Isabel Pantoja, la reina de la copla, cae en el fango
España
La cantante ya se despidió de su público y de su familia convencida de que su ingreso en prisión será inevitable
04 Nov 2014. Actualizado a las 10:40 h.
Intentó que su cara no transmitiese ninguna sensación, consciente de que todos los focos estaba puestos en ella. Su mirada estaba perdida y solo acertó a decir «Qué lástima, qué pena... No lo entiendo». Isabel Pantoja acababa de escuchar la sentencia que la condenaba a dos años por blanqueo de dinero en una derivada del caso Malaya, la mayor trama de corrupción municipal e inmobiliaria de la democracia, de la que ella fue protagonista al aprovecharse de la relación que mantuvo con el exalcalde de Marbella, Julián Muñoz, para «beneficiarse de las arcas públicas del ayuntamiento saqueadas, entre otros, por su pareja», según los argumentos del tribunal que la condenó.
Su alma gitana no la engañó. Desde el primer momento supo que iba a ir a la cárcel, como expresó a su círculo de íntimos. Quizá también asumió, como el tribunal, la gravedad de su conducta, a pesar de los esfuerzos de la tonadillera en servirse del atenuante hormonal para justificar su sancionable actuación. «Isabel padecía la enfermedad del amor y estaba lejos de toda capacidad crítica», llegaron a afirmar sus abogados durante la vista del caso. Y aunque, como es obvio, el argumento fue desestimado, si que es cierto que el amor ha marcado el devenir de la tonadillera... para lo bueno y lo malo.
La música siempre ha estado muy presente en la vida de Isabel Pantoja (Sevilla, 1956). Su padre había formado parte del grupo Los Gaditanos, famoso en la década de los cincuenta. Isabel empezó a colaborar ya desde muy pequeña con su progenitor, primero como bailarina y luego como cantante. Destacaba, y mucho. Tanto que nadie niega hoy que la voz de Isabel Pantoja es una de las mejores que se han dado en la copla en España. La tonadillera también tuvo un importante éxito de ventas. Su compañía le entregó 40 discos de platino por haber colocado en el mercado más de 17 millones de discos.
Isabel ya era una estrella cuando se casó con Francisco Rivera Paquirri, pero la trágica muerte del torero la convirtió en una figura mediática, encumbrada como la viuda de España por la prensa del corazón. Era 1984 y en los siguientes 30 años, la vida de la cantante y su familia fue siempre tema de interés público.
De la mano por el Rocío
Isabel Pantoja y Julián Muñoz se conocieron a finales del 2003. Él era, por entonces, el alcalde de Marbella, un cargo al que había llegado aupado por GIL, el Grupo Independiente Liberal que montó el que fuera presidente del Atlético de Madrid, Jesús Gil, para dar cabida a su ambición política y acceder a la alcaldía del municipio malagueño. Muñoz fue su alumno aventajado hasta que se produjo la ruptura total con su mentor. Muñoz se convirtió en una estrella mediática y lo fue todavía más cuando se hizo pública su relación con Isabel Pantoja. A ambos se les fotografió y grabó dándose besos y arrumacos en la feria del Rocío, a pesar de que Muñoz todavía estaba casado con Maite Zaldívar, también condenada por este caso.
La tonadillera vio por última vez a su expareja el 16 de abril del 2013, en la sala de la Audiencia Provincial de Málaga donde escuchó la sentencia que ha cambiado su vida y que le deja con pie y medio en la cárcel. Desde ese fatídico día, Isabel Pantoja ha vivido un calvario, «una cuenta atrás interminable», según su círculo más íntimo. En los últimos días se ha despedido de todos ellos, convencida de su ingreso en prisión. Lo hizo de su público en la localidad almeriense de Huércal-Overa, el pasado 19 de octubre, en el que ha sido su último concierto hasta la fecha, una cita a la que acudieron dos mil seguidores. «Venga lo que venga y que sea como Dios quiera, pero será con las botas puestas, eso seguro», arengó a sus fieles. También lo hizo de la familia en su finca malagueña de Cantora, donde permaneció recluida sin querer ver a nadie más que a sus hijos y sus nietos.