La Voz de Galicia

Unas primarias de secundarios

España

Ramón Gorriarán Colpisa

La elección para liderar el PSOE enfrenta, a diferencia de otros procesos, a candidatos casi desconocidos

12 Jul 2014. Actualizado a las 21:35 h.

Las confrontaciones en el PSOE han sido hasta ahora enfrentamientos entre pesos pesados. Así ocurrió en las primarias de 1998, cuando se enfrentaron dos exministros Joaquín Almunia, que además era secretario general, y Josep Borrell; en el congreso del partido del año 2000 midieron fuerzas un presidente autonómico, José Bono, una exministra, Matilde Fernández, un portavoz en el Congreso, José Luis Rodríguez Zapatero, y una dirigente como Rosa Díez con una conocida trayectoria. En esta ocasión, Pedro Sánchez, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias son dirigentes del segundo escalón socialista y hasta hace seis meses unos desconocidos, aunque el diputado vasco tenía cierta notoriedad por ser víctima de ETA y uno de los mimados por Zapatero

Esta circunstancia, apuntan los veteranos del PSOE, es una de las causas de que el proceso no haya despertado demasiado entusiasmo en la parroquia socialista. Las decantaciones públicas de dirigentes relevantes en favor de uno u otro candidato se pueden contar con los dedos de la mano. Una opinión bastante extendida en el cogollo del poder socialista -ejecutiva federal, barones autonómicos y diputados y senadores- es que el ganador va a ser efímero. Felipe González ha comentado en privado que existe el riesgo de que sea un líder fugaz. «El que gane va a guardar la viña hasta que llegue Susana Díaz», apunta un diputado con varias legislaturas a la espalda.

Se da la paradoja de que esta elección del secretario general del PSOE es histórica porque es la primera vez que la militancia vota, pero sus protagonistas no son «prima donnas» del partido. A diferencia de las primarias de abril de 1998, cuando dos pesos pesados compitieron por ser el candidato a presidente del Gobierno. La victoria cayó del lado de Borrell por más de 21.000 votos de ventaja sobre Almunia. Sin remontarse a la Segunda República, cuando los socialistas elegían a sus candidatos, y hasta sus cargos públicos, mediante el voto militante, el PSOE recuperó esa fórmula en 1997. La primera experiencia fue en Cataluña, en noviembre de ese año, pero la que tuvo más impacto fue la contienda de los socialistas vascos entre Nicolás Redondo Terreros y Rosa Díez en marzo de 1998 por la candidatura a lehendakari. Ganó el primero por apenas 400 votos. También hubo primarias en Madrid para elegir a los candidatos a la alcaldía y al gobierno regional, y ganaron Cristina Almeida y el exministro Fernando Morán. El congreso del 2000 La experiencia, sin embargo, no fue buena para el partido por la bicefalia entre Almunia y Borrell, una convivencia mal resuelta por ambas partes. Tras la derrota aplastante en las generales del 2000, el PSOE se encaminó por primera vez a un congreso con cuatro candidatos. No hubo primarias, pero los aspirantes hicieron campaña como si las hubiera.

Todo estaba preparado para la victoria de Bono, pero los delegados elegidos por la militancia ejercieron la libertad de voto y Zapatero, por nueve votos, se alzó con el triunfo.

El nuevo líder del PSOE no estimuló las primarias. No las hubo ni en el 2004 ni en el 2007 para elegir el candidato a presidente del Gobierno.

Hubo que aguardar hasta el 2010, cuando el declive socialista era evidente, para celebrar elecciones internas para las autonómicas y municipales.

La pugna más enconada se libró en Madrid, donde el líder regional, Tomás Gómez, se enfrentó a la exministra Trinidad Jiménez, respaldada por Zapatero y la dirección del PSOE. Pero Gómez venció por apenas 558 votos.

La generalización de las primarias fue planteada en el congreso del PSOE del 2012 en Sevilla. A pesar de los esfuerzos de muchos la idea fue derrotada y este sistema solo se aceptó para escoger al candidato a presidente del Gobierno. Pero la semilla estaba plantada y germinó en Galicia en agosto del 2013, cuando los afiliados designaron secretario general a José Ramón Gómez Besteiro. También en Andalucía se aplicó el sistema, pero nadie reunió los avales suficientes para competir con Susana Díaz.


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