier Fernández y del extremeño Guillermo Fernández Vara, curiosamente los únicos que resistieron el envite de las urnas en las elecciones del pasado domingo, todos los barones claman su nombre.

Argumentan que Díaz representa lo que el partido necesita y lo que no ha tenido durante estos dos años y medio: un liderazgo fuerte, un discurso potente y reconocible, capacidad para generar entusiasmo y habilidad para coser las heridas, como hizo en el fracturado PSOE andaluz. En su contra: no será fácil compatibilizar la presidencia del Gobierno autonómico con la secretaría general y no tiene un escaño en el Congreso para protagonizar los debates contra Mariano Rajoy.

La dirigente andaluza, un animal político nacido para mandar, según asegura quien la conoce, se ha labrado un perfil nacional desde que fue ungida por José Antonio Griñán como su sucesora. Solo ella y Javier Fernández tocan gobierno en una España teñida de azul-PP tras las autonómicas del 2011. Pero ella ejerce su autoridad en la comunidad autónoma más poblada y sobre la federación socialista más numerosa; lo que, en no pocas ocasiones, le ha permitido imponerse sobre Ferraz. Ahora bien, su siguiente paso no está tan claro como algunos pretenden.

La salida en tromba a favor de su designación, protagonizada el jueves por un nutrido grupo de barones, trataba de hacer su paso adelante inevitable. Pero en el PSOE andaluz llevan toda la semana diciendo que Susana Díaz daría el salto solo si se garantiza la unidad del partido. Y en el PSOE actual, pocos líderes regionales pueden garantizar que su federación les seguirá a pies juntillas. Eso sin contar con que, salvo sorpresa en la ejecutiva de mañana, el congreso extraordinario del 19 y 20 de julio no será un congreso al uso, ya que escuchará la voz de todos los militantes y eso lo hace algo más impredecible.

Una operación calculada

Madina ha ganado con este asunto una primera batalla. En su entorno sospechan que en realidad la operación para colocar a la presidenta de la Junta al frente del PSOE llevaba meses en marcha. Y, sea así o no en todos sus términos, sí es verdad que el mismo día en el que su antecesor, Griñán, anunció su intención de dar paso a savia nueva, el 27 de junio del 2013, en la federación andaluza ya se hablaba de una hoja de ruta diseñada para mantener las riendas en Andalucía y asaltar Ferraz. Díaz ha sacado pecho porque en su tierra el PSOE ha ganado al PP y los suyos la consideran ya legitimada.

El voto directo por el que peleó Madina, sabedor de que recogía un clamor de las bases en contra del que ningún dirigente osaría hablar en público, da una oportunidad a opciones distintas de las cocinadas en las cúpulas. Madina es aspirante seguro. Queda por ver si los que ya se preparaban para las primarias, como el diputado Pedro Sánchez y la exministra Carme Chacón, se lanzan. Quienes tienen responsabilidades orgánicas afirman, aun así, que si Susana Díaz da el sí su victoria está asegurada, con independencia del formato.


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