Golpe al corazón turístico de Barcelona
España
Las Ramblas son el paseo más célebre de la ciudad, que registra un tránsito diario de 213.000 vecinos y turistas
18 Aug 2017. Actualizado a las 07:24 h.
Ninguna calle como las Ramblas de Barcelona representa mejor el incremento desbocado que ha experimentado el turismo en los últimos años en la capital catalana. La antigua Rambla de las Flores, que otrora era la arteria favorita de los barceloneses, se ha convertido con el tiempo en terreno vedado para los habitantes de Barcelona por su condición de parque temático del turismo de masas. El catalán o el castellano ya no son los idiomas oficiales de esta vía. Las Ramblas, donde ayer se dejaron la vida 13 personas en un trágico atentado terrorista, son visitadas a diario por miles de turistas. Más que ninguna otra calle de Cataluña y del resto de España, al nivel de la madrileña Preciados, corazón de la capital de España, junto a la Puerta del Sol.
Un estudio de la propia asociación que vela por el cuidado de la vía, Amigos de las Ramblas, concluye que al año pasearon por la calle que une la plaza de Cataluña y el puerto de Barcelona unos 78 millones de personas, en torno a 213.000 diarias. De ellas, solo dos de cada diez son barcelonesas, lo que da una dimensión de la importancia de las Ramblas para el turismo local. No solo por la plaza de Cataluña, el mercado de la Boquería -reconocido por la prensa internacional como el mejor mercado del mundo-, el teatro del Liceo, la fuente de Canaletas -donde celebra la afición del Barça sus títulos-, sino también por la cantidad de locales de copas, restaurantes, tiendas y establecimientos comerciales.
Barcelona y las Ramblas están en cifras récord de visitantes. Nunca la capital catalana, que ingresó en la primera división de ciudades en el año 92 con los Juegos Olímpicos, ha estado tan de moda en el ámbito internacional como en la actualidad. De los 75 millones de turistas que visitaron España en el 2016, 17 millones pasaron por Cataluña y nueve millones por Barcelona. La mayoría de ellos pasean por las Ramblas, el epicentro del turismo, hasta la Sagrada Familia, que también era objetivo de los terroristas, según la documentación requisada hace un año a un presunto terrorista que planificaba un atentado en el templo de Gaudí.
De alguna manera, y viendo la macabra secuencia que siguen los terroristas entre las grandes capitales europeas, los barceloneses sentían que tarde o temprano la fatalidad podía cebarse con la ciudad condal, protagonista este verano en la prensa mundial por su éxito turístico y por los problemas que esta actividad está acarreando entre la ciudadanía. Las cifras podrían haber tocado techo tras el terrible atentado.
Zona de contrastes
En las Ramblas conviven hoteles de lujo con pensiones modestas, flagships de célebres cadenas de moda con establecimientos con solera como Casa Beethoven, el turista con el inmigrante, el mercado de la Boquería con cadenas de comida rápida y terrazas que cobran precios estratosféricos por un agua mineral o por una caña (cinco euros). Y también están los grandes iconos como el Gran Teatro del Liceo, los quioscos, los puestos de flores, la sede del Instituto de Cultura y, por supuesto, la vida de las calles adyacentes, para lo bueno, lo malo y lo regular. Es el paseo más célebre de Barcelona y precisamente está en proceso de transformación para replantear su uso con el objetivo de que los ciudadanos vuelvan a hacérsela suya. Sin duda, el atentado de ayer marcará para siempre el futuro de las Ramblas, más llenas de lo habitual estos días de agosto, cuando los barceloneses, los que pueden, aprovechan para coger vacaciones. Las Ramblas, y más en concreto la plaza de Cataluña, donde nace esta calle, son el centro neurálgico de Barcelona. Allí paran los autobuses de los turistas y son el primer lugar que pisan los miles de visitantes que llegan a Barcelona en los cruceros que hacen escala en el puerto barcelonés.
Parada obligatoria
No habrá una sola guía turística sobre Barcelona en la que no figuren las Ramblas en páginas destacadas. Con un nivel casi equiparable en popularidad a la Sagrada Familia, sus 1,2 kilómetros de recorrido peatonal hacen de las Ramblas parada obligatoria para todo foráneo que visite la capital catalana. Pero pese a la luz y el color que ofrece la estampa más difundida de la Rambla, existe también una cara B integrada por numerosos carteristas ávidos de turistas despistados, así como, de noche, un tramo más sórdido, más concentrado en la zona sur, donde las prostitutas ejercen su profesión. La variopinta población de las Ramblas, en los últimos años se había ampliado con la presencia de agentes de policía armados, precisamente fruto de las distintas alertas terroristas.
Las Ramblas y la plaza de Cataluña son un continuo hervidero de gente. La ciudad que no duerme se hace patente en esta zona de Barcelona, que ayer, tras el atentado, parecía una ciudad desierta.
Las redes se inundan de mensajes de apoyo
Tal y como ocurrió con los atentados yihadistas ocurridos en Mánchester, París o Londres, las redes sociales reaccionaron de inmediato cuando se conoció el alcance de la nueva acción terrorista. Las redes sociales se inundaron de mensajes de apoyo desde todas partes del mundo con los hashtags #PrayforBarcelona o #Barcelonaestamoscontigo, a los que se sumaron rostros conocidos de distintos sectores políticos, deportivos, empresariales, culturales y artísticos de todo el mundo.
Los atentados atacan zonas representativas de las grandes ciudades
Uno de los efectos secundarios de los atentados terroristas que han sacudido a las principales ciudades europeas en los últimos tres años ha sido el descenso del turismo. Capitales visitadas por millones de personas como París, Londres o Bruselas, han visto cómo se reducía el número de llegadas de visitantes tras sufrir los ataques y, por tanto, han perjudicado un sector económico con un peso cada vez mayor en el mundo.
De hecho, los yihadistas nunca han ocultado que los turistas son objetivo de sus acciones, como se ha demostrado en diversos ataques contra símbolos turísticos como los Campos Elíseos, el Puente de Londres o ayer Las Ramblas. Algo que se ha repetido también en destinos con gran afluencia de viajeros occidentales en países como Turquía, Egipto o Túnez.
Refugio
Precisamente España se había convertido en un destino refugio para millones de personas que consideraban inseguros los destinos golpeados por el terrorismo tanto en el norte de África como en países vecinos como Francia. En concreto, según la patronal turística Exceltur, España ha recibido unos 15 millones de turistas prestados desde el comienzo de las primaveras árabes en el 2011. La patronal considera que esta realidad internacional es una de las causas del auge que vive el sector en el país, al pasar de los 56 millones de visitantes registrados aquel año a superar los 75 millones el año pasado, con previsión de sobrepasar los 80 millones durante este ejercicio. Sin embargo, el atentado de Barcelona puede tener un impacto en el sector, como ha ocurrido en otros precedentes.
La actividad turística representa en España el 11 % del PIB y genera dos millones de empleos. Los visitantes dejaron en el país 77.000 millones el año pasado. La Ciudad Condal es uno de los principales referentes turísticos del país con cerca de 9 millones de viajeros. El peso del sector en Barcelona es una de las razones por las que Cataluña es la comunidad autónoma con más visitantes de toda España. La mayor parte, procedentes de Francia -algo lógico por la cercanía geográfica-, seguidos del Reino Unido.