La Voz de Galicia

Puigdemont burló a la policía que lo seguía en helicóptero al cambiar de coche en el interior de un túnel

España

c. reino Madrid / Colpisa

El colegio que le correspondía estaba tomado por la Guardia Civil

03 Oct 2017. Actualizado a las 05:00 h.

La jornada del referendo ilegal del 1-O vivió escenas propias de los filmes de espías. La secuencia más peliculera fue la que permitió a Carles Puigdemont votar. Esa era una de las fotos del día y el Gobierno central quería evitarla por tierra, mar y aire. Por ello, diseñó un dispositivo policial para tratar de impedir que el presidente de la Generalitat apareciera ante las televisiones de medio mundo depositando la papeleta en la urna.

La operación «votar cómo sea y dónde sea» arrancó cuando el servicio de seguridad de Puigdemont comprobó que no podría entrar al colegio que le había tocado en Sant Julià de Ramis (Gerona), tomado por la Guardia Civil. El presidente de la Generalitat cambió de plan y, amparándose en el censo universal que había decretado horas antes, buscó una alternativa. La solución fue ir a la localidad de Cornellá de Terri, también en Gerona, donde tienen la escuela sus hijas, pero necesitaba burlar al helicóptero de la Policía Nacional que seguía todos los movimientos de su coche oficial.

El equipo de seguridad del dirigente catalán encontró la solución en las películas de acción. En medio de un túnel, la comitiva presidencial paró el vehículo. Iban tres coches en fila: el del presidente y dos escoltas, uno por delante y otro por detrás. Puigdemont cambió de coche, y a la salida del túnel, el helicóptero siguió al turismo equivocado. Puigdemont cogió dirección al nuevo colegio electoral y pudo votar. No con la presencia mediática que esperaba, pero el objetivo estaba cumplido.

La urna, custodiada por el cura del pueblo

La historia de la urna en la que debía votar Carles Puigdemont también es de película, pero en este caso más bien de Berlanga. El párroco de Sant Julià de Ramis pasó semanas custodiándola en la parroquia del pueblo. Mientras la Guardia Civil rastreaba media comunidad para buscar el tesoro mejor guardado de Cataluña, el cura callaba porque sabía que la urna no podía estar en lugar más seguro.


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